Domingo, 10 de enero de 2010 | Hoy
SALí
Por Daniela Pasik
Portezuelo: restó a pasitos de la esquina favorita de nuestra fantasma más famosa.
En una esquina de Recoleta, un joven encuentra a una chica vestida de blanco. Llora desconsolada. El la invita a tomar algo y le presta su saco cuando tiene frío. Se enamora en el lapso de una noche. Al amanecer, ella corre hacia el cementerio. El muchacho la sigue hasta ver cómo la doncella se pierde entre las bóvedas y, finalmente, encuentra su saco sobre una tumba... con nombre de mujer. El galán enloquece. O se suicida. O ambos.
En 1942, Enrique Santos Discépolo llevó esta trama al cine bajo el literal título de Fantasmas en Buenos Aires con Pepe Arias y Zully Moreno. Pero en realidad la historia es un mito urbano. El actor Arturo García Buhr (tal vez lo recuerden de clásicos como Un guapo del 900 o Los muchachos de antes no usaban arsénico) juraba haber visto a la misteriosa chica una vez y, durante años, los jóvenes porteños evitaron seducir mujeres en Vicente López y Azcuénaga por temor a cruzarse con la dama de blanco.
A pasos de la misteriosa esquina está Portezuelo, un Resto & Wine Bar instalado en un antiguo conventillo que, si bien está reciclado con el estilo de los tradicionales pubs irlandeses, guarda un aire sepulcral. En el corazón de Recoleta y detrás del famoso cementerio, gran cantidad de turistas y locales se amuchan al ritmo que les proponga el DJ, que alterna entre funky, disco y house para amenizar los happy hours y cenas.
La carta es variada y se destacan los polpetines de lomo con salsa italiana, el salmón rosado con vegetales grillados, la gran milanesa porteña con huevos y papas fritas y la variedad de tapas y pizzas a la piedra. Se puede comer a todo lujo por $ 150, o sólo ir a tomar algo preparado para gastar arriba de $ 50. Exclusivas etiquetas de bodegas boutique y una de las mejores y más completas barras de la ciudad para olvidar, o recordar, que ahí a unos metros puede estar llorando la bonita y triste dama de blanco.
Portezuelo queda en Vicente López 2160 y está abierto de lunes a jueves de cuatro de la tarde a cinco de la madrugada y de viernes a domingo desde las 11 de la mañana. Reservas al 4806-9462
Museo Fernández Blanco: donde Girondo y Mujica Lainez aseguraban haber visto “algo”.
La barranca de Suipacha, entre Arroyo y Avenida del Libertador, estaría encantada. En el siglo XVII, en ese solar funcionaba una compañía importadora de esclavos. Hoy, aquellas víctimas serían almas en pena que aparecen por el Palacio Noel, residencia construida en 1920 donde funciona desde 1937 el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.
Siempre pasaron cosas raras en esa cuadra y, más aún, en la hermosa y escalofriante propiedad. Los testigos no son las malas lenguas, sino figuras de la política y la cultura mundial. En 1928, el entonces presidente de Estados Unidos Herbert Hoover fue alojado en la residencia y declaró haber escuchado lamentos durante la noche. Los miembros de su comitiva juraron haber visto una figura que paseaba cerca del aljibe. Corrían los años ’40 cuando el poeta Oliverio Girondo y su esposa, Norah Lange, que vivían en la casa de al lado, contaban anécdotas de presencias extrañas. Cuando iba Manuel Mujica Lainez, nunca quería quedarse solo. En enero de 1989, el Ballet Hispania de Graciela Ríos Sáiz ensayaba en el patio cuando apareció una figura femenina que de pronto se desvaneció. Muchos aseguran haber hablado con un fantasma que se describe como una joven de 17 años muerta de tuberculosis que vivió en el lugar cuando el terreno pertenecía a la parroquia del Socorro, a inicios del siglo XIX. Escalofrío de por medio, su existencia consta en actas. Se cree que en el museo habitan los espíritus de quienes fueron dueños de los objetos expuestos y se cuentan diversas historias, pero las autoridades prefieren enfocarse en la calidad de sus muestras, que también es innegable.
Durante enero y febrero se puede visitar la colección permanente, que cuenta con platería de Potosí, figuras jesuíticas y arte decorativo peruano entre otras maravillas que brindan un panorama de los ámbitos culturales sudamericanos. Los visitantes pueden disfrutar, además, de los amplios jardines. Si se animan.
El Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco queda en Suipacha 1422 y está abierto de martes a viernes de 14 a 19 hs. y los sábados, domingos y feriados desde las 11. Entrada general: $ 1. Jueves, gratis.
Instituto de Pensamiento Socialista Karl Marx: una biblioteca en la mansión embrujada.
Hay una mansión de dos pisos con una palmera en la entrada, sótano y nueve habitaciones, escondida en una calle oscura cerca de la plaza del Congreso. Muertos todos sus habitantes, a lo largo de 62 años, permaneció mucho tiempo vacía. Parece que se empeña en seguir así. Cerrada.
En 1930, una viuda compró el lugar en el que, cuando falleció, siguieron viviendo sus hijos: Elisa Galcerán, profundamente religiosa, y cinco varones que disfrutaban de su soltería y ponían en conflicto la moral de su hermana. Jóvenes, profesionales y exitosos, de pronto comenzaron a morir. Ella iba cerrando, después de cada entierro, una a una sus habitaciones.
La casa fue achicándose y vaciándose hasta que se clausuró el subsuelo, donde el último Galcerán solía encontrarse a escondidas con la mucama. Algunos dicen que Elisa los fue envenenando, pero ese secreto se lo llevó a la tumba en 1992. Desde entonces, los herederos tratan de vender la propiedad. Y no lo logran.
Durante los últimos 18 años, la casa estuvo cerrada todo el tiempo, salvo en dos ocasiones. En 1997 funcionó una escuela primaria que se llamaba, paradójicamente, Puertas Abiertas. El sereno jura haber visto fantasmas y dice que las puertas siempre se cerraban solas, violentamente. En 2005, el Partido de Trabajadores por el Socialismo (PTS) logró alquilarla —se dice que— muy por debajo de su valor para poner el Instituto de Pensamiento Socialista Karl Marx.
Ahora, en la casa de la palmera hay cursos y seminarios en donde fue el salón comedor; en la planta baja, un bar; en el sótano funciona la primera señal de televisión socialista online (www.tvpts.tv) y, en las habitaciones del primer piso está la biblioteca del Centro Trotsky, especializada en marxismo y ciencias sociales, que cuenta con una hemeroteca de periódicos y materiales de corrientes de izquierda a nivel mundial. La mansión está otra vez abierta. Y un fantasma la recorre.
El Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx queda en Riobamba 144 y la biblioteca abre al público todo el verano, de lunes a viernes de 18 a 21 hs.
Le Chateau Spa: relajación y bienestar en el castillo trágico.
Frente a las vías del tren que pasa por la estación Villa del Parque hay un castillo que acompaña al barrio desde 1911. Un magnate italiano le pidió al ingeniero Muñoz González que construyera un palacete de cinco pisos, con torreón y cúpula, decorado con gárgolas en las paredes. Los vecinos empezaron a decirle “el palacio de los bichos” y, aún hoy, se lo conoce así. Llama la atención desde lejos por su imponencia y, como si esto fuera poco, tiene una historia trágica que intenta mantenerse callada, pero no deja de salir a la luz.
El castillo fue el regalo de boda de Lucía, la única hija del millonario europeo, y ahí celebraron la fiesta. Fue un sueño. La felicidad y el lujo se podían respirar. Antes del amanecer, los invitados salieron a despedir al flamante matrimonio a la puerta, que cruzó las vías para subirse al carruaje que los llevaría a su luna de miel. La oscuridad les jugó una mala pasada y no vieron que se acercaba el tren. Los dos jóvenes murieron arrollados.
Al cumplirse el primer aniversario del accidente comenzaron a verse luces que se encendían en el interior vacío del palacete. También se oía música y, a veces, incluso gritos y lamentos. El padre de la novia decidió cerrar la mansión para siempre y así estuvo hasta 1990, cuando se loteó en departamentos que aún hoy funcionan. En la planta baja abrió un salón de fiestas que al poco tiempo fracasó, pero desde 1996 funciona Le Chateau Spa, uno de los primeros centros de spa urbanos en la Capital.
Delicadas habitaciones decoradas con pétalos de rosas, sala de relax y servicios innovadores como vinoterapia, cervezaterapia y chocoterapia: todo a la orden del cuidado estético, pero también para “reducir el stress que hoy en día las actividades habituales nos ocasionan”, avisan los dueños. Eso sí: si ven una parejita enamorada, sospechen. Y al salir, mucho cuidado cuando crucen las vías del tren.
Le Chateau Spa queda en Campana 3234 y está abierto de miércoles a sábado de 9 a 20 hs. Turnos: 4504-7360 / 4502-3457
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