FOTOGRAFíA > LA SEGUNDA BIENAL ARGENTINA DE FOTOGRAFíA DOCUMENTAL
La Bienal de Fotografía Documental que se llevó a cabo en Tucumán tuvo como protagonistas no sólo a buena parte de los mejores fotoperiodistas en actividad, sino también un debate tan bienvenido como poco común. Y Radar estuvo ahí para escucharlo.
› Por Maria Mansilla (desde Tucumán)
Fue una de las primeras muestras inauguradas en la Segunda Bienal Argentina de Fotografía Documental la que sentó su ideología: muchas cabezas piensan más que una. Y mejor. Cómo expandir los límites del fotodocumentalismo. En el trabajo colectivo Amrik, presencia árabe en América del Sur se refleja el enriquecimiento que produce una suma de miradas: registros históricos y propuestas convencionales conviven con otras de lo más modernas, como los mosaicos de Pablo Garber. Las caleidoscópicas imágenes de Garber impresas en tapetes, como alfombritas, demuestran que la novedad del soporte no obliga al autor a resignar su intensidad documental sino todo lo contrario: le permite celebrar haber dado con estéticas y formas alternativas (y seductoras) que acercan su testimonio al público.
La Bienal, que adhiere al XIV Festival de la Luz 06 y fue organizada por la Agencia Infoto, la Universidad Nacional de Tucumán y la Secretaría de Cultura de Tucumán, copó los espacios culturales de esa capital entre el miércoles y el domingo pasados. Las principales imágenes, la lista de convidados así como la relatoría (desgrabaciones y archivos de audio) de las conferencias pueden espiarse en www.bienal.fotobitacora.com.ar Reflexionar y discutir el rol de la fotografía documental, repensar cómo se actualiza y cuál es su modo contemporáneo fue el fantasma que acechó en todo momento. Las líneas de fuego que abrieron revistas como Life y fotógrafos como Eugene Smith fueron y son apasionadamente respetadas; tomar la antorcha medio siglo después es la cuestión.
“La discusión es ver qué verdades y mentiras se dijeron siempre. Este es un momento especial para hacerlo: está en crisis el contrato social por el cual el referente real es la verdad. Esto nunca fue así, pero en algún momento un pacto social estableció eso. Ahora se ratifica una crisis que estuvo contenida todo el tiempo. ¿Qué nos queda? La credibilidad –dispara Julio Pantoja, referente de Infoto, director de la Bienal–. La crisis del referente no es ninguna novedad. Entonces, lo que nos queda es la credibilidad, poder dar un testimonio leal y honesto, profundizar en el concepto, en la persona, y no en una técnica o una estética. Por lo tanto, si uno se hace fuerte en lo conceptual, en la idea, en la honestidad, se puede liberar lo otro. La estética y el modo de mirar son, también, la parte a explorar para volver aún más atractivo lo que estamos haciendo. Desde ese lugar concebimos al fotodocumentalismo: de un modo absolutamente amplio, considerando como tal todo aquello que refleje que, detrás de la imagen, hay una posición honesta de contar una realidad, sin pretensiones de construir la verdad sino asumiendo las subjetividades que irreversiblemente tiñen todo esto.”
Otra de las inquietudes sobre las que se estuvo reflexionando es pensar como fotografía documental no solamente la registrada por reporteros y reporteras de chaleco Domke. Cuando no existía la fotografía, Goya, como dijo Susan Sontag, ha sido el primer reportero que mostró los horrores de la guerra. Pero, ¿quién puede asegurar que, incluso con un estilo más directo, muestra mejor los horrores de la guerra que el Guernica de Picasso, concebido cuando ya existía la fotografía? La fotografía resiste el mismo análisis: qué imagen tiene más valor documental, ¿una foto de la guerra de Malvinas tomada por Don Rypka o la casa de un gremialista impúdico hecha por un paparazzi? La intencionalidad puede ser otra, pero a la larga el material queda, y el que pueda buscar entre líneas en cada material gráfico encontrará datos vivos.
El último día de la Bienal, la última noche, después de la última cena, los reporteros gráficos que participaron del encuentro compartieron la sobremesa. Y éstas fueron las últimas reflexiones informales sobre un debate que bien podría irrumpir en los medios del modo más silencioso, pero no por eso menos elocuente: las imágenes.
Ataulfo Pérez Aznar: El otro día planteábamos: a Martín Parr, ¿se lo regalamos a las galerías de arte contemporáneo o lo traemos para acá? Tenemos que plantear un límite elástico.
Julio Pantoja: Las coordenadas de la producción son espacio-temporales: geografía y tiempo. No puedo producir en Tucumán, hoy, como si fuera parisino, y viceversa... Por eso, la fotografía pseudoneoyorquina que se exhibe en muchas salas porteñas no tiene más que un vuelo de cabotaje. Y por eso es un error creer que el problema de la fotografía es el Photoshop.
Julio Menajovsky: Me parece interesante que, en este lugar, se aprecie la fotografía en relación a la construcción de discursos que tienen que ver con lo real, y que todas las perspectivas sean cobijadas. Se trata de trabajar la diversidad. Eso está huérfano en la Argentina. Es importante, también, abrir el juego a nuevos actores, esto es demasiado importante para que sólo quede en manos de fotógrafos.
Adrián Pérez: En una de las charlas he escuchado una de las respuestas más lúcidas. Cuando un señor comentó que vio muchas fotos de gente pobre colgadas en la Bienal y preguntó, ofendido, dónde estaban las fotos de los ricos, Ataúlfo dijo: “Señor, esas fotos estuvieron durante diez años en la revista Caras”. Menem con la Ferrari ha salido en Caras también. Limpiando y tratando de ser reduccionista, creo que el único bastión a sostener es la calidad; hablamos de Eugene Smith pero a mí me gustaría superar a Martin Munkacsi. La calidad es atemporal.
Leo Liberman: El esfuerzo de calidad, por lo menos el mío, es que el lector se detenga frente a la foto y entienda la historia.
Tony Valdéz: Calidad es una palabra muy ambigua: es como decir cultura.
Martín Acosta: Ustedes mencionaron a Martín Parr, y el otro día hablábamos de Marcos López. Su laburo es maravilloso, pero no lo considero fotógrafo documental.
David Sisso: Para mí no hay mejor descripción de los ‘90 que la obra de Marcos López.
Ataulfo Pérez Aznar: Fue el único fotógrafo argentino que resolvió la problemática de Menem, aunque sea inconscientemente.
Martín Acosta: Estoy de acuerdo. Pero la fotografía documental tiene que tener obligatoriamente la pata en la realidad, y no una interpretación de lo que es irreal.
David Sisso: Esto es como en la literatura: muchas novelas dan mejor cuenta de un momento histórico, aunque sea a través del relato de aficionados, que el relato historiográfico.
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