VALE DECIR
No todo es “lavar a mano”, “temperatura máxima”, “prohibido usar lejía”, “tender sin escurrir” o “secar sin colgar” en materia de etiquetas de ropa. Existen, por supuesto, otras variedades adosadas a las pilchas, que, alejadas de la iconografía del lavado, informan en cambio nombre y logo de la marca en cuestión. “Debido a que estos pequeños trozos de tela tienden a picar o a sobresalir, cada vez más fabricantes imprimen el nombre de la compañía directamente sobre la tela. Razón por la cual, con esta costumbre en ascenso, las etiquetas comienzan a volverse reliquias”, estima la nostálgica periodista anglo Margaret Rhodes, sin exagerar la nota. Al menos, de considerar el ejercicio ¿antropológico?, ¿de armario? de la cuenta de Instagram @LabelTime. Cuenta dedicada, para más especificaciones, a reunir etiquetas de antaño con ciertas peculiaridades: o bien el diseño de marca es encantador, o bien el nombre de la misma es bastante pavote. “Una propuesta de lo más específica, que entusiasmará al diseñador interior que hay en vos”, arenga la citada Rhodes, invitando a pispear los cientos de ejemplares reunidos por Dana Cohen, creadora de la exitosa iniciativa, que reivindica el arte perdido de las etiquetas ocurrentes.
“Tengo cierta tendencia a coleccionar todo tipo de objetos y, mientras recorría tiendas de segunda mano, mirando pilcha usada, me di cuenta que las labels eran tan graciosas o tenían tanta onda que merecían ser archivadas”, explica doña Cohen desde su residencia en San Francisco, Estados Unidos. Entre lo kitsch y lo motivacional, entre tipografías retro e imágenes bordadas con personalísima identidad, algunos casos originales recabados por Dana incluyen: “Mother Wouldn’t Like It” (en criollo, “A mamá no le gustaría”), “Touché”, “Looking Good” (“Luciendo bien”), “Donald Drumpf”, “Here’s a Hug” (“Aquí va un abrazo”), “Stop Staring!” (“¡Basta de mirarme fijo!”), entre otros. ¿Tiene uno favorito? “Todos son especiales, a su manera. Algunos son muy intricados y estéticamente atrayentes, otros tienen un nombre fantástico. Por ejemplo, ¿a quién pudo habérsele ocurrido que bautizar a su compañía de ropa Plastic Sandwich podía ser una buena idea?”. Difícil saber…
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