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Comer afuera, teatro, cine... Hmmmm. Hay veces que las salidas conspiran contra todo ánimo escapista. ¿Qué hacer? Para despabilar lectores y acaso confirmar que no hay como la noche porteña, Radar acerca un combo de ciclos temáticos listos para incendiar la rutina de cualquiera. Descubrir el Barracas más profundo, hacer catarsis en un desesperado bunker teatral, infiltrarse en un club de melómanos del vinilo o probar un gay day en la casa más refinada de Villa Crespo. A elegir el menú.
En medio de tanto mercadito de frutas de Piedras al fondo, Plasma es casi un piélago de modernidad arrebatado al corazón de Barracas. En lo que supo ser la antigua casa de papá, Nacho Perotti (músico y entrepreneur de sólo 21 años) ideó un peculiar club de encuentros que combina salas de ensayo, estudio de grabación (con miras al sello propio) y el living-bar más secreto y glamoroso de la zona. Si durante los sábados de octubre la apuesta fue a puro corazón (en el ciclo “Diástole-sístole”, diez jóvenes directores mostraron diez modos de filmar el amor), noviembre llega con “Perfume de mujer”. En total, cuatro veladas por donde desfilarán las más encantadoras doncellas locales con sus más irresistibles sets de poesía, imágenes y música no tan ligera.
En la idílica sala del primer piso –mesitas a puro design, confortables sillones y luces naranjas–, el sábado 5 Karina Maccio abrirá el perfumado ciclo con “El animal perfecto”, un set de poesía suelta compartido con Virginia Janza y Paola Ferrari. La ya consagrada Flopa presentará una versión acústica de Dulce fuerte grave y María Ezquiaga probará la delicadeza tan poco frecuente de las canciones de Rosal. El sábado 12, Lele Suárez volverá para susurrar el hipnótico repertorio de Ella; y el grupo Faldas adelantará las imágenes de su última acción pixelada. Poesía para abrir la noche del 19 y Andrea Alvarez con temas de ¿Dormís?; luego Laura Ciuffo, la modelo que también canta (y bien), con lo más íntimo de Hamacas al Río; y Bárbara Sarasola con sus nuevos cortos filmados en Salta. El sábado de cierre, Florencia Ruiz echará a Correr su tercer disco solista; y Beatriz Ramírez estrenará animaciones y cortometrajes. Además, onírica barra naranja donde conseguir los tragos, picadas y panes rellenos; estrellitas sorpresa, y djs para tirar al techo. A reservar mesa.
Sábados de noviembre a las 22 en Espacio
Plasma, Piedras 1856, 4307-9171. Entrada: $ 5.
POR C.S.
Al principio fueron las fiestas; explosivas, desbordantes y las primeras en dar abrigo allá por los albores del siglo a la comunidad gay, condenada a pulular triste y nómada por territorios siempre ajenos. Las fiestas fueron un “boom” (pronto se sucedieron las copias), lo gay fue moda y al club de “raritos” pronto se le asoció la más atenta cultura straight. Ahora, las chicas Brandon, pioneras en todo, montaron la casita propia. “Tocá timbre. Estamos abiertxs”, provoca una puerta rosa que interrumpe la calma pálida de una breve callecita de Villa Crespo.
Galería de arte, espacio de poesía y bicicletas, barra multicolor (donde atienden Sasha y los tragos más dulces), entrepiso y un inmenso living con sillones tan mullidos que da ganas de quedarse para siempre. Aún más arriba, un restó casi tradicional iluminado por ojos naranja y bandejas de djs. Tal el encantador marco para un sinfín de propuestas que van de miércoles a domingos. ¿Miércoles? Día de series. Una inmensa pantalla cae del techo y proyecta todo-lo-que-nos-gusta-a-nosotras (se encaprichan Lisa, Jorgelina y Mora): Queer as Folk, pero también La Mujer Maravilla, Invasión extraterrestre y La princesa Gina. Los jueves es día de “Casa abierta”: pantalla, bandejas, ojos y bocas a disposición de quienes tengan algo que mostrar. Los viernes son veladas acústicas; íntimas y a veces tan sorprendentes como la que regaló Ezequiel Borra, músico de Juana Molina. Sábados ciento por ciento electrónicos: pista de bases, justo en el límite de la armonía barrial. ¿Domingos? Lectura de poesía y proyecciones. Este mes, una exquisita selección de animé erótico para extasiar a yuris (chicas) y yaoi (chicos). Y, casi como para que no falte nada, Casa Brandon también da de comer. Delicias mediterráneas (aunque nunca falta un plato vegetariano), sandwiches y tapeo con más de 25 variedades de milanesitas de calabaza, mejillones y mini-brochettes. ¿De postre? Mousse de dulce de leche, brownie tibio o cheese cake con frutillas.
Elija el día (o la mejor excusa) y anímese al mejor gay-day en cartel.
De miércoles a domingos desde las 18 en Casa Brandon. Luis María Drago 236.
La cita es todos los jueves en una puerta pequeña sobre la calle Balcarce, pegada al petit restó Abril de San Telmo. Desde agosto, en Mitchell, funciona Phonorama: veladas que combinan presentaciones acústicas en formato reducido y sets de discos seleccionados por “no djs” especialmente invitados, prontos para desplegar una lista de temas poco comerciales y caprichosos que luego se publican en el blog del ciclo (phonorama.blogspot.com).
¿Reducto de melómanos? ¿Mera reunión de amigos? ¿Extraña cofradía de músicos, periodistas y sellos indie? Quizás. Phonorama remite inevitablemente al vinilo, a los viejos equipos phono que se conectaban a la bandeja o al tocadiscos. Esa pátina antigua es la fórmula adoptada para salir de la homogeneidad de la difusión tradicional, además de festejar y apadrinar la emergencia de bandas alternativas.
Por Phonorama ya circularon grupos y/o solistas como Coiffeur, Hamacas al Río, Los Alamos, Liza Casullo (Doris), Gori (Fantasmagoria), Techenko, Manza (Valle de Muñecas), entre otros. Mientras que para hacerse cargo de las bandejas ya fueron invitados (u obligados) los periodistas especializados –no djs– Martín Pérez, Pablo Plotkin y Mariano Valerio.
El mini-escenario tiene un decorado simpático: un fondo de letrero de neón que dice “Guarda polvos”, un telón rojo abierto de par en par y, bien al frente, el séquito de anónimos que prefiere el piso para aprovechar la cercanía.
Aunque las opciones gastronómicas no son el fuerte de Mitchell, siempre se puede conseguir algún sandwich (también en variante vegetariana) y, para satisfacción de algún goloso trasnochado, tentadores postres (crème caramele o eclaire) que llegan de un improvisado delivery del restó vecino. En lo que sí hay variedad es en materia de tragos: una lista casi infinita y un buen cóctel de mesas bajas, sillitas, sillones, puffs y barra donde testearlos a discreción.
Para agasajar el vínculo entre cine y música, durante todo noviembre Phonorama traerá a cineastas, periodistas y críticos de la nueva ola local. El jueves próximo llegará Ombú y el “no-dj” Rodrigo Moreno, director y guionista de El Descanso.
Todos los jueves a partir de las 22 en Mitchell, Balcarce 714. Gratis.
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