SALí
Pegadizos adornos para heladeras y demás
Por Julieta Goldman
Basta de heladeras aburridas, cargadas de imanes de diferentes deliveries o de servicios que pocas veces tienen uso. Como el imán es un objeto de entrega gratuita, es fácil de acumular y coleccionar; total, está incluido en cada pedido de pizza o empanadas. ¿No es mejor entonces nutrir las heladeras de colores alegres, de formas, letras, dibujos o frases? Pensando en eso, tres amigas, dos de ellas diseñadoras gráficas y una productora de medios, crearon Imanías, un emprendimiento donde conjugan diseño, color y humor, utilizando como soporte el imán. Con orígenes en una charla informal de chicas y a modo de broma, las tres socias empezaron a plasmar esta idea a principios de 2006 y desde entonces van paseando de feria en feria, despojándose de todo su stock en cada una de ellas. Ofrecen desde sets de cuarenta imanes diferentes y Mamushkas imantadas, pasando por los rompecabezas con tramas, sets de nenas para cambiarles el look, viboritas coloridas y un juego de sesenta piezas imantadas para hacer la lista del supermercado, muy útil para no olvidarse de nada al momento de ir a hacer las apuradas compras. Además hay un simpático set de ochenta y un letras para armar frases, poemas o quejas y un juego de círculos lisérgicos hipercoloridos que animan la heladera, o bien pueden causar mareo visual. Todo viene presentado en individuales bolsitas de PVC o cajas transparentes.
La propuesta es usar la imaginación y entretenerse, dándoles color a diferentes espacios muchas veces inútiles, no sólo la puerta de la heladera o alguna estructura imantada del hogar. Por estos días, todos los imanes están exhibidos en una auténtica heladera Siam, color celeste súper retro, ubicada en la feria de El Dorrego (Dorrego y Zapiola), todos los sábados y domingos hasta mediados de agosto. Los precios van desde los $ 10 hasta los $ 40, muy accesibles. Laura Ellenberg, Agustina Martínez y Marina Abramzon reciben visitas con gusto, y realizan imanes a medida para quien se atreva a diseñar el propio.
Más info: www.imanias.com
El infinito reino de los cepillos
Por Natali Schejtman
Recientemente mudado a Marcelo T. “El rey de los cepillos” supo llamar la atención en la calle Suipacha. Un local enteramente dedicado a los cepillos de todo tipo: limpiamuebles, de dientes, para tapizados, para libros, para platería, para sombreros, todos ellos amontonados en un espacio tremendamente copado por pelambre de caballo. De una variedad en verdad multiplicada, se sumerge Alicia, hija de Elena, la verdadera reina detrás del rey. La historia cuenta que su padre, Jaime, llegó de Polonia en el año 1910 con no mucho más que su oficio de cepillero. Al poco tiempo en Buenos Aires, puso un taller para enseñar la actividad, y fue viéndolo crecer de a poco. Elena trabajó desde los 15 años con su papá, hasta que se dedicó a criar a sus hijos. Pero después volvió, y le dio forma definitiva al negocio con un nombre pegadizo: “La idea fue de un publicista. En ese momento existían negocios como ‘El rey del mueble’. Pero en realidad, ‘el rey’ ¡era mujer!”, dice. El negocio vende cepillos artesanales, cosidos a mano, un modelo prácticamente en extinción, ya que, como dice Elena, “los cepilleros se fueron muriendo, y algunos hijos empezaron a dedicarse a otra cosa”. Entre los detalles que señala para un cepillo perfecto pone, en primer lugar, el riguroso trabajo del cosido a mano y la cerda de caballo, “la más resistente”, dice Elena. Tanto, acaso, como el negocio que comanda.
El rey de los cepillos queda en Marcelo T. de Alvear 811. Atiende de 10.30 a 19.
Un negocio dedicado exclusivamente a los cactus
POR N. S.
Lo que empezó siendo un hobby de coleccionistas para el DJ Carlos Alfonsín y Mela, el director artístico de FM Kabul, ahora tiene su output en un negocio a la calle: Tuscactus, un desfile de cactus y suculentas (esas plantas de hojas muy carnosas, entre las que se encuentra el multifacético aloe) de diferentes familias. Cada descripción que dan los dueños viene con una curiosidad de la mano, como el origen africano del aloe, causa de la invasión a Africa por parte de Alejandro Magno. Tuscactus también tiene una pequeña biblioteca de libros específicos, tres tipos de fungicidas, revistas de la Asociación Mexicana de Cactáceas y Suculentas, arenas de todos los grosores (de granos a piedras, que tienen una función decorativa y también evitan las malezas en la superficie de las macetas) y artesanías decorativas con tema cactus. El lugar, además, ofrece el servicio de paisajismo y hay planes de ampliarlo mucho más: “La idea es tener muchas cosas derivadas de los cactus, como mermeladas a partir de los frutos”, dice Alfonsín. Si en su caso el chiste se cae de maduro (¡un pinchadiscos fanático de los cactus!), los dos señalan que por ahora no tienen planes de mezclar sus actividades con este nuevo emprendimiento, aunque el DJ se tienta con lo visual: “Me gustaría proyectar imágenes cenitales de cactus durante el set”, dice, y posiciona un Echinopsis eyriesil para que se entienda más o menos cómo se vería. En principio, lo que ya sí hay alcanza y sobra para curiosos y fanáticos.
Tuscactus queda en Fitz Roy 1327. De martes a sábado de 11 a 20. www.tuscactus.com
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