VALE DECIR
Comiéndose a Raúl
Como decía aquella recordada publicidad, el aloz será la glan base de todas las comidas; la cuestión está en cuál es el acompañamiento. Y ocurre que en Hong Kong, después de tantos años de colonialismo, ya no se comen cualquier perro. Literalmente, ya que la mascota favorita en los platos de muchas familias de la ex colonia británica está volviendo a ser el mejor amigo del hombre. “Solíamos servirlos en la mesa, pero ahora son parte de nuestras familias”, habría declarado un ex bombero de la ciudad al New York Times. Es tal el acercamiento entre los antiguos eslabones de la cadena alimentaria que la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra Animales planea disponer un “cementerio jardín” para la cremación y el recuerdo de estos animalitos de Buda. “Lo que es significativo”, dice Maggie Mg, editora en jefe de la revista My Pet, “es que muchas parejas están decidiendo no tener hijos. Optan en su lugar por tener mascotas y volcar en ellas su amor paternal, llamándolos hijo e hija”. Todo bien, mientras esto no sea un enroque encubierto y hayan descubierto que es más tiernito masticar al nene.