VALE DECIR
Cuando a fines de los ‘80, el Al Bundy de Ed O’Neill huía de su esposa en Casados con hijos, el hombre no perdía ocasión de esconderse en su habitación favorita de la casa: el baño. Ahora, décadas más tarde, una mujer ha repetido la historieta y, salvando las distancias, también ha acudido al toilette para escapar. No de su marido, valga la aclaración. Convencida de que una presencia le tiraba piedras y agua cada vez que salía del baño, una singapurense de 58 años permaneció en su cuarto de baño durante 932 días. Al parecer, explicó la mujer, el molesto espíritu no sólo la molestaba a bombuchazos; también la presionaba y no la dejaba salir.
Cansado ya de la situación, su paciente marido —Ong Kean On, de 64—, decidió tomar la cadena por las astas, restaurar el orden natural de las cosas y, después de casi tres años, llamó a la policía para que lo ayudaran con el atrincherado amor de su vida. Así, agentes de seguridad de Singapur lo asistieron a sacar a su mujer de la reclusión que había comenzado el 25 de mayo de 2009. Desde entonces, la señora Kean On —con clara sintomatología de paranoia y depresión— se había instalado junto al inodoro, donde dormía, comía, bebía...
Trasladada a una institución mental, el tratamiento sirvió para estabilizarla y, según informaron los especialistas, para residir en los ambientes restantes de su vivienda. Ahora acaba de volver a casa, aunque rara vez se acerque al baño. ¿Le habrán aplicado terapia de aversión? Como sea, las visitas ya pueden ir al baño sin toparse con un ama de casa apoltronada.
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