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› Por Martín Pérez
Paula Trama: desde Banfield, las canciones más queridas en castellano
“Cosmic Dancer” pasa a ser “Bailar bailar”, “Where Do You Sleep Last Night” se simplifica en “Ay, él”, y “I’ll Be Your Mirror” se convierte en “Seré tu ventana”. Aunque su disco debut aún está esperando ver la luz, Paula Trama ya está grabando un nuevo álbum con adaptaciones increíbles de sus temas preferidos. “Las letras ya están en holotemas.blogspot.com, y las canciones ya están sonando en vivo”, explica esta cantante y poeta oriunda de Banfield, que se animó a publicar gracias al hacelo-vos-mismo que descubrió en Belleza y Felicidad. Y comenzó a componer y dar a conocer sus canciones casi al mismo tiempo que internet comenzó a revelarse como el mejor lugar donde compartir música. Aunque en un principio se hizo conocida por su charango en las tertulias que suele visitar –una escena propia y casi secreta que incluye lugares como La Usina, El living sin cables o La Huella, donde está presentado los últimos viernes de cada mes–, Paula cuenta que volvió a enamorarse de la guitarra. “Es que el charango se rompió y empezó a sonar medio perdido”, aclara al tiempo que apunta que se lo escucha en varios temas del disco que está por salir, que grabó el año pasado junto a Diego Seoane. Entre sus canciones atrapa inmediatamente al escucha ocasional una titulada “Destino”, que en menos de dos minutos resume lo mejor de su música. “Escribo tu nombre en mi pared / Ah, no hay chances/ Te gustan los hombres”, canta Paula, desconcertando y acertando a la vez, rebeldía y encanto sin subrayar, ahí, presentes nomás, invitando al guitarrazo, el suspiro, la sonrisa, el baile y las palmas.
Paula Trama toca el domingo 19 en Espacio Sakura, Felipe Vallese 1646, a las 22 hs. Junto con Plan Austral, Experimental Christian Music, Gastón Caba, Violeta Castillo, y otros. myspace.com/paulatrama
Marina Fages: música y pintora, grabando y exponiendo
Según recuerda Marina Fages, la suya es una familia musical. Al menos, con sus hermanos y hermanas –recuerda– lavaban los platos y cantaban. Sus primeros discos fueron de Los Beatles y Hanson, y su primer ídolo Kurt Cobain, pero –antes que cantante– confiesa definirse como dibujante. Es que Marina parece hacer muchas cosas a la vez. En su site aparece una lista interminable de muestras de pinturas –El portal bonaerense se inauguró el pasado fin de semana en el Auditorium de Mar del Plata–, videos –de Riddim, Infierno 18–, tapas de discos –Shaila, No Lo Soporto–, animaciones y especialmente storyboards, su puesto oficial dentro de esa trituradora de talento que es la publicidad. “Es un trabajo corto y un poco estresante, pero que me permite encarar millones de cosas”, intenta explicar Marina, que participa no en uno, sino en dos grupos. Uno experimental llamado R353, y el otro El Tronador, con los mismos músicos –la mitad son de Mar del Plata– pero centrado en canciones. “Soy un avión cargado de bombas atómicas”, canta su delicada pero filosa voz en “Paraguay”, un tema que seguramente formará parte de debut que acaban de empezar a grabar en un estudio de Bernal. “Siempre hice canciones, pero me costaba grabar o salir a tocarlas”, confiesa Marina, que le debe el agite a la guitarra de Lucy Patané y el contrabajo de Martín Chac de Lasaletta. “Me gusta identificar a las personas que me marcan, permanecer a su lado y hacer cosas juntos”, cuenta Marina, chica múltiple, de lápiz nervioso, mundo en colores, y los brazos siempre llenos de canciones.
El Tronador toca el viernes 24 en Cosmiko, Calle 12, e/71 y 72, La Plata. A las 22. myspace.com/eltronadormarinafages.com.ar
Violeta Castillo: poemas y melodías del suburbio
Cuando era chica, Violeta Castillo quería ser bailarina. Hizo toda la secundaria en la Escuela Nacional de Danzas, lució puntas, malla negra, medias rosas y rodete. Pero, asegura, jamás en su vida se puso un tutú. Aunque nació en Caballito, su infancia fue en Chile, y fue al regresar –a los 7 años– que empezó el baile. Pero fue otro viaje, más adolescente, suburbano y repetido, el que la fue acercando hacia su verdadera vocación. “Mi ex novio es del Oeste, asi que empezamos a salir por allá –cuenta–. Hay mucha movida musical, fui conociendo gente y empecé a tomar clases de guitarra con Juanito El Cantor.” Los acontecimientos se precipitan en la vida de Violeta: un maestro lleva al otro, y se arma Castillo Violeta, grupo que supo sonar la zona y que, obviamente, se arma alrededor de canciones que comienza a componer en el tren, en el colectivo, caminando, ensayando. El grupo se disolvió al año, pero la música devino el nuevo destino de Violeta, convertida en solista, tocando seguido en las lecturas de sus amigos poetas, como Paula Trama o Mariano Blatt. Se la puede escuchar buscando sus videos en youtube o en Facebook, al menos hasta que esté listo su debut, que grabará este verano en Tucumán, junto a los chicos de Monoambiente, la banda de Luciana Tagliapietra. “Son unos genios creativos que la tienen muy clara con el formato canción. Es una suerte que haya aparecido la posibilidad de grabar con ellos, es como si lo hubiese pensado demasiado fuerte y les hubiera llegado por telepatía”, confiesa Violeta, la que se bajó del castillo pop y no deja de buscar su destino, bailando sola con su guitarra, haciendo sonar entre poemas sus canciones etéreas.
Violeta Castillo toca el viernes 24 en Casa Brandon, Luis María Drago 236, las 20.30, junto a Dulse y Siro Bercetche.myspace.com/violecastillo
Agustina Kohan: haciendo canciones con Rosario Bléfari
Aunque suenan desarmadas, casi en proceso de parto, cada canción de Agustina Kohan tiene en su centro algo de su tema más redondo, un “Caballo alado” que sigue siendo lo mejor del repertorio que presenta su myspace. Nacida en Córdoba pero viviendo en San Isidro –”Soy la más porteña de mi familia y la menos porteña de mis amigos”, explica–, Agustina forma parte del taller de composición de Rosario Bléfari. “‘Caballo alado’ apareció cuando estábamos tratando el tema de los géneros, y me tocó hacer un tema romántico”, cuenta Agus, que revela otro título que rondaba esos mismos aires: “Echando leña a nuestro amor”. La música entró en su vida cuando, después de tanto jugar con Barbies, para su cumpleaños de 15 en vez de fiesta pidió una guitarra. Pero cuenta que la composición apareció recién dos años después, para olvidar su primera separación. “Funcionó siempre escribir canciones para cerrar una historia, pero a mi ex ya le hice todo un disco, sólo me falta grabarlo”, bromea esta estudiante de pedagogía e hija de una familia que define como ecléctica, y que confiesa que aún no suele tocar mucho en vivo, apenas si participa de invitada en shows ajenos. Sus ámbitos son alternativos, como Una casa, en San Telmo, o la Brandon. “La primera vez que toqué fue en el bar El Banderín del Abasto, un lugar hermoso y con cuyo dueño tenemos buena onda después de tantos cafés antes y después del taller de canciones”, explica Agustina, que está completando un disco con otros alumnos –¿egresados?– del taller de Rosario, niña libre componiendo, música entre amigos, maestra y alumna. Y viceversa.
Rosario Bléfari dicta una jornada intensiva de su taller el sabado 18 en Whisky Lights, Pasillo de las Artes, calle 6 e/62 y 63, La Plata. De 13 a 18.30 myspace.com/aagustinakohan
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