Dom 11.01.2015
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FAN › UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: PATRICIA PIETRAFESA Y “MOTHER EARTH”, DE CRASS

ESPERANZA Y FURIA

› Por Patricia Pietrafesa

Varios de los discos favoritos de mi vida los escuché todos juntos en el transcurso de dos semanas allá por mitad de los ’80. Lentamente hacía mi ingreso a la escena punk rock de Buenos Aires y me encontraba desesperada por conseguir música, cosa que no era nada fácil. La mayoría de las novedades venía en cassette grabado y regrabado de otros cassettes o vinilos que alguien había traído de un viaje o los intercambios que se lograban por correo. ¡La solidaridad hacía girar la información!

Por dos amigxs recibí casi al mismo tiempo, grabados, Damned Damned Damned de The Damned, Fresh Fruit for Rotting Vegetables de Dead Kennedys, Radio Ethiopia de Patti Smith, Dance with Me de TSOL, Damaged de Black Flag, London Calling de The Clash y, por último, Stations of the Crass, de Crass. Los escuchaba todo el tiempo, incluso cuando me iba a la cama, ponía un grabador tipo periodista bajo la almohada y daba vuelta las cintas hasta dormirme con esperanza y furia. ¡Esas eran las mejores canciones de cuna! Entendía muy poco de las letras que escupían estxs desquiciados, pero sonaba desgarrador.

El disco de mis días era Damaged y encima tenía una fotocopia con las letras: simples, directas, brutales, rebalsaban de testosterona, violencia y rollos de la edad de cuatro pibes en California que tal vez no tenían mucho que ver conmigo pero describían mis sensaciones perfectamente. Los riffs de la guitarra de Greg Ginn, la aceleración y los cortes enmarcaban la sonoridad perfecta para el apocalipsis personal.

Pero la canción clave es “Mother Earth” de Crass. Se trata del tema que abre el lp Stations of the Crass que, como no conocía demasiado a la banda, fue el cassette que más demoré en escuchar. El tema arranca con una mujer que parece describir un paisaje devastado, entra una guitarra ruidosa, luego el bajo de machaque irregular, la batería primitiva y la voz de Steve Ignorant se deshace a gritos: “Mother mother mother mother she‘s the anti mother mother is that you she is the anti mother mother is that youuuuuuuuuuuuuuuu”, dando paso a la banda disonante, cero de rock. Sigue la voz reclamándote todo, denunciando, pidiendo, anunciando el caos. De inmediato supe que era algo importante: rastreé el vinilo y pronto conseguí fotocopiar el arte y letras de los tres primeros discos de la banda anarco-punk inglesa. Crass enfrentaban de forma radical al sistema y al mismo punk-rock; escupían la furia inconformista y arengaban el movimiento de protesta pacífica pero activa. Criticaban la moda del exhibicionismo que se había extractado de la expresión punk y desafiaron al no future por medio de desesperados llamados a dejar la pasividad. El futuro era posible, pero era tu responsabilidad, no la de un ídolo rockero de apariencia desafiante. El mensaje te animaba a rechazar lo que no te conformara, a no unirte a estilos de vida con los que no estabas de acuerdo, a poner en marcha tus proyectos, a confiar en vos mismx para hacer las cosas distintas. Yo me sentí tan movilizada que me dediqué a difundir esta obra, por medio de cassettes regrabados y mi fanzine Resistencia. La canción “Mother Earth” me perforó el corazón, el cerebro, la piel, la sensibilidad sonora y me animó a formar mi primera banda: Sentimiento Incontrolable.

En eso estaba la noche del 7 de marzo de 1987 cuando divisé a Steve Ignorant en las penumbras del Parakultural –lleno total para ver a Todos Tus Muertos–. Me abalancé sobre él asustándolo un poco. Salí corriendo en búsqueda de Horacio Gamexane (qepd) y Fidel Nadal, guitarrista y cantante de TTM, también admiradores de Crass, pero ellos no me creyeron cuando les conté que el mismísimo frontman de nuestra banda favorita estaba en el lugar. Y menos cuando arrastré a Gamexane hasta donde había cruzado Steve pero ya no estaba, luego me enteré de que se había ido porque no veía la salida de emergencia. El cantante de Crass había venido a visitar a una amiga, yo lo busqué, lo encontré y lo llevé a la Biblioteca José Ingenieros, donde teníamos junto a otrxs punx un grupo de lecturas punk & anarkista y nos dimxs el gusto de una charla larga. Tiempo después supe que el que llevaba adelante la usina subversiva de la banda era el baterista, Penny Rimbaud. Lo que sea, mi corazón lleva una marca de la piña que me pegó “Mother Earth” y todo lo que (des)aprendí con Crass.

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