Ahora resulta que, además de soporífera, la saga Crepúsculo sería “racista, sexista y pervertida”. Al menos, acorde con una denuncia que recientemente ha recibido la Justicia norteamericana, donde se acusa a los films de tamaños males. Los que se quejan no son ningunos ensabanados, sino que la denuncia viene de parte de Between the Lines, una productora que, entre sus títulos, incluye TwiHarder, parodia de los mentados films vampíricos.

La imputación contra Lionsgate Entertainment plantea que las películas muestran conductas cuestionables en materia de: violencia doméstica, embarazo adolescente, adicción a las drogas, violación y discriminación, entre otras cuestiones. Los argumentos que ofrece la firma denunciante son algo exagerados: lo depravado, por ejemplo, sería mostrar “una relación sexual y lasciva entre una joven de 17 años, Bella Swan, y un hombre, Edward Cullen, que se acerca a los 100 años”. En lo que a racismo refiere, las razones siguen la misma línea: “Los nativos americanos y la cultura indígena representada por el personaje de Jacob Black son estereotipados al mostrarlo a él como el salvaje noble, el guerrero sediento de sangre y el predador sexual”. Otra queja: “El fuerte énfasis en la jerarquía sociopolítica y el poder económico basado en el color de la piel en vez de los logros de las personas”.

Difícil saber el destino de tan extrema denuncia. Tal vez más derecho tendrían los seres de la noche, tan mal representados, a pedir un descargo legal por daños y perjuicios. Ellos sí que merecen resarcimiento.