VALE DECIR
Contrario a la creencia popular, el “hasta que la muerte nos separe” no siempre marca el fin del casorio. En el caso del productor televisivo tailandés Chadil Deffy (también conocido como Deff Yingyuen) fue el puntapié inicial para dar un romántico —y morboso— “sí, quiero” a su novia durante diez años, Sarinya Ann Kamsuk. Ocurre que su boda se llevó a cabo en el velorio... de la prometida.
Habiendo estado juntos durante una década, tras conocerse en la Universidad de Asia Oriental, la pareja había hablado de dar el siguiente paso pero, por la ocupada agenda del novio, nunca había concretado el camino al altar. Cuando el pasado 3 de enero, Ann, de 29 años, murió en un accidente automovilístico, Deff quiso cumplir la promesa.
Entonces, se vistió de frac y galera (¿traje de casamiento o de duelo?), invitó a familiares y amigos de la provincia de Surin y, frente a un monje budista y entre coronas de flores con sentidos pésames, deslizó el anillo de casamiento en el inerte dedo de Kamsuk, besando su mano como marca de devoción. “¿De qué otra forma puedo decirte ‘te amo’ hasta el último aliento?”, se preguntó el viudo, luego, en su cuenta de Facebook, donde –extrañamente– publicó las fotos del “festejo”. Las imágenes, claro, ya se han vuelto virales y circulan a diestra y siniestra por la red.
“Nuestro amor fue algo muy grande; es una lástima que no podamos viajar al pasado y cambiarlo. La vida es corta, hoy cumplo mi deseo”, expresó también en la red social. Sobre la noche de bodas, no hizo ningún comentario.
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