Dom 17.01.2016
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FAN > UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA: LUIS ALBERTO CERAVOLO Y “ANA NO DUERME” DE ALMENDRA.

TODAS LAS CHICAS DESPIERTAS

› Por Luis Alberto Ceravolo

Hubo un tema del primer y enorme disco de Almendra que me sorprendió especialmente porque se trataba de una música nueva de un grupo del que me hubiera gustado ser parte. Los admiraba muchísimo y no paraba de escucharlos, quería descubrir qué tocaban las guitarras, la batería, el bajo, las voces. Era la época Beatle, y Almendra era esa misma música. Ese tema es “Ana no duerme”, de 1969.

En ese momento yo estudiaba piano y batería y lo que más escuchaba era jazz, especialmente las Big Bands. Había estudiado los arreglos y tocaba encima de los discos de Duke Ellington, Ray Anthony, Count Basie. En los libros de batería de esa época lo que se estudiaba era jazz. El rock y el pop lo incorporábamos naturalmente, ya que era de nuestra generación.

Yo era más Beatles que Rollings. Ringo me daba muy simple, elemental pero me gustaba y era un Beatle. Con el tiempo me di cuenta que lo respetaba y me gustaba mucho. No era nada fácil tocar simple.

Rodolfo García era un un músico de jazz y de rock que a mí me encantaba. Si pueden volver a escuchar el tema van a ver que lo comienza tocando rock pero luego pasa a un swing jazzístico. Además el sonido de su batería me encantaba.

No había una cosa que me gustara especialmente del tema. Era un todo: la canción, la formación, la letra, la grabación. Emilio del Guercio, Edelmiro Molinari, Rodolfo García y Luis Alberto Spinetta hicieron que este grupo fuera genial.

El tema tiene una introducción que no anticipa para nada lo que va a venir. Enseguida empieza el tema con una base rítmica rockera muy sólida. A los 41 segundos el ritmo se frena y la letra dice “sobre el mar, el mar”, tras lo cual vuelve el ritmo fuerte y al minuto veintisiete segundos nuevamente es lento. Unos segundos después hay un interludio en jazz swing con dos compases en 7/4 (siete por cuatro), para luego hacer una nueva introducción diferente a la del comienzo. Ahí vuelve al tema pero ahora el ritmo acentúa en el tercer tiempo de cada compás, va con el feeling a la mitad de tiempo, diferente al comienzo en que acentuaba al doble, es decir, en el segundo y cuarto tiempo. Y luego el final es lento. Todo esto pasa en 2 minutos 42 segundos y es una obra maestra, todo tiene sentido, es lógico, es lindo. El tema está tan bien armado que uno no se da cuenta de estos cambios rítmicos porque todo suena muy natural. Luis Alberto Spinetta era un compositor genial desde muy joven. En este disco Luis tenía 19 años.

Y cantaba de una manera nueva, totalmente original.

Spinetta en entrevistas contó su interpretación acerca de la letra: alguna vez hizo referencia a su hermana Ana María y más tarde a “todas las Anas que no duermen”. No olvidemos que este disco se editó en 1969, en plena revolución sexual embanderada por los adolescentes. La Ana de este tema –cuando se seguía pretendiendo que la mujer permaneciera encerrada en su casa– simboliza el deseo de liberación de la mujer. Ana quiere jugar, juega sobre la alfombra de su cuarto, no puede dormir y quiere salir y contactarse con los otros, relacionarse en la ciudad. La contraposición de luces y sombra también es significativa: me imagino que Ana necesita saltar su propia sombra, es decir, vencer todos los obstáculos que le impone la sociedad de ese momento, para alcanzar la claridad, la luz, el aire. El mar podría representar la liberación total, la apertura hacia el horizonte. Además, Ana “espera el día”. No solo espera que pase esa noche, sino que espera el día en que la vida cambie para ella.

El dibujo del “hombre de la tapa”, realizado por el mismo Spinetta y de acuerdo a comentarios en la contratapa, tiene tres símbolos que a su vez agrupan diferentes temas del disco. Estos símbolos o códigos son: el ojo, la lágrima y la flecha-sopapa.

“Ana no duerme” pertenece al grupo de la flecha-sopapa, junto con las canciones “Laura va” y “Fermín”. Dice el flaco que la flecha-sopapa se refiere a los “temas que les cantan los hombres a esa lágrima del hombre de la tapa, atados a sus destinos”. En esa trilogía, las historias y destinos de sus personajes son conmovedores: Ana (track 4) y Fermín (track 5) están presos en sus mundos: Ana en su cuarto esperando que llegue el día, un día... Fermín está encerrado en su propio mundo y signado a morir en el hospicio. Laura (track 9) es la única que encuentra una salida, a pesar de su tristeza.

Mis compañeros del grupo A 18 minutos, Machi Rufino y Guille Arrom, tocaron en vivo este tema en La Banda de Luis Alberto Spinetta entre 1986 y 1988.

Ocho años después de la edición de este disco, en 1977, Spinetta me llamó para tocar en su banda y en el living de su casa tenía sobre un caballete el dibujo de la tapa. En una de tantas noches compartidas, saqué una foto de ese caballete con el dibujo. Todavía conservo esa diapositiva que atesoro.

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