CINE > JULIE DELPY DEBUTA COMO DIRECTORA
Hizo un debut estelar cuando a los 14 años Godard la dirigió en Detective. Después trabajó con gente como Leos Carax, Tavernier, Saura, Agniezka Holland, Volker Schlondorff, hasta que denunció que un director intentó abusar de ella y eso le ganó un exilio forzado. Volvió a aparecer con la trilogía de Kieslowski y el díptico del amanecer y el atardecer de Linklater. Pero durante todos estos años, Julie Delpy tenía una sola cosa en mente: convertise en directora. Y con 2 días en París lo consigue por todo lo alto. No por nada le dicen la “Woody Allen francesa”.
Apenas comienza la película, Jack y Marion duermen en su camarote de tren. “Estos somos nosotros, quiero decir: él y yo”, anuncia la voz en off de Marion, como quien recorre un álbum de fotos ante un grupo de amigos. Ambos están cansados: vuelven de un viaje por Italia, donde visitaron principalmente Venecia, la ciudad de los amantes. Desde hace dos años que Jack y Marion están juntos, lo que hace que sean –según la voz de Marion– una pareja de verdad. Pero la auténtica prueba en realidad está por venir. Porque Jack es norteamericano y Marion en francesa, pero ambos viven en Nueva York. Nunca antes han estado juntos en Francia, o más específicamente en París, donde vive la familia de Marion. Apenas si pasaron por allí al empezar su viaje hacia los vaporettos, los espressos y la pasta, dejando al gato de Marion al cuidado de sus padres. Pero ahora que el viaje ha terminado, antes de volver a casa pasarán dos días en París. Y es entonces cuando la ópera prima de Julie Delpy realmente comienza. Cuando la voz en off de Marion termina y los amantes despiertan. Aturdidos y lagañosos, malhumorados pero aún con tiempo para algún beso.
Adam Goldberg es Jack, un novio quejoso e hipocondríaco, una suerte de Woody Allen alto, flaco, barbudo y perdido en París, con miedo a usar el transporte público por un posible atentado islámico. Además de ser la directora, guionista, editora y coproductora de 2 días en París, Julie Delpy es Marion, una parisina aparentemente segura de sí misma, llevando a su novio a conocer a sus padres. Un detalle que debería haber advertido a sus productores de que, a pesar de que París bautice la película y sea su escenografía durante todo su metraje, no estaban frente a un Antes del amanecer, tercera parte. Una confusión de la que Delpy confiesa haberse aprovechado a la hora de presentar su proyecto. Pero teniendo bien claro que no quería hacer otra película romántica, sino todo lo contrario. Y por suerte. Porque el resultado es justamente el de una anti-Antes del amanecer: una inteligente, sincera y veloz comedia sobre una pareja al límite de convertirse realmente en una, o simplemente dejar de serlo. Con el sorprendente dato de que 2 días en París se convirtió en la película más vendida al exterior de la historia del cine francés –el nuestro es uno de los 54 países que la compraron–, Delpy al fin se ha convertido en lo que siempre soñó con ser y muchos no confiaban que pudiese: una directora de cine.
Cuando hizo las veces de jurado del Festival de Mar del Plata en marzo del 2001, el primero luego de la época Mahárbiz, la simpática e hiperactiva Delpy –mucho más parecida a esta Marion que a la romántica Celine de las películas de Linklater– se quejaba de que tanto Ethan Hawke como ella habían participado de la escritura de Antes del amanecer, aunque el director no los había incluido en los créditos. Pero anticipaba que ya estaban hablando de hacer una secuela, por la que la pareja protagónica finalmente sería acreditada como autora del guión junto a Linklater, y compartirían con el director una merecida nominación al Oscar. Había traído para mostrar en Mar del Plata en una proyección informal una copia de trabajo de Looking for Jimmy, su primer largometraje amateur, que quedaría inconcluso. Delpy confesaba que había escrito su primer guión durante su adolescencia, pero que recién al ver lo bien que respondía la gente a las cosas que había escrito para Antes del amanecer, aunque nadie supiera que eran de su autoría, se había sentido lo suficientemente segura para profundizar por ese camino. Le tomaría más de una década lograr que alguien confiase tanto en ella como para dejarla dirigir uno de sus guiones.
Niña actriz a partir de los ocho años, la carrera de Julie empezó realmente a los 14, cuando Godard la dirigió en Detective (1985). A partir de entonces trabajó con Leos Carax, Bertrand Tavernier, Carlos Saura, Agniezka Holland, Volker Schlondorff y siguen las firmas. El desfile de nombres llegó a su fin cuando denunció que, de adolescente, un director se intentó propasar con ella en un casting. De pronto se le cerraron todas las puertas y se fue a estudiar cine a Nueva York. “Rompí un tabú y pagué por decir lo que pienso”, explicó recientemente en un artículo del New York Times. Luego de ese incidente participó en la trilogía de los tres colores de Krzysztof Kieslowski, protagonizando Blanc (1994), tal vez su papel más conocido de aquella primera época. Después se mudó a Los Angeles, llegó Antes del atardecer y empezó lo que pareció –a la luz de una primera época llena de nombres famosos– una larga espera hasta este demorado debut como directora. Alguna vez dijo que recién luego de un accidente de auto cambió de actitud: abandonó al agente que había tenido hasta entonces, no pensó más en un papel salvador en Hollywood e incluso grabó un disco, titulado simplemente Julie Delpy (2003). “Cuando alguien tiene tantas ideas por minuto como Julie, nunca vas a ser feliz simplemente sentándote en tu casa a hojear Vogue esperando que alguien te llame”, explicó Ethan Hawke. “Durante toda mi relación con ella me sentí como hablando con otro director”, dijo Richard Linklater. “Así que el hecho de que Julie haya terminado dirigiendo una película es sólo una lógica y natural extensión de lo que se ha pasado haciendo durante toda su vida.”
Cada vez que le dicen que 2 días en París recuerda las mejores comedias de Woody Allen, Delpy agradece el cumplido. Pero asegura que nunca las tuvo como modelo. “Traté de no ver ninguna comedia antes de rodar”, explica. Lo que sí reconoce haber visto es tanto El toro salvaje como Tiburón. “La película de Spielberg me sirvió de referencia a la hora de tratar con los hombres franceses, que son como tiburones”, contó Julie en más de una entrevista. “Y siempre pensé que Marion es un poco como Jake LaMotta. Es más: la escena de la pelea en el restaurante parisino parece directamente robada de El toro salvaje”.
Hay que confesar que, al ver algunas de las escenas en la que Julie está con lentes y el pelo suelto, es difícil evitar que venga a la mente la imagen de Diane Keaton en Annie Hall. Pero, como bien apunta el crítico norteamericano Roger Ebert, si Marion hubiese encontrado una araña del tamaño de un Buick en el baño, en vez de pedir ayuda hubiese salido a dar un paseo en ella. “Cuando una mujer toma tantas responsabilidades, la castigamos por su ataque de vanidad”, señala Evert en su reseña, haciendo referencia al hecho de todos los roles que tiene Delpy en 2 días en París, algo que evidentemente ha despertado más de un comentario malicioso en la prensa norteamericana. “Pero cuando hace lo mismo un hombre, lo calificamos como el nuevo Orson Welles.”
Aunque tenga un final algo apresurado, 2 días en París termina siendo una comedia ferozmente divertida, honesta y realmente personal. Julie no sólo es responsable de casi todos los rubros técnicos importantes, sino que también la acompañan sus verdaderos padres, la casa de Marion es realmente su casa en París y hasta el hermoso gato que aparece en la película es el suyo. Lanzado solo en medio de semejante entorno, no es de extrañar que Goldberg como el alienado Jack resulte brillante en su papel de norteamericano progre que, después de dos días en París, termina añorando todo lo que su patria tiene para dar. Y, para los más críticos, habría que apuntar a Julie Delpy en otro rubro creativo más: autora e intérprete (junto al grupo Nouvelle Vague) del tema que acompaña los títulos finales de la película. Pero hay una poderosa razón para eso: “Con los derechos de autor de ese tema pude pagar la música de la película”. Se sabe: un buen director de cine independiente debe saber explotar todos sus recursos. Y, tal como dijimos antes, Julie Delpy ya se recibió de directora.
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