SALí
› Por Rodolfo Reich
Clásico plato callejero del Medio Oriente, internacionalizado por las intensas olas migratorias de las últimas décadas, el shawarma ya es un sabor conocido para los porteños. Pero cantidad no siempre equivale a calidad. Por eso, vale la pena conocer la flamante Casa Armenia.
“Vivo acá hace doce años”, cuenta Edita, de nacionalidad armenia pero que vivió y estudió en Rusia, y que hoy tiene en Argentina su propia marca de alta costura, Edi Diani. “Hace dos años vino mi mamá, una gran cocinera, que tenía un lugar de comidas en Moscú. Y decidimos armarle este espacio para que siga trabajando aquí”, explica.
El local de Casa Armenia es amplio, pensado para el take away, salvo por un par de mesas en la vereda. Dentro, se ofrecen algunas delis orientales envasadas, unos pocos vinos y especias, pero el atractivo principal es la cocina casera, que deambula por sabores armenios y suma platos rusos, del Líbano y más países de la región. Entre ellos, el shawarma ($75), que preparan, como en otros lugares, a base de bola de lomo condimentada y cocinada en los típicos spiedos verticales (también hay de pollo). Pero su particularidad única es que acá lo envuelven en un pan lavash (el pan armenio por excelencia, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad según la Unesco), una suerte de tortilla muy fina, flexible y de gran diámetro, que preparan a la piedra. Dentro del lavash va la carne, luego suman verduras y salsas a elección, envuelven todo como un roll y lo colocan en un grill eléctrico para dale una textura crujiente.
Quien prefiera una especialidad armenia puede optar por el shish kebab ($95), una brochette de carne picada (o pollo), que cocinan en el momento sobre una parrilla a las brasas, y que luego va en el mismo lavash. Una delicia. Y muchas más opciones: lehmeyun ($25), shashlik, falafel frito en el momento ($65), sarma, fatay, humus, babaganush y varios etcéteras.
Casa Armenia: una casa atendida por armenios y libanenses, que ofrece sabores honestos y caseros a precios amigables.
Casa Armenia queda en Honduras 5867. Teléfono: 4771-0044. Horario de atención: lunes a sábados, de 11 a 22.
Dicen los números que la comunidad coreana en Argentina suma unos 30.000 integrantes, de los cuales 15.000 viven en el Bajo Flores, alrededor de la calle Carabobo. Es el llamado barrio coreano, donde los carteles están escrito en letras del alfabeto hangul. Y, como sucede con los barrios “étnicos” en buena parte del mundo, uno de sus principales atractivos turísticos es la gastronomía, secreto a voces entre los que buscan sabores intensos y experiencias renovadoras.
Hasta hace apenas un par de años, ir a comer al barrio coreano exigía investigación previa: muchos de sus restaurantes estaban ocultos detrás de puertas anónimas, destinados a un uso casi exclusivo de la propia colectividad coreana. Ahora, una nueva generación de lugares abre a la calle con amplias vidrieras, menúes bilingües y camareros que explican y recomiendan sus platos. Entre ellos, está Casa Feliz, dedicado a una cocina casera, en un ambiente luminoso y moderno.
El menú muestra fotos de cada uno de los platos, gran ayuda a la hora de elegir entre tantas recetas desconocidas. El guisado de fideos con marisco ($170) es uno de los puntos altos de Casa Feliz: una suerte de sopa con fideos de trigo, almejas, camarones y calamares, de color rojizo y sabor intenso, que se sirve junto con una tijera para cortar los fideos y facilitar así comerlos con los palillos metálicos. Más suave y turista friendly son las empanadas de cerdo y verdura ($140), hechas al vapor y terminadas a la plancha, de textura crujiente e ideales para mojar en salsa de soja. Si se va con niños, ellos estarán felices con las alitas de pollo rebozadas y fritas ($130), un clásico para comer con las manos. Y siempre es recomendable acompañar todo con un bowl de arroz blanco, compacto y aglutinado, elemento indispensable de la dieta coreana. Todo es abundante, porciones generosas que obligan a compartir. Lo ideal es ir en grupo, pedir varios platos al mismo tiempo, e ir de un sabor al otro, en un juego de contrastes y descubrimiento. Panza llena, corazón contento, dice el refrán. En Casa Feliz, panza feliz, retrucan desde aquí.
Casa Feliz queda en Carabobo 1537. Teléfono: 4633-8500. Horario de atención: todos los días de 11 a 22.
“Sólo durante el Super Bowl, en Estados Unidos comemos un millón de alitas de pollo”, cuenta Timmy, un clásico exponente de expat norteamericano. Timmy salió de Washington D.C. hace seis años y hace cuatro años está en Argentina. Aquí conoció a Justin, quien nació en Atlanta y proviene de una familia de Trinidad y Tobago, por lo que su español tiene ritmo caribeño. Entre ambos, dieron vida a Chicken Bros, especializado en las típicas alitas de pollo, pero que también incorpora desde platos tex-mex a reversiones de nems vietnamitas.
“Nadie hacía en Argentina las alitas de pollo como deben ser, con salsa ranch o queso azul, con apio y zanahoria”, cuenta Timmy. Así, desde la nostalgia, el 4 de julio pasado hicieron una gran fiesta en un galpón, con toro mecánico incluído y cientos de alitas de pollo. El éxito fue inmediato, y de allí comenzaron a deambular por ferias, festivales y caterings privados. El gran salto lo dieron hace unos meses, alquilando los días lunes el bar Magdalena’s Party (que ese día estaba cerrado), para una propuesta integral a cargo de estos “hermanos del pollo”.
El menú es simple, amigable, perfecto para el encuentro de amigos. Las alitas salen en combos de 10 o 20 unidades ($80/$150). Son fritas y luego bañadas en la salsa elegida (hay siete opciones, todas ciento por ciento caseras, de la picante Buffalo a una suave de BBQ con mostaza y miel, pasando por la de chile y lima). Deliciosas y adictivas. También ofrecen un volcán de queso y pollo ($120, son chips de tortilla con pollo desmenuzado cubiertas por tres quesos derretidos, tomate, verdeo y jalapeño), bombitas fritas de risotto ($60) y papas fritas con wasabi ($50), entre otros. Cada lunes suman especiales (por ejemplo, arrollados de masa frita rellenos de porotos negros, choclo, morrones, ajíes, pollo, queso y especias, a $70). Y esto se acompaña, sí o sí, con sendas pintas de cerveza artesanal ($60) o cócteles como una Margarita de frutilla y lima picante a $70.
Un lunes bien arriba, con buena música, ambiente bullicioso, idiomas cruzados y puro sabor yankee.
Chicken Bros está los lunes de 20 al cierre en Magdalena’s Party (Thames 1795). Para saber de su presencia en ferias o contratar el catering: Facebook/ChickenBros
Fotos: Pablo Mehanna
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