”Si Enrique VIII hubiese vivido en la era de la optimización, probablemente hubiera visto el atractivo de la nueva aplicación Binder”, advierte el New Yorker de cara al nuevo chiche tecnológico que ha sido pergeñado para facilitarle la existencia a horribles, horribles seres humanos. La flamante app –que intenta posicionarse en el mercado como la antítesis de Tinder– simplemente rompe noviazgos. De forma poco galante, por supuesto. Ideal para cobardes que obvian incomodidades varias, la aplicación les ahorra el disgusto en cuatro pasos. Primero, solicita que se seleccione el contacto y se suba correspondiente imagen de la persona, amén de crear una tarjeta símil Tinder para iniciar el proceso. Luego, da opciones para comunicar a la futura ex: “No soy yo; definitivamente sos vos” o “Es como si estuviera viviendo una pesadilla de la que no puedo despertar”, entre otras sutilezas con clase y altura. Finalmente, envía un mensaje preseteado, maquinal de texto y de voz –con una duración que no supera los 37 segundos–. Entonces: listo el pollo, voilà quiebre de noviazgo.

Empero, hete aquí la cuestión: aunque más de 6 mil personas la utilizaron solo en su primer día de lanzamiento la pasada semana, sus creadores esperan ¡genuinamente! que nadie lo haya hecho seriamente. Después de todo, los británicos Jordan Laird (28) e Ian Greenhill (26) desarrollaron Binder a modo de broma, como parte de una campaña publicitaria para la cerveza escocesa Tennent’s Lager. “Creemos que una conversación en persona es necesaria. Es lo justo, lo educado”, asegura el dúo, cuyo emprendimiento está disponible en iOS y Android sólo en Gran Bretaña (al menos, por ahora...). De todos modos, comprenden que, con la velocidad con la que el mundo se mueve hoy en día, el tabú de la ruptura sentimental por Internet puede estar viviendo su ocaso: “Quizás éste sea el próximo paso. Quizás en 10 años, a las personas les parecerá raro que alguna vez haya sido mal visto cortar vía aplicación”. El tiempo, como de costumbre, tendrá la última palabra.