Dom 12.06.2005
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LAS 7 DIFERENCIAS > UN DETECTIVE EN EL KINDER VS. NIñERA A PRUEBA DE BALAS

Bíceps & fórceps

› Por Mariano Kairuz

Nuevos bíceps se inflan en Hollywood y cualquiera hubiera esperado que detrás del demorado recambio generacional –entre Stallone, Schwarzenegger y, si se quiere, Chuck Norris y los actuales sólo hubo una breve escala en los mucho más “clase B” Steven Seagal y Jean-Claude Van Damme– se hicieran evidentes las mutaciones políticas e ideológicas del último cuarto de siglo. Es decir, que la confrontación de una película de aquéllas de los ‘80 y principios de los ‘90 con cualquiera del nuevo siglo constituyera toda una batalla entre dos épocas. Y sin embargo, entre Un detective en el kinder, una de las comedias con las que Schwarzenegger abrió su propio juego en 1990, y la flamante Niñera a prueba de balas, con la que el estólido Vin Diesel parece imitar aquella misma operación quince años más tarde, no hay más que diferencias superficiales. Y lo peor de todo es que ésta no es ni siquiera una remake oficial de aquélla sino tan sólo una mala copia. O para decirlo más ordenadamente:

1. Nada de patrioterismo ni razones de seguridad nacional: el mastodonte austríaco hacía de policía y el pretexto argumental para ponerlo a cargo de una sala de jardín de infantes con unos veinte nenes era la persecución de un peligroso narcotraficante. En cambio, Vin Diesel es un agente especial de la Marina que debe cuidar a los hijos del inventor de un aparatito hi tech capaz de revertir para siempre la escalada armamentista mundial. Tras él se encuentran unos espías coreanos (el detalle no es del todo inofensivo, pero convertirlos en terroristas árabes hubiera sido cosa seria).

2. Detective era una comedia policial con niños, nada compleja, pero destinada a un público adulto, y todo el asunto comenzaba con un asesinato. La primera secuencia de Niñera... también implica una muerte, pero no la muestra: estamos, lisa y llanamente, ante una película “familiera” producida por Disney, e inflige sus daños exclusivamente fuera de la pantalla, sobre el público.

3. El romance del protagonista es en ambas películas poco más que un ingrediente más de fórmula, pero al menos Detective... le ponía un poco de convicción a lo suyo y se tomaba su tiempo para desarrollarlo, mientras que el contacto entre Diesel y la directora de la escuela (que resulta tener, como él, entrenamiento militar) está absolutamente tirado de los pelos, por no decir que entre ellos tienen menos onda que una patada en los dientes.

4. Entre tantos niños sub-6 (“son unos monstruos”, grita el futuro gobernador de California), Detective... se las ingeniaba para ofrecer algunos chistes graciosos, y ver al gigantón burlándose o tratando de disciplinar a los párvulos con rigor militar tenía lo suyo. Con su abúlico grupete compuesto por dos adolescentes, dos niños de primaria y dos bebés y el mucho menos carismático Diesel a la cabeza, el juego de contrastes se reduce hasta que no queda nada. Ja, ja: Diesel termina convirtiéndose en el director de una puesta teatral de La novicia rebelde.

5. Parece un detalle tonto, pero los cráneos de varios guionistas se astillaron durante su confección: en cada una de las películas hay un animal; en la de Arnold se trata de un hurón, mientras que Diesel debe vérselas con un pato.

6. Arnold pareció entender el chiste: ellos eran pequeñitos, él era enorme y la gente lo conocía por hacer de robot asesino. Venía de hacer Conan, Depredador, Comando y de redefinir los ‘80 con Terminator. Ya había probado tener timing para la comedia (rubro en el que su contemporáneo Sly era nulo) en Gemelos y volvería a hacerlo en Junior. ¿De dónde viene Vin Diesel? De hacer de loco-pistero (Rápido y furioso), de James Bond lobotomizado (XXX) y de matarnos del aburrimiento con las crónicas espaciales de Riddick. Esta es su primera comedia y ya perdió por k.o.ante The Rock (el grandulón de El rey escorpión), que tiene un papel secundario como patovica sensible en la reciente Tómalo con calma.

7. John Kimble, el detective interpretado por Arnold, es austríaco como él (rara ocasión en la que se parodia argumentalmente su incapacidad para hablar inglés). El actual gobernador de unos de los estados más ricos del mundo necesitaría hacerle un par de “arreglitos” a la Carta Magna para acceder a la presidencia norteamericana. No se sabe mucho de las aspiraciones políticas de Vin Diesel –cuyas raíces son mitad negras mitad italianas–, ni si las tiene, pero nació en Nueva York, así que si quisiera... Pero eso ya es otra historia.

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