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Domingo, 25 de febrero de 2007

TENDENCIAS > LA MODA DE LAS T-SHIRTS CON MENSAJE

¿Y ahora quien escucha tu remera?

Ocurrencias, chistes, definiciones, ingeniosos juegos de diseño, comentarios sobre las noticias de ayer o el estado del mundo: todo eso entra en las remeras con inscripciones, que pueden gritarle al mundo tanto que el portador es una bomba sexy como que George W. Bush destruirá el planeta. ¿Necesidad de opinar y diferenciarse? ¿Signo de los tiempos ultrainformados? ¿Carrera por la originalidad? Aquí, una mirada al fenómeno.

 Por Natali Schejtman

Nunca antes la calle vino con tanta bibliografía ad hoc. Este verano sobresaturó con su desfile de pecheras parlantes: chistes, opiniones, posturas frente a la vida o frente a una noticia de la semana anterior, todo eso entró en una remera, como si fuese una especie de pizarrón (con todo lo renovable que eso implica) que sirve para sentenciar un gritito del momento y después acallarlo en el fondo del placard, cuando ya nadie sepa a qué alude y cuál es su gracia.

El combo del boom de las remeras parece incluir vicios bien contemporáneos: la necesidad de volver a poner de moda una prenda barata y masiva, la pulsión de opinar sobre cada cosa que pasa (de la mano de blogs, flogs, egologs, emologs, etcétera), el peso fugaz de todas esas opiniones, tan efímeras como cualquier noticia de un diario.com, y, cómo no, la despiadada, brutal y virulenta carrera por ser más filoso, más inteligente y más ocurrente.

Por siempre Godard. “El cine que nos gusta”, dice Matías Carbone, diseñador de Félix

También, de paso, una mirada retro, que nunca viene mal. En este caso las miradas apuntan a dos historias entrelazadas. La primera la encuentra a la diseñadora inglesa Katherine Hamnett, especialista en remeras símil camisón con inscripciones políticas antibélicas y proecologistas, que tuvo un pico de popularidad cuando se encontró con Margaret Thatcher portando una remerota que decía: “el 58% se opone al pershing” (en referencia al misil nuclear). La banda ochentosa Frankie Goes To Hollywood incluyó como promoción remeras con una estética similar y la frase “Frankie Says Relax” en honor a su híper hit, un eslogan que saltó a la masividad y fue completamente resignificado cuando la BBC prohibió la exhibición del videoclip, por su temática homosexual. Al día de hoy, esa remera forma parte de la memorabilia de los fanáticos. Tanto es así que algunos remerólogos que naufragan en la red la tienen como la remera que supo transmitir mejor que ninguna otra el pulso de su época, y la comparan con la reciente “No One Cares About Your Blog” (A nadie le importa tu blog). No son éstas las únicas comparaciones. El estilo Hamnett (y los años ochenta en general) tiene algún tipo de homenaje en la marca de remeras más resonada del momento: House Oh Holland. Sus modelos (remeras grandotas, de un solo color con letras grandes) disparan fuego a un mundo de la moda que sólo captan los especialistas más actualizados: “Cause me pain, Hedi Slimane” o “Do me daily, Christopher Bailey” (Hacémelo a diario, Christopher Bailey), siendo Hedi Slimane diseñador top de la firma Dior y Christopher Bailey director creativo de Burberry Prosum, y otras sagacidades por un promedio de 30 libras son algunos de los ejemplos.

Slimane duele, una sutileza contra los diseñadores de Dior.

Este es el turno del cinismo, el humor y el efecto primera plana de un diario. Así habría que entender la remera que portó la desesperada Eva Longoria cuando las alianzas de Pitt y Aniston todavía estaban tibias, en la que se leía: “Yo tendré tu bebé, Brad” (y que le valió una disculpa pública) o también las que inundaron los pechos yankees con “team Aniston” y “team Jolie” (bando Aniston y bando Jolie). Remeras con fecha de vencimiento en la etiqueta, obvio.

Parlanchinas y ocurrentes

En Argentina, el mundial 2006 fue una buena ocasión para un desfile de moda callejera que incluía remeras alejadas de la típica camiseta esponsoreada, con los pectorales maquillados de algunas ironías. Tal vez las más recordadas sean las escritas en italiano: “Non parlo di doping” o “Siamo fuori”, de la marca Refans A+, que hacían jueguito con el imaginario y las experiencias mundialistas de los fanáticos.

Pero no son ésas las únicas ni las más antiguas. La marca Félix viene apostando a las remeras con estampas atractivas hace años, y entre ellas las que tienen inscripciones son las que más pegan entre los clientes. “Los mensajes de las remeras son muy directos, pero además cada vez la gente habla más por lo que lleva puesto. Estas remeras generan una identificación y hablan de cosas que nos gustan a nosotros, pero tampoco es que todo el mundo entiende qué se está poniendo...”, dice Matías Carbone, diseñador de Félix. Sus remeras tienen nombres de bandas o inscripciones del tipo “For ever Godard”, muy diseñadas y en colores atípicos. O sea: nada que ver con la clásica remera de fan que vende el Locuras. Más bien, todo lo contrario. A eso apunta Ignacio D’Amore, editor de moda del e-zine Exito y el mentor de una remera de Metallica mitificada por la siguiente anécdota: él se la regaló a un amigo, que la usó, entre otras cuantas veces, para ir a almorzar a un restaurante de Chelsea, Londres. En el mismo restaurante estaba Kate Moss, que cuando le vio la remera turquesa con las letras fucsias de la palabra Metallica lo detuvo para decirle: “I love your T-shirt!”. Pasado el momento del acelere, Ignacio reflexiona sobre la remera: “En ese momento me interesaba como gesto ponerle colores que usan algunas chicas o algunos negocios de moda, que no tienen nada que ver con lo que representa Metallica. También pasa que cada remera dice algo diferente dependiendo de quién la usa”.

Moyano en el pecho, el modelo de la marca Oveja Negra.

Más cerca del juego de palabras y las intervenciones gráficas, la marca Oveja Negra parece tocada por la varita de la publicidad. No sólo porque su mentor, José Miranda, viene de ahí. También, porque insisten en alterar logos, como el caso de cambiar Philip Morris por Chuck Norris: “Empecé a diseñarme remeras para mí porque no encontraba ninguna que me gustara, y me las fueron pidiendo. Era una forma de ir contra la corriente, pero se empezaron a usar mucho y entonces ahora estamos pensando en qué hacer para no convertirnos en lo que criticábamos”, explica José. Una de las remeras más vendidas es la que tiene la cara de Hugo Moyano y la inscripción “Capo Camionero” (en lugar de Capo Canioneri). Lo curioso es que el pico de ventas se registró después de los incidentes de San Vicente.

Especialistas punto com

La propagación de remeras para leer también apunta a estampas refinadas, que terminan de dejar en el colmo del ridículo a las del tipo “Hard Rock Miami” o “Yo estuve en Florianópolis” (sí, lo sabemos: en cualquier momento vuelven a ser lo más). Threadless es un negocio virtual que se presenta como una competencia: se eligen seis estampas por semana para imprimir en remeras de entre centenares que recibe, enviadas por artistas, diseñadores o amateurs. Algunas apuntan a la frase graciosa o inteligente. Otras proponen dibujos, garabatos o chistes gráficos en general bastante sofisticados. A tal punto la remera ya es un soporte legitimado, que bajo el lema “arte para todos los días”, la inflada e indiscutiblemente cool marca japonesa Beams T viene invitando desde el 2001 a artistas, diseñadores, músicos e iconos de la cultura como Kevin Lyons, Tsuyoshi Kusano o Yoko Ono a que hagan estampas para imprimir en sus remeras. Ahora acaban de publicar el libro T-shirt Factory, con los mejores 300 diseños.

Anti-Blog, la más festejada en la blogosfera.

Además de tener un circuito aceitado de venta y difusión, la remerología –una consecuencia natural de la opinología de las remeras– es una disciplina más en la blogosfera y unos cuantos se vienen sumando a esto de criticar los diseños de las remeras, denunciar plagios y aplaudir ejemplares estelares (de hecho, si pensamos que la remera que dice “A nadie le importa tu blog” podría llegar a estar dirigida a estos nuevos especialistas, empieza a darse un espejo de la puja rockeros-críticos que no tiene desperdicio). Un caso es el de tcritic.blogspot.com, una pluma que parece tan obsesionada por las remeras que en San Valentín posteó la foto de una, con la cita “To die, to be really dead... That must be glorious” (Morir, estar realmente muerto... Eso debe ser glorioso), justificando el post con su atracción por las chicas góticas y su soltería en el día de los enamorados. Otro es el de Jason Cosper, un ciberadicto, medio nerd, medio cazador de tendencias, que se propone dar a conocer al mundo las remeras que a él más le gustan, aun cuando muchos amigos caigan en el quemo de tener la misma. Con esa meta, llega a momentos de sensibilidad dignas de un fanático: “Tengo que agregar que todos los nuevos diseños de Oddica (marca de remeras) lucen muy bien y todo eso, pero éste en particular terminó ganando mi corazón cuando todo estaba dicho y hecho”.

Por suerte para él, todo indica que el futuro le deparará más sorpresas así de conmovedoras: no hay dudas de que las rotativas siguen imprimiendo remeras a lo loco.

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