“El formato del álbum está muerto”, dice Marto, y el silencio del resto hace creer que esa enunciación es compartida por todos. Quizás así sea. Lo cierto es que hoy ninguna banda independiente considera el álbum como una entrada de dinero real. Sin embargo, el formato físico es algo de lo que nadie parece despedirse. “Seguimos sacando discos porque está bueno”, dice Flavio. “Es más un fetiche que un negocio.”

La situación actual fuerza a las bandas a que usen su imaginación para hacer más atractivo y darle valor agregado al formato físico, ya sea haciendo tiradas hechas a mano o con un booklet con buenas fotos. De todos modos, la impresión que las bandas comparten es que los jóvenes se acercan cada vez menos a las tiendas de discos. “Quizás uno, por la edad que tiene, elige comprar un disco. Dice: ‘Esta banda me re cabe, voy a comprarme el disco’. Pero un borrego que escucha música ni se acerca a una disquería”, cuenta Marto. Para Ignacio, el formato físico resulta más un respaldo que algo que un grupo pueda necesitar: “Hay bandas que se hacen desde Internet. Por ahí está bueno por una cuestión de difusión. Porque además sacamos el disco y el primero que se lo compró, lo puso en Taringa! No pasa un mes y ya está en la nube”.