Ninguna banda sudafricana conquistó Occidente con la eficacia de Die Antwoord. Bastó una canción con su video, viralizado en 2010. “Enter The Ninja” fue la típica presentación de un MC –su flow inconfundible, un hombre con paciencia y voluntad de vivir, grandes sueños y un plan–, pero entretenida. Al estribillo –sacado del videojuego Dance Dance Revolution– lo canta con hilo de acero el bicho raro y cautivante Yolandi Visser, desde una habitación adolescente donde caminan ratas y cuelgan pósters de Ninja: “Soy tu mariposa, necesito que me protejas, sé mi samurái”. El impacto lo termina de producir su amigo Leon Botha; el pintor y DJ fue la persona con vejez prematura más longeva del mundo (murió en 2011 a los 26 años).

Cuando América se dio vuelta a mirar, tuvieron que cambiar el servidor web a uno estadounidense porque el suyo no soportaba el tráfico. Había un video anterior filmado en la calle en Ciudad del Cabo, donde Ninja en calzoncillos de The Dark Side of the Moon hace su clásico movimiento de pelvis y escupe rimas sobre un pene del tamaño de un brazo. La canción es vieja –él es personaje de la escena desde los ’90– y se editó como “Beat Boy”, pero ahí aparece como “Zef Side”. Para darse una idea, un estilo de vida “zef” surgiría entre raperos y pisteros, hijos de la televisión y Hollywood, consumidores pobres con estilo y actitud. La palabra se repite en sus canciones y remeras y así llamaron al sello que crearon cuando renunciaron a Interscope, la compañía con base en Los Ángeles que los contrató automáticamente, editó su debut $O$, y los llevó a tocar por primera vez a Estados Unidos –al festival Coachella, ante 40 mil personas–. Mientras, en su tierra se imprimían titulares que decían “vergüenza nacional” y “la peor pesadilla de Sudáfrica”.

Cuando entregaron Ten$ion, el segundo disco, el presidente de la discográfica Jimmy Iovine –veterano de la industria– les pidió “más rave” y al menos una colaboración con un artista comercial; entonces Ninja, Yolandi y Hi Tek –el DJ y productor– le giraron de vuelta el millón de dólares y lo lanzaron ellos mismos con una tapa donde Yolandi –con alas de ángel y ojos góticos– se está comiendo un corazón.

Ninja y Yolandi son amigos desde hace muchos años y en 2006 tuvieron una hija llamada Sixteen que aparece en algunos videos con el mismo corte de pelo de la madre (también lo usó Versace para una campaña) y en la portada de Rolling Stone, donde posaron los tres con expresión diabólica. Yolandi –31 años, diez menos que Ninja– también adoptó a un chico de la calle. Ella misma fue hija adoptiva de un cura, y hasta hace poco creía que era blanca de raza, pero una retratista le dijo que tenía rasgos mestizos. Como nació durante el apartheid, su teoría es que la madre se vio obligada a darla en adopción por haberse embarazado de un hombre negro.

Die Antwoord –significa “la respuesta”– tomó forma cuando Yolandi y Ninja supieron que iban a ser padres. Para armar la puesta visual se inspiraron en la obra de Roger Ballen, el geólogo y fotógrafo neoyorquino que se radicó en Sudáfrica en los ’80 y viajó por las zonas más excluidas del país. Ballen vio como nadie la plasticidad de esas almas desterradas y las retrató en blanco y negro en posiciones tan naturales como precisas, entre objetos de la realidad seleccionados y sus propias pinturas y dibujos de hombre niño. Él llama a su técnica ficción documental, lo mismo que dice hacer Die Antwoord ante la repetida pregunta por si son de verdad o están haciendo un chiste.

La colaboración se concretó en el video “I Fink U Freeky”, que Ballen transformó en libro como a una más de sus series y alcanzó un público que desbordó el de su trabajo personal (78 millones de vistas solo en la cuenta oficial). Ahora son parte de su inquietante universo: Yolandi acostada entre las ratas (son sus mascotas), su hijita pintada de negro con una serpiente en el cuello, el padre con una falda con trompa, los chicos con cara de viejos, tatuajes tumberos y el “hueco de pasión” (es una costumbre relativamente moderna entre los mestizos de Cape Town arrancarse las paletas por razones estéticas; bañarse los dientes en oro o plata también es muy común). En la canción Yolandi repite “creo que sos un loquito y me gustás mucho” sobre una base tecno rave para descerebrarse.

Die Antwoord tiene un elaborado plan de vida de cinco discos. El tercero, Donker Mag (“fuerza oscura”), salió en 2014, y al próximo lo están elaborando con DJ Muggs de Cypress Hill. Se llamará Rats Rule, y si profundizan en el terreno de la bomba “Girl I Want 2 Eat You”, se puede esperar más dancehall y ritmos para twerkear. Entre los planes futuros está hacer películas: Ninja y Yolandi ya actuaron en un corto del inusual Harmony Korine, donde fueron gangstas paralíticos y fumones con trajes de Pokemon y Osito Cariñoso. En su momento a Yolandi la quiso David Fincher para ser La chica del dragón tatuado pero a ella no le interesó. Le dijeron que sí a Neill Blomkamp (District 9) para su ciencia ficción futurista Chappie (2015). Ahí son ellos haciendo de fracasados en la música, en una Johannesburgo vigilada por policías robots. Chappie, el personaje a quien secuestran, puede sentir como un niño, pero a Ninja no lo enternece: quiere que sea bravo y cool como él. Yolandi, en cambio, lo trata con ternura y paciencia. “Creo que es magia”, dice Ninja sobre el amor único que comparte con Yolandi en “Ugly Boy”, que resucitó un tema genial de Aphex Twin. En el video aparece un rejunte de la cultura pop de occidente: Cara Delevigne, Jack Black, Flea, Marilyn Manson, Ditta Von Teese casi en topless y los mellizos de moda ATL. Yolandi declara su amor por su “chico asqueroso” con una remera que dice “zef” en colores yanquis y el shorcito rojo de la publicidad de Coca-Cola del verano.

Die Antwoord toca en el Lollapalooza el sábado 18 y el día anterior dará un side show en La Rural.