Suele decirse que la política cruza todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, puede que algunos de sus representantes hayan tomado la sentencia en forma demasiado literal. Tal pareciera ser el caso del Partido de Izquierda en Suecia, cuyos miembros han presentado un proyecto para obligar a que los integrantes masculinos del Consejo del Condado de Södermanland hagan pis sentados en las instalaciones laborales.

Viggo Hansen, miembro del partido y suplente en el consejo, es quien ha impulsado la idea para promover baños limpios y únicos (sin distinción de género). “No es una forma de intromisión política en las preferencias de micción de la gente. Simplemente queremos dar a los hombres la opción de ir a un baño limpio”, aseguró el hombre que presiona para que los toilettes sean unisex y los mingitorios, removidos. Todo sea –parece– por no mojar la tabla. Pero no sólo: los argumentos de la agrupación –conocida por sus principios socialistas y feministas– responden a cuestiones higiénicas (la práctica disminuiría charcos y residuos indeseables) pero también de salud: según estudios médicos presentados, ayudaría a que los hombres vacíen mejor la vejiga, lo que, a su vez, incidiría en disminuir los problemas de próstata y alcanzar un vida sexual más plena. Y así el inodoro ha entrado por ley a la vida sexual de miles de hombres.