SALí
› Por Sebastian Laffaye
I Love Arepa, con todo el sabor del Caribe
Buenos Aires se latinoamericaniza y la gastronomía no es ajena a este fenómeno: nuevos restaurantes para todos los bolsillos que acercan platos otrora imposibles de hallar por estos lares, a pesar de la cercanía geográfica. La reciente apertura de I Love Arepa en Congreso es una buena noticia para los amantes de la comida rápida colombiana por excelencia: las arepas. Jesús y su socio, dos jóvenes estudiantes instalados recientemente en Buenos Aires, cuentan que extrañaban este equivalente colombiano del pan, elaborado a partir de maíz y queso, que se tuesta a la plancha y se sirve relleno. Como en nuestro país el tipo de harina para las arepas no se consigue, realizan todo el proceso de manera artesanal: cocción, molienda y el moldeado final. Y son fieles a su tradición: a diferencia de las venezolanas, las arepas colombianas llevan queso, que les da una textura particular.
Las más simples van rellenas de jamón y queso ($ 12) y son ideales para un desayuno, mientras que la de carne desmechada, queso rallado y palta ($ 17) constituye un almuerzo en sí mismo. También hay opciones más contundentes, como la que lleva chorizo, frijoles, plátano y queso y otras de sabor caribeño que combinan palta y piña. La reducida carta también ofrece patacones, elaborados a partir de plátano verde frito, a razón de tres por porción ($ 15 a $ 17).
Pero como no sólo de arepa vive el hombre, también es posible optar por uno de los Calentaos ($ 28 a $ 32), suculentos platos en porciones aptas para compartir como el Paisa (frijoles, papa, chorizo, carne molida, arepas y huevo) o el Rolo (fideos, papa, carne, maíz y huevo). En ambos casos se trata de un salteado preparado sobre la plancha con todos los ingredientes revueltos, que se termina con hogado, un saltado de tomates y cebollas que acompaña buena parte de la gastronomía colombiana.
El lugar es pequeño y se llena luego de las 19. Poco a poco se ha vuelto popular en el barrio, con un público variado que va de estudiantes sudamericanos con poco presupuesto a viajeros alojados en los hostels del barrio, pasando por vecinos y visitantes varios. Todos, poco a poco, se asoman a esta comida rápida, rica y a precio amable para el bolsillo contemporáneo.
I Love Arepa queda en Rodríguez Peña 33. Teléfono:4381-1047. Horario de atención: todos los días de 8 a 23.30.
Sumaq, sánguches con personalidad
Cuenta la historia que por el siglo XIX la totalidad de los molinos harineros de Lima era propiedad de italianos. Y, de manera consecuente, también fueron los italianos los grandes panaderos que, con sus hoy desaparecidos hornos de leña, proveían a la ciudad. Así, la sanguchería se fue convirtiendo en una comida rápida muy popular en Perú, y actualmente es común encontrar en el país andino carritos que ofrecen panes rellenos de lechón, tanto en ferias gastronómicas como en los paseos más populares de cada ciudad.
Esquivando el ya conocido y repetido formato de cebiches y causas, la propuesta de Sumaq recupera esta tradición panadera, agregando una opción a las múltiples alternativas peruanas que ofrece Buenos Aires. Así, en la bajada de Av. Córdoba hacia Alem, en un local pequeño y algo rústico, es posible encontrar hoy excelentes sándwiches con rellenos originales y contundentes.
Los combos incluyen un sándwich a elección y papas fritas($ 58 con limonada y $ 50 con gaseosa), mientras que se pueden agregar salsas a gusto, como la de rocoto (picante) o la de huacatay (una hierba muy perfumada y personal, que se utiliza más que nada en la cocina andina). Pero lo interesante viene por el lado de los rellenos. El chicharrón (carré de cerdo marinado) se sirve tradicionalmente con batatas fritas en rodajas y cebollas moradas en pluma, mientras que el de asado criollo (peceto cocido en salsa, cortado en rodajas que se autodenominan como finas pero no lo son tanto), viene con lechuga, tomate y la siempre presente cebolla morada, bienvenida para refrescar la boca. También es posible optar por rellenos más familiares al paladar porteño, como pollo desmenuzado, pavo o lechón.
El pan, fundamental en todo sánguche que se precie, es un ingrediente al cual no siempre se le presta la debida atención. En Sumaq se elabora el típico pan peruano para estos menesteres, lo cual asegura que esté siempre fresco y crocante.
Con pocos meses desde su apertura, y en una zona de alta densidad de almuerzos, su éxito entre los oficinistas agrega una muy bienvenida opción a la ya múltiple paleta de posibilidades de la cocina latina en general y peruana en particular que se ofrece en Buenos Aires, centrándose en una de las arraigadas costumbres culinarias de los limeños: los siempre reconfortantes sánguches.
Sumaq queda en Av. Córdoba 380. Teléfono: 4313-5559.Horario de atención: lunes a viernes de 11 a 19.
Charo, de Bolivia con amor
La salteña es la versión boliviana de una de las comidas rápidas preferidas de los argentinos: la empanada. Pero si bien guarda similitudes, también mantiene sus diferencias. Diferencias que hacen que valga la pena salir en su búsqueda. En este caso, la masa se elabora con el agregado de azúcar y achiote (una especia de color rojizo utilizada como colorante en buena parte de América latina), lo cual además del obvio toque dulce le da una coloración anaranjada. El relleno, que tradicionalmente lleva papa, puede ser de carne o pollo (esta última es la más tradicional), con una consistencia similar al guiso. Tan similar que lleva grandes cantidades de jugo dentro, y se la suele comer haciendo primero un agujero en la masa, para luego “entrarle” con cuchara. Los desprevenidos, que la muerden como si fuese una empanada local, suelen terminar enchastrados por el abundante líquido.
Sobre la calle principal del cada vez más extenso mercado boliviano, a dos cuadras de la estación Liniers, se encuentra Charo, un espacioso local musicalizado por dos rocolas en las que suenan temas tropicales. Las salteñas ($ 6) vienen con picante suave que combina a la perfección con la masa dulce. Otra opción de comida rápida es el pollo a la broaster ($ 30), presas de pollo rebozadas en migas de pan y en fritura profunda, favorito entre los locales y apto para comer con las manos mientras se visita el mercado aledaño.
En Charo también se sirven otros platos tradicionales de Bolivia (entre $ 25 y $ 38) como el Pique macho, una enorme fuente de papas fritas y carne, coronada de cebolla fresca y tomates o el Fricasé de cerdo que lleva chuño (papa disecada) y maíz en un sofrito de ajo y ají amarillo.
Las sopas, siempre presentes en las alturas andinas, ocupan un lugar destacado en la alimentación cotidiana de los bolivianos. La de maní ($ 13) con papa, fideos, maní, un trozo de carne guisada y coronada de fritas, funciona perfectamente como un reconstitutivo almuerzo luego de una caminata invernal por el mercado. Charo ofrece así una comida honesta, en porciones abundantes y a precios populares (cerveza de litro a $ 20, gaseosa de litro y medio a $ 15). Valores y propuesta que colocan a este reducto como una elección perfecta para el paseo culinario del fin de semana.
Charo queda en José León Suárez 140.Horario de atención: lunes a jueves de 9 a 19. Viernes a domingo de 9 a 22.
Fotos: Pablo Mehanna
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