› Por Angel Berlanga
¿Aceptará el debate Alberto Manguel? ¿Cuál es el destino y la incumbencia de las Bibliotecas Nacionales? Quiere charlar con él, sobre eso y aledaños, Horacio González: una conversación entre los dos últimos directores de la casa que entrevió y entonces supo fundar Mariano Moreno, allá por 1810, los comienzos de la Nación. Más de dos siglos de viaje lleva el arca, repleta de criaturas y anclada hoy en lo alto de la barranca que daba al río: desde la Revolución de Mayo a la Revolución de la Alegría. En el camino los viejos edificios, el de Perú y Moreno, el de la calle México inaugurado a comienzos del siglo pasado, la mansión Unzué que habitaron Perón y Eva y fue demolida para erigir la nave de hormigón que imaginó Clorindo Testa, y también “para despejar el ambiente de lo que allí se incubó”. En el camino, además, los directores que dejaron su impronta, Paul Groussac, Jorge Luis Borges. Horacio González dejó la suya a lo largo de una década, gran parte del gobierno kirchnerista, y se alejó tras la elección que puso a Mauricio Macri como presidente. En su reemplazo fue nombrado el escritor y ensayista Alberto Manguel: “Me siento profundamente honrado por este cargo: la lista de directores previos me intimida y me desafía”, dijo cuando la cosa se concretó. Nacido en 1948 en Buenos Aires, Manguel vivió desde los 21 años fuera del país, donde elaboró una carrera exitosa y prestigiosa. La convocatoria del ministro Avelluto lo pescó con compromisos previos, así que aceptó en diciembre de 2015 para asumir efectivamente en julio. En el medio fueron despedidos 240 trabajadores de la Biblioteca; luego fueron reincorporados más de la mitad; y Manguel se encontró con algunos escraches durante sus presentaciones en la Feria del Libro. “La Biblioteca no es un negocio”, se leía en algunos de los carteles que lo increpaban.
“Lo llamo al debate. Si lee estas líneas, quizás se anime.” González le cursa la invitación a Manguel en la entrevista que le hizo Conrado Yasenza, editor y director de La Tecl@ Eñe, el portal digital de sociedad, política y cultura que lleva quince años compartiendo textos críticos y lúcidos de diversos autores, escritos especialmente para esta publicación. La entrevista, extensa, fue editada en el libro Entre la gestión vitalista y las hegemonías informáticas, que fue presentado hace unos días en la librería Caburé. González desgrana allí las ideas, los conflictos, los impulsos de su gestión: la relación con los gremios y sus tradiciones, la defensa del empleo público, el cotejo entre priorizar el aura dramática cultural y el ordenamiento libresco, la evolución de Carta Abierta, la apertura a expresiones y vertientes bien diversas, las disputas por el carácter de la informatización, la incorporación de archivos (el del diario Crónica, por caso) y su importancia, el carácter político de quien dirija el sitio. “Sentí que hicimos una gestión vitalista, no burocrática, por eso los burócratas nos atacan”, dice González, que sostiene que los despidos y las reincorporaciones son un modo de crear miedo, insta a Manguel a que reabra la editora de la Biblioteca, plantea que el Borges de su sucesor “es un Borges globalizado” que no tiene asperezas ni ironía y asegura que Manguel es muy político, y que si no habla de política es porque, tal como se desprende del sesgo humanista de sus libros, denostaría lo medular del macrismo.
El cacheo ideológico y los despidos en reparticiones públicas culturales y educativas, las sangrías salariales y presupuestarias, el desmantelamiento del Plan Nacional de Lectura, de orquestas juveniles, de las radios escolares, del Plan Fines. El descarte o la acumulación en depósito de libros escolares que no se distribuyen porque aparecen en ellos los nombres de los funcionarios del gobierno anterior. Lo de González es, en buena parte, un retruque a Manguel, que suspendió buena parte de las ediciones impresas y privilegiará las digitales y ha dicho que la Biblioteca no es un foro político, que el atesoramiento, la catalogación y el acceso a distancia son prioridades, y que las colectas para compras importantes son habituales en Europa y Norteamérica, y también las donaciones de particulares. De hecho en el portal digital de la Biblioteca ya se observan los logos de un hotel y un restaurante, empresas colaboradoras. Manguel ha dicho, también, que se propone construir sobre lo que ya estaba, y que bregará por una gestión inclusiva. Que no tuvo comunicación con González durante la transición, dijo, y también que esperaba una bienvenida, que le deseara suerte, que lo ayudase con su experiencia, “como se hace en estos casos”. Tal vez el debate que propone González sea una oportunidad para discutir idearios, horizontes, prácticas, enfoques. Lecturas. ¿Será, habrá tiempo y espacio? Después de todo, el macrismo se vende como el gobierno del diálogo. Incluso puede entreverse en qué consiste esa promoción.
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