Dom 01.06.2008
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CINE > LIBROS VS. PELíCULAS: BORIS VIAN EN UN CICLO

Maldicion eterna a quien filme estas paginas

Una novela maldita, que convirtió en maldito a su autor, adaptada en una película que resultó maldita, en cuya première murió, de incógnito, el autor del libro que originó todo. Nada parece más justo que Escupiré sobre vuestras tumbas, la adaptación que Michael Gast filmó del libro de Boris Vian, cierre el recomendable ciclo Cine vs. Literatura que se verá durante junio.

› Por Juan Pablo Bertazza

Un hipotético libro sobre la historia de las películas basadas en obras literarias podría venir con una descomunal fe de erratas que aclarase: “ahí donde dice versiones leer siempre aversiones”. Y no tanto por el lugar común de que las versiones cinematográficas no saben estar a la altura de su par literario. Sino más bien por innumerables problemas de extensión y ritmo por los que, cada vez que alguien decide llevar una novela a la gran pantalla, suele haber más roces que armonía, más resistencias que complementariedad, más aversiones que versiones.

Lo anterior debería servir para darle el valor que se merece a la ensanguchada palabrita versus del inminente ciclo de cine Literatura vs. Cine, que se desarrollará cada miércoles de junio a las 20 en Especial Video Bar (Córdoba 4391), con entrada de siete pesos.

De hecho, este ciclo parece estructurado a partir de una escalera donde van subiendo gradualmente los estados de conflicto entre cine y literatura. De Jane Eyre (1944) de Robert Stevenson a Escupiré sobre vuestras tumbas (1959) de Michael Gast, pasando por los exigentes escalones de Los inocentes –la versión de Otra vuelta de tuerca de Jack Clayton con guión de Truman Capote– y el Robinson Crusoe de Luis Buñuel.

En Jane Eyre (la primera de las películas a proyectarse el 4 de junio) presenciamos, entonces, un nivel relativamente bajo de conflicto. Es que si bien el guión de Aldous Huxley aporta lo suyo, la película es bastante fiel (en varios sentidos) a la novela de Charlotte Brontë sobre esa especie de cenicienta integral que logra sobreponerse a la maldad de su tía y a la pura crueldad infringida en el Instituto Lowood. Es como si esta película reverenciara no sólo a la novela sino a la escritura misma, haciendo abundante uso de ese recurso que consiste en que el espectador lea directamente la historia en un libro mostrado en primerísimo primer plano. Verdadera muleta literaria que aparece en instancias fundamentales del argumento: ni bien comienza la película, también cuando Jane (Joan Fontaine) ingresa al Instituto Lowood, cuando conoce a su amor Edward Rochester (un Orson Welles majestuoso) y en el mismísimo final color de rosa.

No es casual que, en el otro extremo, la última película de este ciclo (que podrá verse el 25 de junio) sea Escupiré sobre vuestras tumbas, la recontra problemática adaptación de la ya muy provocadora novela del inasible Boris Vian.

En noviembre de 1946 Editions du Scorpion sacaba al mercado francés una novela negra firmada por un autor norteamericano ignoto, Vernon Sullivan, y traducida por Boris Vian. La historia contaba la venganza de un negro que, con piel blanca (por favor, no pensar en Michael Jackson), vengaba el asesinato de su hermano matando chicas blancas y superficiales a sangre fría, luego de dejarlas bien calientes con un inusitado sadismo sexual. El 7 de febrero de 1947, un arquitecto puritano llamado Daniel Parker expuso una queja pública contra Vernon Sullivan y su editor, amparándose en una ley promulgada el 29 julio de 1939 que protegía la moral de la familia francesa. La queja de Parker significó una excepcional publicidad para Escupiré sobre vuestras tumbas, que tuvo ventas excelentes, tal vez debido a ese mismo deleite con que los franceses leían a Chandler luego de la liberación. Sin embargo, el éxito comercial no se vio acompañado por la crítica literaria francesa. Ya sea por haber demasiado semen y sangre manchando los preceptos cartesianos, ya sea por oler demasiado aux Etats-Unis, la crítica intentó defenestrar la novela. Y la cosa se puso más oscura que lo negro de la novela cuando un sujeto, luego de matar a un amigo en un hotel, dejó al costado del cadáver el libro en cuestión. En noviembre de 1948 Boris Vian se vio obligado a confesar su autoría (Vernon se llamaba un amigo dentista y Sullivan era el homenaje a Joe, su admirado pianista de jazz), lo cual le valió la futura indiferencia de la crítica a la que tan fácil había engañado. Baste decir que dos de las obras maestras que aún le restaba escribir –La hierba roja (1950) y El arrancacorazones (1953)– serían impunemente ignoradas.

Boris Vian siguió escarbando en la mierda y vendió los derechos de Escupiré sobre vuestras tumbas para una adaptación cinematográfica de la que, inicialmente, iba a formar parte como guionista. El problema es que su irreverencia no había mermado. Cuentan que el director, Michel Gast, le pidió un guión de 50 páginas y él escribió 150. Le pidió rehacerlo y entonces escribió tan solo cinco páginas, lo que redundó en una irreconciliable pelea con la productora de Josette Trachsler y Michel Gast, quien terminaría reescribiendo el guión junto a Jacques Dopagne. Encime le prohibieron al pobre Boris asistir a la avant première de la película.

A diferencia de Jane Eyre, el filme no respetó mucho la novela, en primer lugar, porque empieza bastante antes, y también –como era de esperar– por aminorar tanto la violencia como el sexo. Por otra parte, acá lo libresco (Lee Anderson trabajaba de encargado en una librería de Buckton, Estados Unidos) aparece desplazado por lo visual (el cadáver de su hermano entre llamas o un franeleo subacuático) y lo auditivo (piezas de jazz y otras yerbas a cargo de Alain Goraguer). Y, la que tal vez sea la diferencia más significativa, el protagonista cambia de nombre: pasa de ser Lee Anderson a Joe Grant (un muy buen papel de Christian Marquand).

El 26 de junio de 1959 se estrena Escupiré sobre vuestras tumbas. Tres días antes, el 23, había sido la avant première a la que el incurable Boris Vian asistió de incógnito para fallecer en una aislada butaca de un ataque cardíaco ni bien comenzaba la proyección. Tal vez por obra y gracia de ese traumático debut, la película pasó sin pena ni gloria. La novela, en cambio, con 120.000 ejemplares fue en su momento el libro más vendido de Boris Vian.

Si eso no es conflicto, el conflicto dónde está.

Literatura vs. Cine se desarrollará cada miércoles de junio a las 20 hs. en Especial Video Bar (Córdoba 4391). Entrada: $ 7.
El miércoles 4, Jane Eyre; el 11, Otra vuelta de tuerca; el 18, Los inocentes; el 25, Escupiré sobre vuestras tumbas.

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