VALE DECIR
La
guerra de los torsos
En
un alarde de liberalidad y en una lucha desesperada por el esquivo rating, Osvaldo
Laport y Sebastián Estevanez andan todo el tiempo en cueros en “El
profe”. Pero no sólo en las escenas lógicas de esta trama
que incluye espectáculo de strippers: cualquier motivo es bueno para
sacarse la camiseta, desde curar una herida a preparar el mate a la mañana.
En el vecino canal, en la tira “Son amores”, no se quedan atrás.
Como todo transcurre en el ambiente del fútbol, hay lógicamente
semidesnudos masculinos, pero cualquier ocasión es buena para desvestir
a los pibes, Nicolás Cabré y Mariano Martínez; todo es
tan exagerado que la otra vez hubo una escena en la que los hermanos de ficción
tenían que repeler el ataque de un grandote detrás de la puerta.
Munido con un paraguas, antes de abrir la puerta, Martínez se sacó
inexplicablemente la camisa de un tirón como si fuera a subir a un ring.
El truco de mostrar el torso viril había empezado con mucho éxito
en “Los buscas”, cuando al pobre Pablo Echarri lo tenían virtualmente
en bolas en una de cada tres escenas. Justamente “Los buscas” volvió
a la pantalla de Azul al mediodía. Aquellos que quieran ver colitas femeninas
tomadas bien de abajo por la cámara como en los viejos tiempos deberán
resignarse a las emisiones del Carnaval de Gualeguaychú o rezar para
que se concrete el regreso de “Café Fashion” (anunciado por
estos días con otro nombre) a la pantalla.
Si
lo sabe, cante
Ya hace tiempo que es pública la afición de Silvina Chediek de cantar junto a los invitados de su programa de televisión, incluso cuando los invitados son cantantes. Pero así y todo, más de uno se debe haber sorprendido la semana pasada durante el programa que tenía como ilustre visitante a Gillespi. La conversación versaba alrededor del intrincado origen del sobrenombre del músico. Y precisamente por intrincado y largo, según él mismo confesó, y la indudable pereza que le despertaba contarlo, como bien percibió su anfitriona, Gillespi decidió dar una sucinta explicación a manera de respuesta: “Empezó como un chiste entre melómanos de jazz. Es como si él –dijo (señalando a Esteban Morgado, el discreto guitarrista que acompaña a la conductora durante todo el programa)– se llamara durante todo el programa Clapton”. Ejemplo al que Chediek no tuvo mejor idea que agregar: “O yo Sarah Vaughan”. Melómanos, Silvina, no megalómanos.
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