MúSICA > EL RELANZAMIENTO DE IN THE COURT OF THE CRIMSON KING, EL DISCO MáS INFLUYENTE DEL ROCK PROGRESIVO
A cuarenta años de su formación, los todavía activos King Crimson relanzan el mítico debut de la banda, In the Court of the Crimson King, en una versión remasterizada que recupera con todo su brillo el otrora perdido lado A del LP original, cuyo master Robert Fripp finalmente encontró (dice que “de casualidad”). Un lujo que, además, vendrá acompañado de gira antes de fin de año.
› Por Alfredo García
En las venenosas puertas de la paranoia, los neurocirujanos quieren más, y el hombre esquizoide resucita en un remaster tecnológicamente aggiornado en el ahora menos futurista siglo XXI. El asunto es que uno de los álbumes debut más influyentes en la historia del rock, el asombroso In the Court of the Crimson King de King Crimson, está a punto de ser relanzado internacionalmente en una versión remasterizada que recupera con todo su brillo el otrora perdido lado A del LP original, suplantado en versiones anteriores de CD por masters de segunda generación a falta de la fuente esencial. Algo notable teniendo en cuenta que el disco en cuestión comenzaba con un superclásico de la talla de “21st Century Schizoid Man” (“Hombre esquizoide del siglo XXI”), todo un hit de la imaginería futurista más dark, de la era post flower power, grabado en una sola toma, según cuenta la leyenda.
La aparición de King Crimson provocó la elaboración de un nuevo concepto en los por entonces florecientes subgéneros de la música pop: con la banda liderada por el guitarrista avant garde Robert Fripp, había nacido algo denominado art rock, luego conocido como música progresiva. Esta noción de rock artístico aplicada a un género musical sumamente creativo, por no decir revolucionario, surgido a mediados de la década del ’50, no sólo puede ser considerada pretenciosa sino también llena de prejuicios, por subestimar como menos artístico todo el rock & roll de los años previos. Pero eso obviamente es un hecho fortuito, ajeno al grupo, que no debería generar más prejuicios que impidan disfrutar de la locura esquizoide generada por la banda formada a fines de 1968 por Fripp (guitarra), Ian McDonald (vientos, teclados y coros), Greg Lake (bajo y voz), Michael Giles (percusión y coros), más el poeta Peter Sinfield en los sorprendentes rubros “palabras e iluminaciones”.
Expandiendo y consolidando los intentos previos del mítico trío Giles, Giles & Fripp con ideas musicales por un lado extremadamente audaces e imaginativas, que por otro lado estaban ejecutadas con extrema eficacia y profesionalismo en el estudio –donde, según los distintos relatos de Fripp o Lake, sólo estuvieron entre 10 o 12 días–, esta pandilla de hippies de espíritu mucho menos optimista que sus contemporáneos de la era del flower power se juntaron en algún momento de la segunda mitad de 1968 (probando improbables cantantes, como el futuro dandy de la era glam Bryan Ferry, hasta dar con el viejo conocido de Fripp, Greg Lake), dándose a conocer por primera vez al público tocando en vivo en un pequeño bar londinense, los primeros días de enero de 1969.
Con sólo cinco tracks, el estilo de La Corte del Rey Crimson variaba del paroxismo jazzístico de los largos pasajes instrumentales del Apocalipsis protopunk del “21st Century Schizoid Man” (con cierta deuda al Lalo Schifrin de Misión Imposible) al menos recordado primer experimento ambient de la historia del rock, el sutil y aun poco comprendido “Moonchild” que abría el lado B con tres minutos de balada acústica convencional seguidos de otros nueve minutos de atonalidades varias decididamente abstractas (y durante décadas cercenadas por si las moscas en subsiguientes recopilaciones). El uso intensivo del inimitable sonido del Mellotron acompañaba a la perfección las pesimistas visiones de Sinfield en gemas como “Epitafio” (“El muro donde escribió el profeta está totalmente resquebrajado”).
El verdadero enigma es cómo semejante disco de semejante banda surgió prácticamente de la nada, más allá de que el disco previo del trío, The Cheerfull Insanity of Giles, Giles and Fripp (el Giles fugitivo era Peter, que huye ante el nulo éxito de la grabación), incluyera gemas como el armonioso hit que no fue “Under the Sky”. A lo largo de numerosas entrevistas, tanto Robert Fripp como Greg Lake (luego superastro de Emerson, Lake & Palmer) han ofrecido una explicación al borde de lo paranormal: “La potencia de la banda estaba ahí, más allá de nosotros”.
Algo parecido pasó con la memorable, perturbadora portada de un hombre que grita en una mueca digna del esquizoide habitante del siglo XXI. “Barry Godber, un amigo de Sinfield, que no trabajaba especialmente en artes gráficas, apareció un día y arrojó en el suelo ese dibujo del tipo gritando: automáticamente supimos que sería la portada del disco”, recordó años más tarde Lake. “Lo terrible es que de inmediato, algo así como al día siguiente, Godber cayó en la calle fulminado por un inesperado ataque al corazón. Desde entonces no puedo dejar de estremecerme al mirar la tapa del disco, preguntándome qué demonios pasó...” El original de la ilustración de In the Court of the Crimson King es actualmente propiedad de Robert Fripp (que tal vez no sepa que el arte en cuestión fue objeto de un curioso homenaje convertido en una gigantografía ubicada estratégicamente en uno de los sets del gran éxito de taquilla del cine argentino Tango feroz).
Aunque las formaciones más recientes de Crimson no han ofrecido versiones de los inigualables temas de In the Court.., Fripp se preocupó al notar lo deficiente de los primeros transfers a CD del disco más influyente del rock progresivo. Luego de dar por casualidad con el master original del lado A perdido, el álbum fue objeto primero de una edición indie de su sello propio Discipline Global Mobile y luego de una lujosa versión nipona con el arte original reproducido en tamaño original y un extenso booklet con la historia de este hito del rock, ahora relanzado otra vez por el sello japonés WHD Entertainment en una versión HDCD que está siendo glorificada en la web por sites especializados como All Music Guide.
Influyendo en movimientos tan dispares como el art rock setentista o el grunge de los ’90 (Kurt Cobain era un confeso fan de Crimson), la banda de Fripp se prepara a demostrar que puede seguir vigente a cuatro décadas de su nacimiento. De hecho, todo parece indicar que entre agosto y septiembre próximo, una nueva gira de King Crimson recordará que la saga iniciada por Fripp aún sigue emitiendo sus alaridos esquizoides.
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