HISTORIETA > JAZMíN VARELA
A los 27 años, Jazmín Varela es una de las historietistas jóvenes más inquietas de Rosario: forma parte del grupo Furiosas –que ya ha mutado en distintos proyectos colectivos como el Festival Furioso de Dibujo– y, aunque su especialidad son los fanzines, acaba de debutar en formato libro con Crisis capilar. Preciosista, desafiante y a veces autobiográfica, Jazmín Varela oscila entre la técnica elegantísima y las fantasías lisérgicas, entre la observación de los personajes callejeros y los psicodélicos animales selváticos.
› Por Andrea Guzmán
“¡Soy una mutante!” Después de pensarlo un poco, es lo que resuelve Jazmín Varela cuando intenta definir su propio estilo. Lápices de colores, estilógrafos sencillos o acuarelas inclasificables. Grandes como libros texto, o apenas objetitos en miniatura. En forma de acordeón o envueltos en coquetísimos sobres de papel vegetal. Así desparramados en una mesa, eclécticos e hiperactivos como la autora, todos los trabajos de Jazmín parecen de otra época. Mutantes, tiene razón. Tan indecisos en sus formas y sus materiales, como en las historias que ella elige para contar. Algunas, parte de fantasías alucinatorias súper lisérgicas y otras, retratos de su cotidianeidad más épica o de sus recuerdos de infancia. Y una técnica admirable en prácticamente cualquier material que ella elija para explorar, casi como si lo manejara de siempre, aunque los seleccione de forma antojadiza. “Es que me aburro”, asegura. “Me cuesta decir, bueno, este trabajo lo voy a seguir un montón de tiempo, con este mismo estilo, estos mismos materiales y esta misma historia”. Todo esto, porque Jazmín habita ese único y escurridizo mundo posible, chiquito pero en constante reinvención, donde este tipo de mística indecisa y nómade podría materializarse: el mundo del fanzine. Es una rosarina prodigio de 27 años, que aunque lo ha intentado en el diseño y la ilustración tradicional, cuenta que en este soporte encontró su lugar creativo definitivo. Bien lejos del trabajo de oficina frente a una computadora, bien cerca de sus princesas y animales selváticos a todo color, las aventuras juveniles y el amor por el formato analógico y manoseable. Hace pocos meses, ganó el concurso para publicaciones organizado por la Editorial Municipal de Rosario, gracias al que acaba de editar Crisis Capilar: un luminoso librillo con el espíritu fanzinero intacto, que es también una de sus primeras incursiones en la historieta.
Observadora crónica de la naturaleza con asombro juvenil, Jazmín empezó de niña dibujando en el jardín mientras sus padres dormían la siesta. Y ya de grande, sus primeros acercamientos al área fueron lógicamente dentro de la ilustración infantil. “Fui un fracaso”, se ríe. “Era la única salida que le conocía al dibujo. Pero me di cuenta que estaba buscando algún formato en el que pudiera contar otro tipo de cosas”. Su sentido del humor tan auténtico, a veces desafiante, a veces negro. Algunos de sus personajes, demasiado indómitos o crípticos para las historias infantiles, necesitaban otro tipo de soporte. Así que decidió básicamente ser su propia jefa. Recortando y armando sus propios libros, y atendiendo su local de indumentaria de jardinería frente a la terminal de ómnibus Mariano Moreno. Ahí es donde se pone a pensar en esos animales salvajes de colores flúo y los botecitos hechos de bananas gigantes que habitan algunos de sus fanzines. Y también, en esas astutas escenas salidas de la cotidianeidad, donde ha ido explorando cada vez más decidida el componente autobiográfico con bastante gracia. Para ilustrar un poco, uno de sus libritos estrella –con vocación de experimento social– Me gusta la gente que vive enfrente de la terminal, es un catálogo entrañable de personas que ella ve pasar diariamente desde su ventana. Ahí aparecen a todo color, la chica que da yoga en la verdulería, la señora que rompe botellas o los panchos de ocho pesos que son “casi ricos”. También aparece por ahí, su Kit de la buena suerte, un set de graciosas postales místicas donde asoma, por ejemplo, una versión del Gauchito Gil desa- fiante y fumeta.
Los colores pastel acuareloso, las miniaturitas de precisión estricta, los gatos blancos que reposan con gracia, hacen contraste con la denominación de origen de la autora: Jazmín es una Furiosa. Parte de un grupo de ilustradoras rosarinas, entre las que asoman algunos nombres como el de María Luque o el de Victoria Rodríguez. Las chicas empezaron reuniéndose solo para dibujar juntas, en un grupo que ya ha mutado en distintos proyectos colectivos como el Festival Furioso de Dibujo, uno de los más interesantes que existe para curiosos de la edición independiente. O una nueva editorial del mismo nombre, que acaba de lanzar una primera colección de ilustradores locales que vale la pena conseguir. En su elocuencia gráfica desbordada, Jazmín cuenta que le rehúye un poco a los planes a largo plazo y por eso mismo, siempre le escapó también a la continuidad de una historieta. De ahí, su afición a los fanzines pequeñitos y auto conclusivos, y también, a los trabajos que se construyen en grupo. Sin embargo, le bastó entusiasmarse y nada más unos admirables primeros intentos en la historieta autobiográfica para ser elegida como parte de Los Accidentes, la muestra de los mejores y más extraños historietistas sub 30, curada por el siempre arriesgado editor rosarino José Sainz, en la que se puede ver su trabajo y algunos fragmentos de su libro, hasta mitad de noviembre en Buenos Aires.
“13 años, me salieron tetas y dicen que soy puta”. “23, soy insegura y antisocial”. “27, me chupa todo un huevo”. Así se lee en algunas de las viñetas de Crisis capilar. Frases ilustradas por los más exóticos peinados que una chica, más bien movediza y existencialista, podría tener a lo largo de su vida. En medio de la proeza de su técnica, sorprende la autenticidad desgarbada que hay en sus historias y su forma de narrar. En las que el componente autobiográfico queda más lejos de lo mundano, y más al servicio de momentos sorprendentes y memorables. “Siempre me pintó hacerme cosas en el pelo y quería hacer un registro divertido. Pero mientras lo iba haciendo, me acordaba por qué había decidido esos cortes, qué estaba pasando en mi vida en ese momento. Entonces, al final, la historieta terminó siendo un registro del paso del tiempo. Un registro de distintos momentos de la vida de una persona a través de los looks”, cuenta Jazmín. Para complementar esta crisis de cabellos, es bueno revisar su serie de mini historietas –en formato fanzine– una recopilación de recuerdos de infancia donde, por ejemplo, se compra su primer bikini o tiene sus primeras peleas ¡a piñas! con algunos chicos de la primaria. O incluso, su muy activa cuenta de Instagram, donde revela alguno de sus momentos más cotidianos. Ahí mismo, entre lo que se vislumbra como algunos escenarios espaciales lisérgicos, y una inquietud colorida por la astrología, basta acercar la imagen para ver emerger sus diálogos, y algo de su espíritu desafiante y divertidísimo.
El Festival Furioso de Dibujo se hace del 8 al 11 de noviembre en Plataforma Lavardén, Mendoza 1085, Rosario.
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