VALE DECIR
Hasta el 9 de julio, la galería de arte Mutt, en Barcelona, presenta una muestra un tanto peculiar. Titulada Napoleón & Caballero: Abstracción en el establo, es fruto de la inusual interacción artística entre una persona y un caballo. Pintados a dos manos y un hocico, los nueve lienzos son obra del catalán Sergio Caballero y un frisón holandés de pura raza y color negro que, con nombre de emperador francés, “hace expresionismo abstracto tipo De Kooning”, según ha definido su mentor, dueño y socio español.
Tanto revuelo ha generado el aprendiz de genio que hasta el escritor Mario Vargas Llosa le dedicó unas líneas a sus piezas: “Las pinturas que produce entre bufidos y caracoleos el joven Napoleón nacen de una actitud mucho más inocente, pura e ingenua que las que resultan de la intencionalidad consciente que suele caracterizar las que alumbran los talleres de los humanos. ¿Sabe Napoleón lo que hace cuando Sergio Caballero le abre el hocico y le coloca un pincel entre los dientes? No lo sabe, sólo obedece a un oscuro instinto, algo que de manera evidente lo acerca a ese arte espontáneo, inconsciente, que, por ejemplo, los surrealistas celebraban en las pinturas de los alienados. ¡Bienvenido, pues, Napoleón, al panteón del arte del tercer milenio!”.
Pero, ¿qué hay acerca de los derechos de autor y las ganancias en ventas? Al fin y al cabo, los cuadros están cotizados entre los 5 mil y 10 mil dólares. “Vamos a medias”, jugueteó el artista (humano) que, según ha declarado, trabaja con su imaginario y la pincelada del cuadrúpedo. Por los servicios prestados, quizás el caballo reciba su parte en alfalfa. Por lo pronto, a cuidar a las mascotas... ¿Quién sabe? El próximo Picasso podría estar a la vuelta del zoológico.
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