La XIV Eurocopa será la primera que se realiza en Europa del Este desde que la antigua Yugoslavia fuera sede en 1976. Los diversos problemas organizativos y de retraso en las obras para la remodelación de los estadios amenazaron con bajarle el pulgar a la realización del torneo en la sede de Ucrania. Incluso, un par de años atrás, Evhen Chervonenko, director del comité organizador ucraniano, sembró incertidumbre, mencionando que, aunque los estadios y aeropuertos estarían en condiciones, la falta de liquidez había congelado la construcción del 80 por ciento de los hoteles necesarios. Tras la dura advertencia del presidente de la UEFA, Michel Platini, sobre los elevados precios de los alojamientos en Ucrania, el país ha tratado de hacer cumplir su compromiso para que bajen, si bien siguen muy altos (mucho más que en Polonia). Para junio y julio, los hoteleros ucranianos multiplicaron varias veces sus tarifas, en un país con una gran escasez de infraestructura turística. El número de turistas esperados en Ucrania podría ser finalmente bastante menor al augurado en las previsiones iniciales, que apuntaban a unos 800 mil visitantes. Aunque la invasión de hinchas será de todos modos considerable.

Para colmo, el grupo feminista Femen protagonizó en el último tiempo protestas en lugares públicos mediante chicas que se quedan en topless para llamar la atención sobre los derechos de las mujeres, ya que temen que durante el campeonato se produzca un aumento de la prostitución en Ucrania, lo que ahondaría todavía más al país en el catalogamiento de destino de turismo sexual. Pero, yendo a lo estrictamente futbolístico, será para el seleccionado local su primera participación en el torneo desde su independencia en el ‘91. Las sedes son Kiev, Járkov, Donetsk y Lviv. Actualmente son varios los futbolistas argentinos que juegan en la Liga ucraniana, entre quienes está la legión del Metalist (Járkov) conformada por José Sosa, Sebastián Blanco, Jonathan Cristaldo, Juan Manuel Torres, Marco Torsiglieri y Cristian Villagra.