Stacey Baker es una fotógrafa norteamericana ducha en el arte de perseguir, rastrear, capturar un buen par de gambas. De todas las formas, tamaños y colores, enfundadas en pantalones de material más y menos sedosos, calzas, jeans o infinidad de polleras, pertenecientes siempre a mujeres de Nueva York. “Me acerco a damas en la calle, y les pido permiso para retratar sus piernas. Cómo se paran, lo que llevan, cómo lucen, son reflejos de quiénes son, aún cuando no pueda vérseles el rostro”, ofrece la chica sobre el modus operandi que motoriza Citilegs, el proyecto personal en cuestión, donde cada imagen va acompañada por un breve epígrafe donde la artista especifica en qué calles la foto ha sido tomada. Una empresa que comenzó hace más de tres años, y continúa creciendo semana a semana con más y más pics, que rápidamente levanta a su cuenta de Instagram para albricias de sus (casi) 80 mil seguidores.

Seguidores que, por cierto, ven la parcial muestra de conjuntitos femeninos como una original propuesta de retratar el estilo urbano de una de las ciudades más eclécticas del norte. Consideración fashion de la que Baker no reniega, aunque prefiera definir su intentona en términos humildemente artísticos. “Entiendo que sólo son fotos de piernas de mujeres. Pero, ocasionalmente, esas piernas deconstruidas lucen como algo más, se convierten en otra cosa. A mi entender, parecen esculturas”, asume quien, en sus ratos no-libres, trabaja como editora gráfica del New York Times. Para Citilegs, por otra parte, prefiere no utilizar filtros, para ser “lo más fiel y verdadera posible”. Y además –de las varias miles que ya ha fotografiado– se queda con las gambas más curvilíneas. Son más arty, a su consideración.