PERSONAJES
RECUERDOS DEL FUTURO
El 11 de setiembre del año
pasado, cuando Al Qaida borró del mapa las Torres Gemelas de Nueva York,
corrió un rumor inquietante: un pintor argentino habría profetizado
la tragedia en un dibujo de 1939, cuando las Torres ni siquiera eran un sueño.
El dibujo era de Benjamín Solari Parravicini,
(a) Pelón, un aristócrata porteño que alternó
los pinceles con los vaticinios y se hizo secretamente famoso al anticipar dicen
el lanzamiento del Sputnik, la TV, las comunicaciones por satélite y la
fecundación in vitro. Conozcan la historia del Nostradamus argentino, el
hombre que ya está en boca de todos.
› Por Mariana Enriquez
Benjamín Solari Parravicini
nació en 1889 en el seno de una familia aristocrática. Su bisabuelo
fue esposo de Mariquita Sánchez de Thompson, su madre era la prima hermana
del actor Florencio Parravicini y su padre, Benjamín Tomás Solari,
fue diputado nacional y psiquiatra de renombre. La familia tenía una mansión
en Vicente López, una suerte de palacio llamado La Casona,
que Benjamín usó como chacra de adulto. Era el mayor de ocho hermanos
y le decían Pelón. Durante toda su vida se dedicó
a la pintura con bastante éxito: llegó a exponer en los salones
de la Asociación Amigos del Arte (en la calle Florida) y recibió
felicitaciones del entonces presidente Marcelo T. de Alvear, que acudió
a la muestra. Más tarde obtuvo un premio en una exposición internacional
organizada en la Rural y enseguida expuso en Lieja, Bélgica, donde consiguió
una medalla de oro y logró que el rey Alberto 1º comprara una de sus
obras. Hasta llegó a ser director del Museo de Bellas Artes de la Municipalidad
de Buenos Aires.
Casi nadie se acordaba de él, sin embargo, hasta setiembre del año
pasado, cuando Al Qaida atacó las Torres Gemelas en Nueva York y comenzó
a crecer un rumor: el pintor argentino habría profetizado el hecho y
de forma contundente, además en uno de sus dibujos. Es que Solari
Parravicini era bastante más que un pintor: por estos días se lo
llama el Nostradamus argentino, y hasta hay quien se atreve a ponerlo
por encima de aquel célebre profeta. Víctor Manuel Jara, especialista
en Parravicini que trabaja en Kier, la librería-editorial que publica los
libros del profeta, sostiene que tiene sus detractores, pero para mí
es el más impresionante de los videntes a lo largo de los siglos. Incluso
más que Nostradamus. Nostradamus es muy complejo, muy oscuro; escribía
en provenzal, y las traducciones no siempre son buenas; es ambiguo, cambiaba las
fechas tendenciosamente para que no se descubrieran. Solari escribía en
nuestro idioma, es contemporáneo y además están los dibujos
originales en poder de sus amigos para verlos. Además, Parravicini
está de moda: sus primeros dibujos proféticos fueron publicados
a fines de los 60 en la revista Conocimiento de la Nueva Era, que se vendía
sólo por suscripción. Desde entonces aparecieron cada tanto algunos
libros sobre su trabajo, como el de su amigo Sigurd Von Wurmb, en
1972. Este año, con el renovado e inesperado interés, Von Wurmb
publicó el segundo, Dibujos proféticos: Tomo II, en Editorial Kier,
y Norberto Pakula desempolvó 172 dibujos que el profeta le había
regalado para recopilarlos en El testamento profético de Benjamín
Solari Parravicini. Los libros con sus profecías se venden como pan caliente,
y la conferencia que el investigador Dante Franch dio sobre él el viernes
pasado, en el teatro Astros, se promocionó en Crónica TV, un evidente
signo de popularidad.
El dibujo que lo redescubrió es inquietante: muestra la Estatua de la Libertad
partida por la mitad, con dos edificios que se derrumban a sus lados. Lo hizo
en 1939, cuando las Torres ni siquiera habían sido soñadas. Como
el resto de sus dibujos proféticos, lo acompaña un texto que dice:
La libertad de Norteamérica perderá su luz. Su antorcha no
alumbrará como ayer y el monumento será atacado dos veces.
Para colmo, en su discurso del 11 de setiembre desde la Casa Blanca, George W.
Bush usó un lenguaje parecido al del profeta. Dijo: Estados Unidos
fue blanco de un ataque porque somos el faro de la libertad y oportunidad en el
mundo. Y nadie hará que esa luz deje de brillar. En 1972, Parravicini
dibujó lo que se cree es el anuncio de la aparición de Osama Bin
Laden. Decía: El guerrillero fatigado acribillará al que le
creó. Se tornarán entre ellos. Exterminio.
Estas profecías son sólo dos de las más de 700 psicografías
que Parravicini hizo desde los años 30, cuando empezó su actividad.
Una psicografía es una escritura o dibujo hecho por una persona
pero sin intervención de la mente consciente, recibido a través
de un canal extra-físico. Lo que significa que Parravicini dibujaba y escribía
a dictadode una voz a la que llamaba su Angel Amigo o
Fray José de Aragón, según reza en las cartas
a su amigo Sigurd Von Wurmb, el primero en publicar un libro sobre el profeta,
en 1972. La primera señal de sus capacidades paranormales llegó
en los años 30. Antes de esa década, Parravicini tenía algunas
habilidades: podía encontrar objetos perdidos y hasta personas. Pero una
noche, en la casa paterna de la calle Córdoba, una lámpara estalló
en su habitación mientras estaba leyendo una novela. Según le dijo
a su hermano menor, Justino, la lámpara se estrelló contra una pared
cuando él levantó la mirada. Desde entonces empezó a pasarse
las noches encerrado, dibujando lo que la entidad le dictaba. En sus cartas a
Von Wurmb explicaba que con el Angel conversamos como amigos viejos constantemente
y a toda hora. Parravicini tuvo premoniciones hasta que murió, en
diciembre de 1972. Nunca buscó al espíritu que lo usaba como instrumento.
Toda comunicación con el Alto llega espontáneamente,
decía. Yo nunca llamo ni invoco. Nunca realizo reuniones ni asisto
a ellas.
Como todo lo relacionado con lo paranormal, el caso Parravicini puede reducirse
a una serie de disparates o, en todo caso, a una serie de interpretaciones disparatadas
de las fantasías de un hombre por demás imaginativo. Lo cierto es
que, unos meses después del gran impacto de las Torres Gemelas (el dibujo
se reprodujo en revistas europeas y Fabio Zerpa, amigo personal de Parravicini,
llegó a hablar del tema en talk-shows norteamericanos), el profeta argentino
se puso de moda y las recopilaciones de sus psicografías empezaron a venderse.
Entonces, en diciembre, pareció cumplirse otra profecía impactante.
En 1971, Solari había vaticinado que la Argentina tendrá su
Revolución Francesa en triunfo. Puede verse sangre en las calles si no
ve el instante del hombre gris. Y un año más tarde: La
clase media salva a la Argentina. Su triunfo será el mundo. Los creyentes
están convencidos de que esa Revolución Francesa sobrevino el 19
y 20 de diciembre, y no tienen dudas acerca de la interpretación de la
clase media. En lo que discrepan es en el hombre gris. Muchos
creen que es un individuo, para otros una clase social, dice Jara. Para
mí es alguien inoperante, pero esa etapa ya pasó. Después
hay otra profecía que habla de tres hombres: podría ser una junta.
Ellos elegirán a un nuevo hombre. El problema es que también es
un hombre gris. Puede querer decir que será más de lo mismo, o que
ese hombre cambiará algo. Yo no creo.
Pero Solari Parravicini no veía un futuro negro para Argentina. Todas sus
profecías se detienen en el 2002, porque, explica Jara, el poder
que le permitió ver el futuro no lo dejó ir más allá.
Su veredicto era que esta crisis pasaría después de una gran prueba
de depuración, e incluso que el país volvería a recibir inmigrantes,
por la sencilla razón de que el resto del mundo se incendiaría.
En 1972 escribía: Argentina samaritana del mundo y Argentina
es vacía porque vacía debe permanecer, hasta el día de la
llegada de su hermano mundo, herido en los fuegos.
Todo esto, en efecto, puede considerarse una vaguedad. Pero Solari Parravicini
sabía ser muy preciso. El 80 por ciento de las profecías de
Solari se cumplieron, explica Jara, y además son de muy fácil
interpretación. Anticipó el lanzamiento del Sputnik, la TV, las
comunicaciones por satélite, la fecundación in vitro. Tiene una
lucidez increíble. Las que son un poco más difíciles o polémicas
son las que se refieren a temas espirituales o religiosos. Las de temas políticos
o sociales son claras como el agua. Como los amigos del profeta (entre los
que figuran Zerpa y Pedro Romaniuk), Jara es un entusiasta, pero también
es cierto que algunas de las psicografías de Parravicini impresionan. Aquí
van algunos ejemplos.
* En 1937 (veintidós años antes) anuncia la aparición de
Fidel Castro: Cabeza de barba que parecerá santa mas no lo será,
y encenderá las Antillas.
* En 1938 anticipa las fechas de la ocupación alemana de París en
una psicografía donde aparece la bandera tricolor francesa: Caerá
el corazón del mundo, año 40. Caerá y será alemán
hasta el 44.
* Ese mismo año anticipa los satélites, la TV, la fecundación
in vitro y la perra Laika: Llega un nuevo sistema de comunicaciones en el
mundo por planetas artificiales; ¡Visión doméstica!
Por pequeña pantalla se verán en domicilio propio los sucesos externos;
Maternidad artificial ¡cultivada!; El can será
el primer volador.
Así como podía ser preciso, Solari Parravicini también solía
ponerse apocalíptico. En 1959 profetizó que naves interplanetarias
no visibles a la retina humana llegarán a la Tierra. Habitarán América
en el extremo Sud. Allí recogerán materiales para socorrer al mundo
en el hambre y en el cataclismo de fuego. Portarán sangre humana a sus
laboratorios satélites para elaborarla artificialmente. ¡Proveerán
de hemoglobina!. Esto, hasta donde sabemos, no pasó. Más razonables
suenan sus advertencias sobre el poder de la cibernética. En 1972, por
ejemplo, escribió: La automatización entusiasta del ser humano
por la máquina inteligente que crece en poderes le llevará a la
inutilidad; La computadora desafiará al hombre que le creó
y le derrotará en su todo. La máquina perecerá en los fuegos;
o: Humanos: la cibernética, forma tecnológica de poder, será
asesina del hombre en el llegar del llanto. En una línea distinta
anuncia el papel de Oriente como Oriente sangra, su sangre sangrará
a Occidente ¡será en el fuego!.
A lo largo de su vida, Parravicini dijo haber tenido varios contactos con extraterrestres.
Creía que llegarían a salvar el mundo. De hecho fue a través
de ese tema como conoció en 1968 a Fabio Zerpa. Se cree que hizo más
de mil dibujos, muchos de ellos perdidos, porque al principio, cuando no comprendía
lo que estaba haciendo, tiraba los garabatos que ejecutaba siguiendo los dictados
de la voz. Semejante cantidad de premoniciones autoriza cierto escepticismo: que
alguna vez acertara se puede alegar-era una mera posibilidad estadística.
Pero conviene anotar por las dudas una de los últimos dictámenes
que profirió sobre la Argentina: Sufrirá la tormenta en pequeña,
la que luego azotará al mundo. Será ejemplo. Y la tormenta,
ese gran cambio que azotaría al mundo, tendría lugar en la Hora
12. Lástima que Solari Parravicini no haya precisado a qué
hora de nuestra cronología corresponde.