Si el medio es el mensaje, la moralina detrás del trabajo del artista ucraniano Mark Khaisman bien podría ser descripta como “adhesiva”, “adherente” o –mal y pronto– “un pegote”. Es que, para crear sus piezas visuales, el hombre al que se lo ha asociado con el arte basura y el pixelado usa... cinta de embalar. Tal como suena: yuxtaponiendo tira sobre tira en superficies de plexiglas y echando mano a la luz para generar efecto de sombra y profundidad, mister K sólo necesita la clásica cinta marrón para dar forma a los retratos que conforman su serie Tape Works, donde recrea fotografías de orden personal, piezas clásicas o escenas de película. “Mediante la superposición de capas traslúcidas, juego con los grados de opacidad, el sombreado y relieve”, explica quien hoy reside en Estados Unidos y usa un material que, en su opinión, se destaca por “humilde, banal y descartable”.