ENTREVISTA > TOCA EN BUENOS AIRES LA FABULOSA BAJISTA MESHELL NDGéOCELLO, SOLISTA Y COLABORADORA DE MADONNA Y LOS ROLLING STONES
› Por Santiago Rial Ungaro
De entre todos los días del año, la entrevista con Michelle Lynn Johnson, la genial bajista y compositora conocida como Meshell Ndgéocello, coincide con el 8 de mayo, Día Internacional de La Mujer. Elegido por ella misma a los 17 años, su nombre artístico en swahili quiere decir “libre como un pájaro”, algo que, para esta mujer nacida en Berlín en 1969 al principio era más bien una expresión de deseo: “Creo que ese nombre refleja el estado mental que buscaba alcanzar por entonces, pero era algo que marcaba más una búsqueda que otra cosa. Crecí en los 70 y en los 80, y pasé épocas financieramente muy difíciles en Washington cuando empecé, aunque la religión y la música siempre me acompañaron: esas búsquedas siempre fueron muy importantes y constantes en mi vida, aunque no esté involucrada con ningún tipo de religión organizada”, dice la autora de Ecclesiastes: Free My Heart, Grace o Mary Magdalene. Editado en 1993, Plantation Lullabies llamó justamente tanto la atención por su libertad para abordar la música soul como por su libertad de expresión: aunque quizá no demasiado representativo de su posterior devenir (hace años que no toca en vivo), “If I Was Your Boyfriend (It Wasn’t Last Night)” fue un hitazo pendenciero que demostraba que Meshell no era ninguna mosquita muerta: como una Prince mujer, rapeando y rompiéndola en el bajo, las canciones sobre lesbianismo de esta mujer calva y suficiente hacían bailar pero también pensar: “En mi profesión, no fue nada fácil poder sobrevivir en la sociedad y tratar de encontrar mi lugar, intentando además sentirme libre en mi vida sexual, pero creo que por lo menos siempre tuve esa búsqueda de la libertad muy clara, desde el principio”. Sin perder nunca ese groove inconfundible, en sus siguientes discos Meshell fue dejando que su lado cancionero se impusiera haciendo equilibrio con su virtuosismo con el instrumento: fue la primera mujer en aparecer en la tapa de la Bass Player Magazine y llegó a presentarse en 1992 a una audición para reemplazo de Muz Skillings en los por entonces de moda Living Colour. “No, la verdad es que no me sentí para nada frustrada de no entrar en la banda. Creo que en ese entonces podría haber sido un buen trabajo: amo viajar y conocer gente y eso también fue muy importante para mi desarrollo, pero la verdad es que ya estaba muy concentrada en mis propias composiciones, y después pude viajar por mi cuenta ¡así que fue mejor que no me aceptaran!”. Los siguientes dos discos de Meshell en la década (el soulero y místico Peace Beyond Passion es del 96 y el intimista e inspirado Bitter salió en 1999) confirma esto: en sus canciones (algunas abiertamente bisexuales), esta mujer de cabeza afeitada podía mostrarse mística o politizada, rapear con gracia, hacer orquestaciones o hacerte bailar sin perder nunca un estilo exquisito, profundo sin ser pretencioso: algo así como una Sade a la vez más enroscada y vulnerable. “Siempre escuché muchísima música, de todo lo que te puedas imaginar: Clifford Brown, Miles Davis, punk, world music, música de Broadway. Y muchísmo reggae: ésa es mi medicina y seguramente también me influenció porque siempre escuche muchísima música jamaiquina. Pero como cantautores me encantan gente como Cat Stevens, George Harrison, RZA o George Clinton. Gente a veces no tan valorizada pero que te ofrece en cada canción una visión del mundo profunda y a la vez graciosa, o irónica”. Meshell también supo sumarse en algún momento a la banda de Madonna, algo de lo que no sólo no reniega (con ella grabó “I’d Rather Be Your Lover” de Bedtimes Stories) sino que incluso la considera parte esencial de su formación: “Ella realmente cambió mi vida y también se la cambió a la sociedad; seguro que también es parte de tu propia vida. Tengo una conexión muy profunda con ella incluso antes de haber tocado en su banda”, dice y quizá sea más benévola con ella que con Prince, algo así como el ídolo decepcionante: “La razón por la que hago música es Prince, aunque tengo que aceptar que siempre tuve malas experiencias con él: no es un tipo agradable y aunque lo amo, la verdad es que me crucé con cientos de personas que también me dijeron eso sobre él, aunque capaz que no se animan a hacerlo público”. Para no seguir hablando del mal carácter del genio de Minneapolis, Michelle recuerda con mucha alegría su participación en Saint of Me de The Rolling Stones: “¡Eso fue fucking hermoso! No tuve la suerte de poder interactuar con Keith Richards, pero estuve en las sesiones con Mick Jagger y fue asombroso. La onda de esa sesión se generó por los Dust Brothers, así que mi agradecimiento es hacia ellos”. No es casual que Ndgeocello (que también supo brillar como invitada de John Cougar Mellencamp, Chaka Kahn, Basement Jaxx’s o Miguel Migs) sea tan solicitada como criticada: “Hacia el 2002 te puedo asegurar que, aunque me iba bastante bien, me descolocaba bastante que me acusaran de no hacer música negra. Es cierto que a Jimi Hendrix también le hicieron el mismo planteo, pero lo interesante creo que fue que eso me generó un desafío y me inspiró a hacer Cookie: The Antropological Mixtape. Pero el groove en mi música siempre está presente, incluso si no es una canción rápida: hay algo en el ritmo con lo que la gente conecta instantáneamente, algún fuerte sentido del carácter en el groove”. Sea en un tema más bailable o intimista, el sentido del ritmo y del espacio que genera Comet Come To Me Naive, su último disco del 2014 rescata su swing inconfundible, cálido y picante: quizá por eso se la sienta regocijarse cuando comenta que va a tocar algunas canciones de Pour une Âme Souveraine: A Dedication to Nina Simone, su disco homenaje a Nina Simone: “Yo toco como canto, no me considero una virtuosa, pero me encanta improvisar y seguramente eso fue importante para mí para desarrollarme como instrumentista. No sé a esta altura qué hace que un disco esté sobreproducido; pero sí sé que el mejor sonido no siempre se logra con un montón de cosas, aunque eso es algo realmente muy subjetivo, que tiene que ver con el gusto. Yo tengo una estética: ser siempre auténtica con mi música”.
Meshell Ndgéocello toca el Jueves 7 de Abril a las 21 en el Teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125.
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