Algunos pasatiempos pueden ser peligrosos; a veces, los menos pensados. Cuando Richard Phillips, de 77 años, comenzó a coleccionar revistas de yates, jamás imaginó que su hobby podría costarle la vida. Después de pasar una década acumulando ejemplares, el hombre de Essex, Inglaterra, llegó a sumar 15 cajas con más de 7 mil publicaciones que guardaba en la planta alta de su domicilio. Despreocupado, el jubilado no contó con el peso de los números y la semana pasada, el piso cedió y cajas y cielorraso cayeron sobre su cama, mientras él descansaba.

Entre escombros, quedó inmovilizado y así estuvo durante 11 horas, hasta que su vecino Tony Piercy, de 72, fue a visitarlo. “Pasé por su casa para comprobar que todo estuviese bien porque hacía rato que nadie tenía novedades suyas”, contó el buen samaritano. Al ingresar, la escena lo alarmó: Phillips gritaba desde la habitación, rogando que lo ayudaran a salir y Piercy no podía ingresar a su cuarto porque la puerta estaba atascada. Insistiendo, logró abrirla y vio, para su horror, cómo todo el techo se había venido abajo.

“Estaba atrapado por los trozos de vigas y el techo de yeso. Saqué algunos escombros y llamé a los bomberos”, explicó el hombre de la casa de al lado y agregó: “Si una caja le hubiera pegado directamente en la cabeza, lo habría matado”. Si nadie hubiese ido a chequear por su salud, puede que también. Milagrosamente, Richard salió ileso y, salvo el susto (por el derrumbe y por el dineral que tendrá que gastar para arreglar su hogar), no hubo mayores consecuencias.

Consultado por un medio británico, Ian Smith, del Servicio de Bomberos de Essex, contó que velozmente las cajas fueron removidas y el anciano, liberado. Así y todo, aprovechó la oportunidad para recomendar a los habitantes del lugar que no sobrecarguen sus habitaciones. Porque, de más está decir, ninguna revista de yates vale más que la vida. Ni siquiera 700.