“¿Existe algún artista hip-hop mejor que Drake –el rapero más sensible, el Rey de los Sentimientos– para musicalizar ejercicios de yoga? Los creadores de Namasdrake no lo creen”, introduce el diario L.A. Times al pasar aviso de curiosa novedad: clases de la práctica físico–mental inspiradas en el bad boy suave del r’n’b moderno, el canadiense Aubrey Drake Graham (o sea, Drake). “¿Están listos para alcanzar completamente su drakeness interior?”, arengan los creadores de esta clase que se realiza mensualmente en, sí, sí, una discoteca de Los Ángeles. Pergeñada por el DJ T.J. Petracca y el instructor Paul Schneider, la propuesta viene con eslogan: Just Hold On, We’re Going Om (parafraseando el tema del músico Just Hold On We’re Going Home, de 2013), y se basa en posturas que buscan crear un patrón suave, conectadas a través de la respiración rítmica. Asistiendo, claro, al autodesarrollo, equilibrio y bienestar al son de las dulces melodías de Drake, con resultados óptimos en mejoras postulares, de articulaciones, de ánimo, de control de ansiedad…

“Visto y considerando que la mayor parte de su último disco, Views, consta de ritmos lentos, letras melancólicas, cierta sensación de anhelo nostálgico, que el tono general del álbum es laxo, distendido, algo así como el Let’s Get It On de la Generación Y, tiene sentido que alguien lo haya combinado con un pasatiempo relajante como el yoga”, opina la web Konbini. “Inhalen y abran su corazón como Drake hace en cada una de sus canciones”, recomienda el profe Schneider en las clases, que elige una versión piano de Hotline Bling para amenizar la fundamental postura de relax Savasana. Recomendando, además, finiquitar la jornada con tragos temáticos (o namasdranks); entre ellos, el What a Time to Be a Lime, a base de ron, lima y azúcar. Ay, ¿qué dirían los padres indios fundadores? Al menos, con más de 35 siglos de antigüedad, algo es seguro: el yoga siempre se reinventa.