VALE DECIR
Es un estudio bien serio, noble y académico: el Dave Historical Humour Study asegura haber dedicado dos meses a escarbar en los anales de la historia para redactar el primer informe “de su tipo” sobre los chistes más antiguos del mundo de los que exista registro. Algunos son incomprensibles, al menos para nosotros, hoy. Hecha la advertencia, a ver de qué se reía tanto la gente antes de la televisión y las revistas:
Algo que no ha ocurrido nunca desde tiempos inmemoriales: una mujer joven no soltó una flatulencia sobre la falda de su marido. (1900 a 1600 a.C. Colección de Proverbios Sumerios.)
Según los investigadores, este chiste sumerio sería el equivalente a una conocida broma que hacía el actor John Barrymore: “El amor es el delicioso intervalo entre conocer a una chica hermosa y descubrir que se parece a un bacalao”.
¿Cómo se entretiene a un faraón aburrido? Se llena un bote de jóvenes mujeres vestidas únicamente con redes de pescar, se lo hace navegar por el Nilo y se le pide al faraón que vaya a tratar de atrapar un pez. (Versión reducida encontrada hacia el 1600 a. C. en el Papiro Westcar.)
Tres conductores de una carreta en Adab estaban sedientos: uno era el dueño del buey, el otro de una vaca y el tercero de la carga de la carreta. El dueño del buey se rehusó a ir a conseguir agua temiendo que su buey fuera devorado por un león; el propietario de la vaca no quiso hacerlo tampoco porque creyó que su vaca podría irse y perderse en medio del desierto; y el tercero porque temió que le robaran la carreta en su ausencia. Así que fueron los tres. En su ausencia el buey poseyó sexualmente a la vaca, que dio a luz a un ternero que se comió la carga de la carreta. Problema: ¿quién es el propietario del ternero? (1200 a.C.)
Una mujer ciega de un ojo ha estado casada con un hombre por veinte años. Cuando él encontró a otra mujer, le dijo a su esposa: “Voy a separarme de ti porque se dice que estás ciega de un ojo”. A lo que ella le contestó: “¿Descubriste eso ahora, después de veinte años de matrimonio?”. (Egipto circa 1100 a.C.)
Odiseo le dice al Cíclope que su verdadero nombre es “nadie”. Cuando Odiseo ordena a sus hombres que ataquen al Cíclope, éste grita: “¡Ayúdenme, nadie me está atacando!” Y nadie fue en su ayuda. (Homero, La Odisea, 800 a.C.)
Pregunta: ¿qué animal camina en cuatro patas por la mañana, en dos al mediodía y en tres por las noches? Respuesta: el hombre. Camina en cuatro cuando es un bebé, en dos en su adultez, y de viejo se ayuda con un bastón (Aparecido en Edipo Tirano, interpretado por primera vez en 429 a.C.)
El hombre está más dispuesto a copular que un burro, es su billetera lo que se lo impide. (Egipto, período ptolomeico, entre el 304 y el 30 a.C.)
Mientras paseaba por su Imperio, Augusto notó a un hombre en la multitud con un asombroso parecido con él mismo. Intrigado, preguntó: “¿Alguna vez tu madre prestó servicio en el palacio?” “No, su Alteza –respondió el hombre–, pero mi padre sí.” (Acreditado al mismo emperador Augusto, entre el 63 a.C. y el 14 d.C.)
Intentando enseñarle a su burro que no comiera, un maestro de escuela no le ofreció nada de comida. Cuando el burro murió de hambre, dijo: “He sufrido una gran pérdida. Justo cuando había aprendido a no comer, se murió”. (Siglo IV o V de nuestra era.)
Cuando el barbero de la corte le preguntó cómo quería que le hiciera su corte de pelo, el Rey respondió: “En silencio”. (Compilado en el Philogelos o “Amante de la risa”, el libro de chistes más viejo que se conoce, datado entre los siglos IV y V de nuestra era.)
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