Dom 20.09.2015
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FOTOGRAFíA

TODOS LOS VERANOS

Fundación PH15 cumple quince años de creación colectiva y transformación social basadas en la fotografía. Para celebrar, mostraron en el Palais de Glace un patrimonio activo de imágenes generadas por chicos y jóvenes de sus talleres a lo largo de estos años. Se proponen además la edición de un foto-libro que compile todo lo producido en esta primera etapa, en la que el foco estuvo puesto en la fotografía como modo de resignificar y compartir la vida cotidiana, a la vez que promover la mirada y reflexión de jóvenes en zonas muchas veces invisibilizadas.

› Por Romina Resuche

Cada sábado a la mañana, la clase de PH15 en el centro “Conviven” comienza con una pregunta. Y contar qué fue lo mejor y lo peor que pasó en la semana de cada uno de los participantes del taller, incluidos los talleristas, es lo que abre el juego para compartir desde la fotografía la posibilidad del encuentro. Este ritual, que reúne –en distintos barrios, pueblos y ciudades de toda la Argentina– a niños y adolescentes con fotógrafos que quieren compartir sus saberes, su pasión y su ejercicio, al cabo de un tiempo los vuelve a todos colegas.

Fue hace poco más de quince años cuando varios chicos de la villa 15 le pidieron al grupo de fotógrafos que caminaba su barrio que les enseñaran a usar sus cámaras o que, al menos, les contaran qué veían con ellas. Del buen curso de ese pedido —que motivó la creación de un taller de fotografía en Ciudad Oculta— surgió luego el plan de ampliar el proyecto: invitar artistas de gran trayectoria, sumar diferentes comunidades a la propuesta, armar una biblioteca, exponer el material fotográfico en muchos lugares del mundo, etcétera. Este crecimiento a su vez los hizo plantearse la figura de Fundación, lo que permitió una expansión que hoy sus mentores defienden por la coherencia que mantuvo a lo largo del tiempo la declaración de intenciones con la que comenzaron.

Del primer impulso a la actual exposición retrospectiva en el Palais de Glace, el recorrido de constancia y proyección de PH15 es, cuanto menos, objeto de estudio y reconocimiento. La base de esta construcción en desarrollo permanente es considerar el arte como una herramienta de transformación social. Quienes comenzaron con los talleres y guiaron el inicio de PH15 configuraron un dispositivo para contar, resignificar y compartir la vida cotidiana, a la vez que promover la mirada y la reflexión de jóvenes en zonas muchas veces invisibilizadas. El lenguaje elegido: la fotografía.

A través de las imágenes, PH15 crecía para adentro, con el avance progresivo del conocimiento y la producción de los participantes del taller; como para afuera, con cada muestra, cada viaje, cada intercambio. La exhibición que hoy cuenta todos estos años de trabajo, habla también de las relaciones establecidas, de las alianzas y de los deseos.

El recorrido por la sala principal del Palais comienza con un texto de Daniela Lucena, Doctora en Ciencias Sociales que desde 2007 evalúa los resultados cualitativos de la labor en los talleres de PH 15. Con estas palabras, que pasean por las distintas posibilidades del proyecto, se larga un camino de visiones frugales, inocentes, cariñosas, ingeniosas y fotográficamente intensas, sinceras.

Ilustraciones de distintos artistas basadas en fotos de los chicos de los talleres componen en las primeras dos salas un juego amistoso y libre mostrando una curaduría realista, que narra lo posible cuando de sumar se trata. En cada espacio se explayan los pasos dados: el reciente viaje al mar junto al fotógrafo Eduardo Carrera, las fotos de años y años de cumpleaños familiares, los videos institucionales de diversas épocas y, para más detalle, todo concluye en una línea de tiempo llena de cifras y de nombres de lugares por los que alguna vez pasó PH15 exponiendo su obra fotográfica. En todas las demás paredes, las fotos destacadas de la historia de los talleres en formato grande, y textuales de los chicos, como éste de Natalia Godoy: “Empecé con la cámara y la veía diferente a la villa, la veía más tranquila, no sé…. la veía en fotos”.

Las actuales directoras de PH15, Miriam Priotti y Moira Rubio Brennan –presentes desde el principio–, son fotógrafas. La elasticidad de la fotografía para contar una historia, para entenderla, para expresar sentimientos –según palabras de Prioti- las llevó a elegir esta disciplina como oficio, como empleo, como arte. Su querer compartir es el motor de las actividades de la fundación, aunque por este compromiso dediquen más tiempo y energía a ser gestoras que autoras. Lo que hace que esta siga siendo la elección es reconocer la potencia creativa de PH15 como un hecho artístico en sí, uno que excede la pared y la obra.

Lo que hoy se preguntan los que hacen PH15 es cómo se sigue. Ya saben quiénes son y de lo que fueron capaces. Crecieron y tanto se cumplió de lo soñado y tanto se aprendió de lo vivido, que la adolescencia los encuentra construidos y nutridos buscando nuevas metas. La mayor: fortalecerse. Con presencia nacional, vistos como modelo para replicar y flexibles para seguir escuchando las necesidades de cada comunidad con la que trabajan, creen en seguir con los objetivos primarios buscando cambiar las metodologías para adaptarse y seguir creando en conjunto.

Para celebrar estos años de proceso, conexiones y resultados artísticos y sociales, además de la exhibición que cierra hoy, PH 15 busca cerrar una etapa publicando un foto-libro propio. En esta plataforma de financiación colaborativa se puede apoyar la edición del mismo (http://www.idea.me/proyectos/30407/ph15-cumple-15-anos) y sumarse así al plan de empezar a ver lo bueno donde todos ven lo malo.

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