FAN › UN FOTóGRAFO ELIGE SU IMAGEN FAVORITA: RAúL FLORES Y FLOWERHEAD, DE WOLFGANG TILLMANS
› Por Raul Flores
La primera vez que vi esta imagen fue en Europa, hace unos tres años. El año pasado volví a cruzarme con ella en Chile. Y ahora que la tengo en un libro vuelvo a ella permanentemente. Cuando empiezo un proyecto, trato de ver la mayor cantidad de imágenes posibles que tengan relación con esa idea sobre la que quiero trabajar. Y esta foto tiene bastante que ver con algo en lo que estoy pensando en este momento.
Para mí, después de Blow Up podemos decir casi cualquier cosa de una foto. La película de Antonioni nos ayudó a ver una fotografía, a recorrerla entera. Para empezar, creo que ayudó a sacarle esa cosa “forense” que tenía para mucha gente la fotografía en su momento, eso de ser una especie de “prueba del delito”. Nos enseñó a ver una imagen como ésta, que no es necesariamente documental, que muestra un espacio perfectamente cotidiano pero que a la vez puede no haber existido, puede haber sido creado por alguien. Me gusta pensar en Tillmans creando esta imagen.
De hecho, algo que me gusta mucho de esta toma es pensar que podría haber sido hecha en Berlín o en el departamento de un amigo moderno de Buenos Aires. Botellas de agua mineral como floreros, flores en mal estado, todo sobre esa espantosa mesa de fórmica. Una mesa de fórmica que me recuerda a todos los departamentos en los que viví cuando estudiaba, departamentos equipados con cosas encontradas o regaladas por la familia.
Me gusta pensar que esta situación nunca ocurrió, y que formó parte de un guión que Tillmans escribió en una libreta, y que simplemente acomodó las flores para hacer una toma. Componiendo una naturaleza muerta o un bodegón totalmente clásico.
Este realismo que ha sido totalmente ficcionado me fascina, y es un tema en el que pienso mucho en este momento. La idea de que algo pueda ser visto como real, y a la vez como algo que fue inventado. La puesta en escena de una casa que nunca existió.
Como espectador podés creer o no las posibles historias que una obra dispara. Esta foto cada día me genera preguntas distintas, viendo, como en Blow Up, cada detalle de la imagen. Me pregunto, por ejemplo: ¿Por qué toma tan poca cerveza? ¿Por qué toma tanta agua mineral? ¿Tomará pastillas? Me imagino que por el tamaño de las flores vive en un barrio en el que se venden flores baratas. Me pregunto qué dice ese papel doblado: a veces me imagino que tiene anotada la idea para la foto y el plan para su producción: “comprar unos claveles, buscar un recipiente, comprar Blem para limpiar la mesa”. Pero lo que no me imagino son situaciones con personas alrededor de la mesa, y eso probablemente se deba a una deformación mía. Las únicas personas de la imagen son las que la crearon, y están ausentes. Y de alguna manera, les agradezco que hayan inventado esta escena, con sus flores feas y baratas, sus floreros de botellas, su papel enigmático y su horrenda mesa de fórmica, y que se hayan ido.
Flowerhead (2001)
Wolfgang Tillmans
El fotógrafo alemán Wolfgang Tillmans (nacido en 1968) vivió en Hamburgo hasta finales de los ‘80, un período en el que experimentó con la reproducción de imágenes sacadas de los periódicos (colecciona recortes desde su infancia), con fotocopias láser en blanco y negro, borrando superficies y jugando con las escalas de las copias, que presentaba en trípticos. Luego se instaló en Inglaterra, donde trabajó para algunas revistas de moda (como The Face y I+D) e introdujo en ese ámbito un estilo “pseudo documentalista” que responde al modelo de artistas como Nan Goldin, amantes del artificio y el diseño minucioso de sus trabajos. En esa obra, capturó imágenes de gente en fiestas y recitales y eventualmente se convirtió en el retratista de celebridades como Kate Moss, Damon Albarn y Moby.
En 1993 hizo la que considera su primera exposición, en Colonia, Alemania, presentando algunas de las fotos que había publicado en revistas junto a originales sin enmarcar, ni alinear, pegadas en las paredes, guiado por un concepto de “flexibilidad” y “des-jerarquización” de la obra fotográfica. A mediados de esa década, empezó a investigar las posibilidades de la abstracción y dejó de fotografiar personas.
En el 2006 ganó el Turner, el premio británico más prestigioso para el arte contemporáneo.
El mismo año de Flowerhead, Tillmans produjo una serie de naturalezas muertas en Nueva York, en Los Angeles, en Tel Aviv, que comparten con aquélla varios rasgos principales, entre ellos la ausencia de gente, el trabajo intensivo sobre la luz, el tipo de objetos representados. “Mi trabajo no tiene por qué ser nostálgico”, ha dicho el fotógrafo en una entrevista reciente. “Me encuentro que con sólo observar podemos sacar conclusiones acerca de cómo vemos las cosas hoy.”
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