SALí
› Por Sandra Martínez
Ariel estudió gastronomía, trabajó diez años en restaurantes, se cansó, abandonó la profesión, para culminar volviendo al ruedo, esta vez con un proyecto propio, Desde mi tierra. Un almacén que estaba a punto de cerrar a unas cuadras de su casa se convirtió en la oportunidad buscada, y con un poco de pintura y luz recuperó un local precioso en una esquina típica de Villa Urquiza. Ariel mantuvo el rubro sin concesiones fashion: sigue siendo un almacén donde los vecinos compran yerba, galletitas de agua y fiambres de calidad cuidada. Pero además regresó a los fuegos con el locro como caballito de batalla, vendiéndolo en las fiestas patrias. La buena recepción lo animó, hace un año y medio, a sumar tres mesitas, donde los sábados a la noche se arma un mini restaurante de cocina casera. En estas cenas el menú es fijo y suele arrancar con alguna empanada ($13, con sabores clásicos y alguno más jugado, como el de morcilla vasca con cebolla caramelizada). Para los principales, priman las preparaciones de olla, con guisos intensos, unas lentejas, un ragout de ternera al Malbec, y también aparece quizás el pastel de papa de receta familiar. El cierre más pedido es el arroz con leche. Todo, por una módica suma que ronda los $ 75, en una relación precio, calidad y abundancia que explica su popularidad en la zona.
Algunos prefieren unas copas de vino acompañadas con bruschettas de pan de campo casero con buen jamón crudo y tomates secos, o queso fresco y pesto ($ 58 más el vino) o las tablitas de quesos para dos ($ 150 con vino, cerveza o gaseosa). Y, al mediodía, se pueden llevar muy buenos sándwiches recién preparados (desde $ 30). Pero el locro, claro, sigue siendo el fuerte. El último 1 de mayo batió su record, vendiendo 80 porciones. Ahora, una pequeña pizarra tienta desde la vidriera con la larga lista de ingredientes que utiliza: calabaza, panceta, chorizo colorado, ternera, maíz, porotos, mondongo, cuerito, cúrcuma y más. Una promesa de felicidad albiceleste.
Desde mi tierra queda en Echeverría 5699. Teléfono: 4523-9371. Horario de atención: almacén, lunes a sábado de 9 a 13 y de 17.30 a 20.30; restaurante, sábados de 17.30 a 24.00.
Creado como punto de reunión para la crema y nata de la política argentina, El Club del Progreso fue durante décadas el terreno donde rivales ideológicos debatían con pasión el futuro de la patria. En sus salones se realizó la primera Feria del Libro, se celebró el genio de Lola Mora, se veló a Leandro N. Alem. Diecisiete presidentes constitucionales fueron socios de esta institución que es, indudablemente, un pedazo de historia argentina, abierta al público en todo su esplendor arquitectónico gracias a su restaurante, que desde hace ya más de un año renovó concesionario, ofreciendo un menú de raigambre bien porteña. No es casual que su entrada más famosa sea el excelente dúo de empanadas caseras de carne, que se sirve acompañado por varias cazuelitas para sumar sabores regionales a gusto: papa al estilo salteño, el huevo las transforma en santiagueñas, aceitunas como las mendocinas o con pasas, a la cordobesa ($ 68). También reclaman con orgullo que este espacio es uno de los orígenes míticos del Revuelto Gramajo, que aquí se prepara con arvejas y morrón ($ 120).
La nueva administración del restaurante aprovechó el amplio jardín de la propiedad, donde un gomero centenario extiende sus ramas, y reinauguró la parrilla. Allí, protegidos del clima durante todo el año gracias a los gazebos climatizados, se pueden disfrutar carnes argentinas asadas en su punto justo además de especialidades del horno de barro: la picaña de novillo ($ 350) el costillar ($ 600 para dos) y sigue vigente el famoso Cochinillo del Progreso (desde $ 850).
En mayo, refuerzan su alma criolla con un locro de la casa ($160). Como postre, arroz con leche en moderna versión mousse, con leche de nueces y confitura de frutos rojos ($ 90). Además, acaban de incorporar una interesante filosofía anti-celular, y aquellos clientes que aceptan dejar el suyo en la entrada acceden a un 15 por ciento de descuento en la cuenta. Una excusa más para desconectarse e internarse en la historia nacional.
El Club del Progreso queda en Sarmiento 1334. Teléfono: 4372-3380. Horario de atención: lunes a sábados de 8 a 24. Estacionamiento sin cargo en Sarmiento 1358.
Comparada con la rica arquitectura de la famosa Galería Güemes, la Galería Boston pasa desapercibida. Sobria en sus locales y en sus pisos de mármol, con cierta laberíntica complejidad en sus escaleras y recovecos, la Boston no tendrá el lujo de cúpulas, vitreaux y molduras doradas de su vecina, pero esconde en sus profundidades uno de los secretos gastronómicos del Microcentro. En el local 61, bien al fondo, se encuentra La cocina, donde según sus mayores fanáticos se encuentran las mejores empanadas catamarqueñas de la Capital Federal. Sin concesiones para el cambalache moderno, ofrecen siete variedades: carne suave y picante (sin pasarse con el picor), queso y cebolla, choclo, pollo, ricota y jamón. Pero la más pedida es la pikachu, con una mezcla secreta de tres quesos, cebolla, bien picante y algo dulce (esta sí, para valientes). Todos los rellenos son sabrosos y abundantes y la masa es una delicia casera ($ 18).
A un lado se anexa una cafetería, que abrieron para complementar la oferta durante el verano. Pero la fama, que no deja de crecer desde hace 40 años, pertenece al mínimo local donde bajo el comando de Rodolfo, el dueño, se despacha con rapidez y una buena onda que no se ve perturbada ni siquiera en los mediodías de invierno, cuando el otro plato estrella de la casa atrae una larga fila de oficinistas. Su locro ($ 50) lleva los mejores ingredientes clásicos y se sirve con una galleta marinera, salsita picante a base de grasa “freita”, ají y pimentón, más un poco de queso, el original “toque gringo” que la familia sueca de Rodolfo aportó a la tradición catamarqueña.
El local de la Galería Boston no abre los feriados, pero el 25 de mayo se puede pasar por su otra sucursal, ubicada en Pueyrredón y Arenales, donde muchos habitués llegarán temprano portando cacerolas para llevarse varias porciones de locro. Rodolfo asegura con firmeza que el suyo es el mejor locro de Buenos Aires. Habrá que comprobarlo.
La Cocina queda en Florida 142. Teléfono: 4326-2641. Horario de atención: lunes a viernes de 12 a 16.
Fotos: Pablo Mehanna
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