Hay proyectos culturales que arrancan con un análisis de mercado, con ingresos de flujos y capitales. Se habla, allí, de modelos de negocios. “¿Eh, ronda de negocios?, ¿qué es eso?”, se pregunta –ajeno– el Gato. El sello platense LAPTRA (que en sus filas tiene editados a pioneros como Javi Punga, extintos como Go-Neko! y futuros como Bestia Bebé) intenta, en esencia, ser contracultural pero,

a la sazón, divertirse. Y en su universo de letras, canciones y estéticas tienen un nivel de emotividad definido: hay un marco de acción. Una verdad: 107 Faunos y El Mató a un Policía Motorizado izaron bien alta la bandera de LAPTRA, encontrando un eco propio y armando, en concreto, las bases para la construcción del “sonido La Plata”, la Seattle criolla. “Somos un grupo de amigos que antes de estudiar al mercado preferimos escuchar mucha música”, clarifica Gato. Paso 1: intercambiar discos. Podrían haber sido críticos de rock, pero fueron músicos. Paso 2: debatir desde el fanatismo. Y ante ciertas cuestiones que impone el negocio (porque, como dice Félix, “son centavos, pero no deja de ser un negocio”), se ordenaron. Paso 3: no perder nunca el romanticismo ni el placer por la aventura. “En LAPTRA no tenemos un requerimiento mainstream”, agrega Migue.

No hay análisis de mercado, ni flujos, ni capitales: sólo la voluntad hercúlea de hacer, hacer y hacer. Catálogo y más

información en laptra.com.ar.