FAN › UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: MARCELO “CUINO” SCORNIK Y “QUE VES EL CIELO” DE INVISIBLE
› Por Marcelo Scornik
Siempre hago la misma salvedad, más en este caso que se trata de algo tan temerario como tener que elegir una canción: hay un único rubro en el que se pudo elegir uno sin temor a equivocarse, y es el fútbol. Mientras jugó Diego Armando Maradona, fue la única vez que se pudo elegir a uno sólo para toda la eternidad. No hay una canción que se diferencie con la misma nitidez con la que Maradona se diferenció de todos los demás jugadores. No existe. En realidad, existen las canciones que a uno le gustan. Pero no hay una que me guste tanto más que muchas otras, como me gustaba Maradona adentro de una cancha. Y eso que soy fanático de River, o sea que lo padecí cuando estuvo en Boca. Messi es un muy buen jugador, pero no tiene la culpa que se haya puesto toda la carne al asador tan rápido. “Es el nuevo Maradona”, dicen. Si realmente lo fuera, jugaría igual en la Selección Argentina que en el Barcelona, más allá de que juegue en una posición distinta y no los tenga a Iniesta y a Xavi al lado. Maradona jugaba igual en la Selección Argentina que en el Napoli o en el Barcelona, hasta que lo partieron en pedazos.
Además, lo de elegir una canción depende también de las ganas. Tomándonos la licencia del caso, para mí es algo que tiene cierta rotación, según el día. Aunque parezca extraño, puedo pasar mucho tiempo sin escuchar absolutamente nada. En esta fauna extraña de los músicos de rock, no es para nada raro. Pero hoy, mientras viajaba en taxi, me puse a pensar qué canción elegiría. Y enseguida supe que hoy sería “Que ves el cielo”, de Spinetta, que está en el disco El jardín de los presentes de Invisible. Es un tema que anotaría en mi lista top de los que más me gustan, pero no todos los días lo elegiría. Me gusta mucho pasárselo a alguien por messenger: a las chicas les encanta, es seductor.
No lo tocó en Vélez. Con esa canción hubiera alcanzado para que fuera una noche perfecta. Y eso que hubo una parte bastante larga, donde se desarrollaron las épocas de Spinetta que menos me gustaron... Lo de Almendra fue genial: cantó muy bien Emilio Del Guercio.
Me acuerdo perfectamente cuando escuché por primera vez “Que ves el cielo”. Fue durante un verano, en febrero del ’76. Todavía no había salido el disco y lo pasaron en un lugar súper chiquito que había en Villa Gesell. No me acuerdo si era un bar o una carpita.
Siempre me pareció brutal la imagen de una pollera girando al viento. Impresionante. Me imagino mucho todo lo que pasa en esa canción: como si fuera una especie de espectador o, mejor, como si anduviera por ahí con una cámara subjetiva. Y me imagino que es una chica –porque si fuera un chabón con pollera me hubiera tirado la fantasía a la mierda– y, en la subjetiva, hay mucha gente alrededor, pero ella está como iluminada. Me pasa lo mismo cada vez que lo escucho. Y es buenísimo, porque ya no sé cuántos años de fidelidad llevo, pero la chica jamás tuvo una cara. Jamás. Puede ser que tenga algo de vuelo en el pelo pero, de la cara, nada.
La música de “Que ves el cielo” es tan linda, son esos acordes que siempre nos va a gustar escuchar. Hace muchos años, recuerdo haber oído a mi amigo Andrés Calamaro decir que, al final, lo que emociona de una canción es el acorde. Bueno, yo fui fan de grupos que cantaban en inglés sin entender absolutamente nada del idioma. Es más, todavía no llegué a entenderlo: hablo inglés porque soy un caradura. Me encantaban Led Zeppelin, Deep Purple, los Stones. Pero además de eso, me acuerdo de cuando la calle Corrientes estaba llena de disquerías, desde Callao hasta el Obelisco. Montones de veces me terminé comprando un disco por lo que alcanzaba a oír mientras caminaba cuatro pasos por el frente de la disquería. Me gustaba, entraba, preguntaba qué era y lo compraba. Después tenía que llegar a mi casa, poner el vinilo y empezar a pasarlo al derecho y al revés hasta encontrar la parte que había escuchado. Cuando descubría cuál era, había que volver a escucharlo y ver si me gustaba tanto como la primera vez. Recién después de todas esas etapas, podía tener la tranquilidad como para prestarle atención a la letra. Pero lo que me pasó con “Que ves el cielo” es que me encantaron de movida los acordes que, por cierto, no sabría decirte cuáles son.
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