CINE > LA NUEVA FANTASíA DE GUILLERMO DEL TORO
Después de grandes películas como Hellboy y El espinazo del diablo, Guillermo del Toro está a punto de convertirse en el nuevo gran director de fantasía y terror gracias a El laberinto del fauno, una fábula antifascista ambientada en la España de Franco que le dio miedo a Stephen King y fascinó a todo el mundo anglosajón.
Este jueves se estrena en Buenos Aires.
› Por Martín Pérez
Ver a Stephen King retorciéndose de miedo en una butaca de cine no debe ser una imagen muy común. Por eso es que el director mexicano Guillermo del Toro aseguró recientemente que fue la vez que más disfrutó en toda su carrera. Transportó con sus propias manos la copia de su película El laberinto del fauno hasta New England, donde vive King, y exhibió su película ante el autor de tantos clásicos inmortales de la novela de terror. “A King le debo mi vida”, aseguró Del Toro. Pero no por eso dejó de disfrutar al ver a su héroe sobresaltado ante la que, según el cineasta, es la mejor escena de la película, en la que un onírico monstruo sin ojos persigue a una niña que se ha atrevido a comer de su opípara mesa. “Después de la exhibición fuimos a un restaurante indio. La cuenta salió 36 dólares y pagué yo. ¡Salgo muy barato!”, bromeó Del Toro. Pero realmente le salió barato el chiste, porque King acaba de ubicar a El laberinto... en el puesto número uno del Top 10 de películas del año que publicó en el semanario norteamericano EntertainmentWeekly. ¡Antes que Los infiltrados y Casino Royale! “Me sedujo totalmente su belleza y ferocidad emocional”, escribe King. “Creo que este extraordinario cuento de hadas para adultos es la mejor película fantástica desde El mago de Oz. Y, aunque es mucho más oscura, sigue celebrando el espíritu humano.”
Considerada por su autor como la película hermana de su anterior producción, El espinazo del diablo, El laberinto... es una extraña fábula ambientada en 1944, año que Del Toro entiende como el que cambió todo en el mundo. Los aliados desembarcan en Dunkerque, el curso de la Segunda Guerra Mundial cambia decisivamente, y en España unos rebeldes siguen combatiendo al poder franquista. “Mi idea con El laberinto del fauno fue la de hacer un cuento de hadas antifascista. ¡Algo que pienso que es totalmente pertinente con el mundo de hoy!”, asegura Del Toro. Y agrega: “Siempre me pareció que la alegoría es el mejor vehículo para poner fuertes ideas políticas en la mesa. Por eso siempre prefiero a George A. Romero antes que a Oliver Stone”.
Ni uno ni otro en este último opus: Del Toro cuenta la historia de una niña que en medio del machismo fascista encuentra, en lo profundo del bosque, una vía de escape en un laberinto presidido por un fauno. “Es un personaje que ya estaba en mi tesis de guión en la escuela de cine”, le explicó el director a la revista británica Sight & Sound. Originalmente, Del Toro pensó la película de una manera totalmente diferente. Era la historia de una mujer que se mudaba a una casa abandonada que su marido reparaba, en la época victoriana. Ella se enamoraba de un fauno con el que hacía el amor todas las noches. La mujer empezaba a ver cómo el laberinto florecía, y de allí comenzaban a salir criaturas. Llegado a un punto de la historia, el fauno le decía a la mujer: “Si quieres vivir con nosotros, deberás sacrificar a tu hijo”. “¿Hay alguno de estos elementos en El laberinto del fauno? Sí. ¿Se parece a la película que imaginé entonces? No”, se responde el propio Del Toro.
Nacido en 1964 en Guadalajara, Jalisco, Guillermo del Toro forma parte de un extraño trío de directores mexicanos dispuestos a conquistar Hollywood. Con sus amigos González Iñárritu y Alfonso Cuarón, Del Toro cruzó la frontera una década atrás, y no lo tuvieron muy fácil. “Nos ofrecían sólo películas con toros, derivados de El Zorro”, recuerda. “Pero ahora las cosas han cambiado, y podemos hacer toda clase de películas.” No fue un camino fácil, sin embargo. Del Toro confiesa sufrir cada vez que vuelve ver su película Mimic, la primera que hizo para Hollywood, y recuerda la clase de obra que pudo ser. Mientras Del Toro –que resignó su sueldo en esta última película para poder terminarla como quería– sigue soñando con reunir el presupuesto necesario para rodar Las montañas de la locura, de Lovecraft, y anuncia que estará rodando la segunda Hellboy para abril, El laberinto... acaba de ser nominada a los Globos de Oro como mejor película extranjera. Compite contra un número puesto como Volver, de Almodóvar, así que no va a ser fácil. Pero ya se habla de algún destino de Oscar. Por las dudas, la película se estrena en los Estados Unidos este fin de semana, en el límite para el premio de la Academia. “Yo llamo a Hollywood como la tierra del no lento”, bromea Del Toro. Pero también sabe que algunas veces incluso Hollywood tiene que decir que sí.
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