TELEVISIóN > CLASES DE SUSPENSE A CARGO DE SU MEJOR HACEDOR
El crimen ha vuelto a los hogares, el sitio donde realmente pertenece. Luego de décadas de ausencia de la pantalla chica argentina, una de las mejores series de televisión de todos los tiempos puede ser recordada o incluso redescubierta: Alfred Hitchcock Presenta es ahora uno de los platos fuertes de la señal de cable TCM, que ofrece dos episodios por sábado y domingo a las 3 de la tarde.
El formato de cuentos cortos de suspenso ya existía, pero esta serie lo perfeccionó gracias al talento que podía convocar el director de Vértigo, que evidentemente se divertía a lo grande presentando cada historia, desplegando todo su arsenal de humor negro y chistes irónicos sobre los sponsors del programa, los ratings y la moralina del incipiente medio televisivo, que exigía algún comentario aleccionador cuando un relato describía un crimen perfecto o algún asunto demasiado morboso o truculento, lo que sucedía a menudo.
La serie empezó a emitirse en octubre de 1955, y siguió a lo largo de diez años, transformándose durante las últimas tres temporadas en un programa de sesenta minutos retitulado The Alfred Hitchcock Hour.
Con estrellas famosas como Bette Davis, Joseph Cotten, Robert Redford, John Cassavetes, Vincent Price, Angie Dickinson, Robert Duval, Walter Mathau, Burt Reynolds, Mary Astor o Dick Van Dyke, la serie tenía un nivel de creatividad asombroso, dándose el lujo de adaptar relatos de escritores como Ray Bradbury, Roald Dahl, Fredric Brown, John Wyndham, Robert Bloch (el autor de Psicosis) cuidadosamente seleccionados por un equipo de producción encabezado por la secretaria de Hitchcock, Joan Harrison, y el director de culto británico Gordon Hessler.
Teniendo en cuenta los trescientos y pico de episodios producidos a lo largo de una década, Hitchcock no se involucró demasiado como realizador, dirigiendo apenas 18 programas. Algunos de estos mini-Hitchcocks le sirvieron al director para explorar situaciones que le interesaban pero no lo convencían para desarrollar un largometraje.
Ejemplos memorables son los episodios Bang, You Are Dead, con un nene vestido de cowboy que anda por todos lados apuntando a las personas con su revolver... de verdad, detalle que sólo el espectador conoce. O el divertido homicidio estilo Utilísima Lamb to the Slaughter, sobre un ama de casa que mata a su marido con una pierna de cordero congelada, y se deshace del arma asesina del modo más obvio posible, consiguiendo un raro caso de crimen perfecto.
Sin embargo, uno de los episodios más célebres no fue dirigido por Hitchcock, sino por Norman Lloyd, actor y coproductor del show que se convirtió en uno de los realizadores estables del programa. Su episodio es The Man from Rio, con Peter Lorre apostándole a Steve McQueen que no puede prender su encendedor Zippo diez veces seguidas sin fallar. Si lo logra se gana un auto de lujo, pero en cambio debe cortarse un dedo cada vez que el Zippo no da fuego. El electrizante relato de Roald Dahl fue objeto de una remake en el revival de Alfred Hitchcock Presenta de los ’80 (con las mismas presentaciones del Gran Alfred de antes, pero colorizadas electrónicamente) con John Huston reemplazando a Lorre, y luego fue homenajeada (o copiada según se lo quiera ver) por Quentin Tarantino en el segmento de la película Four Rooms.
Uno de los directores fijos de las primeras temporadas, Robert Stevens, ganó un Emmy por un episodio, pero increíblemente Hitchcock, que nunca gano el Oscar, sólo obtuvo dos nominaciones perdedoras al mayor premio de la pantalla chica estadounidense. Una injusticia coherente: del mismo modo que sus films están entre lo mejor del cine mundial, su programa sigue estando entre lo mejor que haya surgido de la caja boba.
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