Dom 14.01.2007
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MúSICA > ERLEND OYE, DE KINGS OF CONVENIENCE, EN ARGENTINA

Madera noruega

En 2001, el disco debut de un dúo noruego llamado Kings of Convenience se transformó quizás en la primera movida musical del siglo XXI: el neofolk. Ahora el grupo se ha separado momentáneamente, pero Erlend Oye, uno de sus integrantes, sigue con su cruzada acústica de forma solista. Y el viernes la presenta en Buenos Aires.

› Por Martín Pérez

Cuando empezaron a trabajar en su primer disco como dúo, a comienzos de esta década, los integrantes de Kings of Convenience pensaban que el foco de la música pop europea estaba demasiado puesto en la producción, y que el arte de escribir canciones y letras había quedado en un segundo plano. “Para mí, eso es lo más importante en la música: la canción, la melodía y las letras”, explicó recientemente Erik Glambeck Boe, el cantante del grupo noruego, durante la gira de promoción norteamericana de su largamente demorado segundo disco, Riot in an Empty Street. Y agregó, volviendo a recordar aquellos comienzos: “Quisimos volver a lo básico. Pero, al mismo tiempo, seguir haciendo música pop. Era importante para nosotros insistir en que éramos una banda pop, no dos simples cantantes folk con sus guitarras acústicas”.

Aquel vínculo con el pop antes que el folk lo subrayó el hecho de que los Kings of Convenience rápidamente hicieron remixar sus primeros temas por artistas como Andy Votel, Ladytron, Four Tet y sus compatriotas de Royksopp. Pero aquella convicción de regresar a lo básico fue lo que vinculó su aparición con todo el gran arco folk que va desde Simon & Garfunkel en los sesenta hasta Suzanne Vega en los ochenta. Rápidamente un periódico como el NME quiso descubrir una movida neofolk en la coincidente aparición de solistas y grupos como Badly Drawn Boy, I Am Kloot y los Kings of Convenience y el título del álbum debut de los noruegos era ideal para bautizarlo: Quiet is The New Loud. Algo así como La tranquilidad es el nuevo ruido. “Un título que se me ocurrió cuando estaba en Londres y fui a ver una banda llamada Low”, confesó alguna vez Erlend Oye, el otro integrante del dúo que devino mágicamente en estrellas continentales del Top 40 en Europa, gracias a canciones deliciosamente melancólicas como “Winning a Battle, Losing the War”, “I don’t Know what I can Save you from” y “Toxic Girl”, entre otras de aquel álbum debut. Y todo por la decisión de poner el foco en las melodías y las letras antes que en la producción.

Una historia algo más ordenada de Kings of Convenience debería comenzar unos kilómetros al sur de Bergen, la segunda ciudad en importancia de su Noruega natal. En el living de la casa de los padres de Oye, con una hermosa vista hacia un lago que se llena de vida en verano y se hiela en invierno, Erlend y Erik comenzaron a componer sus primeras canciones. El primero en salir de ese living fue Erlend, a comienzos de los ’90, como parte de un grupo de Bergen llamado Skog. Pero antes de que el grupo se separase, Erik se sumó como cantante en un homenaje noruego a Joy Division, interpretando el clásico “Eternal”. El destino los volvió a unir cuando Erik estaba en Inglaterra intentando seguir la carrera de psicología, y Erlend tocaba la guitarra en el grupo Peachfuzz, integrado por noruegos pero instalado en Londres. Apareció la posibilidad de grabar un disco, y ambos regresaron a Bergen para ponerlo a punto. Aquel álbum debut tuvo una primera versión en el 2000 titulada como el grupo, pero muchos de los temas de ese primer disco volvieron al año siguiente para Quiet is the New Loud, que su site oficial reconoce como el primer disco propiamente dicho. Aquí es donde la historia se acelera, y aquel movimiento acústico que ayudaron a bautizar puede ser considerado como el primero del nuevo siglo. Al punto de que lo acústico pudo desplazar un poco a las programaciones, y cuando los Kings terminaron su segundo disco, a mitad de la década, no estuvo tan solo en las bateas junto a los neofolk con Devendra Banhart a la cabeza. Tal vez por eso, también, es que no fue tan escuchado como el primero. Estaban acompañados, ya no hacían tanto ruido.

“Es un lugar muy grande, ayúdenme por favor. Y pídanle silencio a la gente que esté hablando.” Así es como Erlend Oye invita a sus fans a su próximo show acústico en Buenos Aires en su página del site My Space. “Seremos mi guitarra y yo”, aclara. Y adelanta que hará temas de su disco solista Unrest, su nuevo grupo Whitest Boy Alive y por supuesto también los del dúo que lo hizo famoso. En la filmación de uno de sus recientes shows solistas que se puede ver en Youtube, registrado en Florianópolis, Erlend interpreta también –en guitarra y piano– una variada gama de covers, entre los que figuran clásicos de The Smiths y Big Star. En Brasil es donde Erlend está grabando su próximo disco, pero la existencia de una actividad musical más allá de Kings of Convenience se transformó en una necesidad cuando, después del primer éxito, Erik le dijo que no le interesaba mucho tocar en vivo. Que prefería terminar su carrera de psicología. Así fue como Erlend se vio obligado a grabar solo Unrest (2002), y luego creó el cuarteto Whitest Boy Alive, cuyo álbum debut, Dreaming, salió a mediados del año pasado. Pero el gran sueño de Erlend es que dejen de preguntarle, cada vez que toca solo o con sus otros grupos, si Kings of Convenience se ha separado. Porque no sabe cuándo ni cómo, pero sí que volverá a grabar un disco con su compinche Erik. Y su tranquilidad conjunta volverá a hacer ruido.

Erlend Oye toca el próximo viernes como inauguración del ciclo Compass, en Niceto Club, junto a Fabián Dellamónica y DJs Pareja.
Niceto Vega 5510, a las 24.

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