FAN > UN MúSICO ELIGE SU CANCIóN FAVORITA
› Por Guillermo Vadala
Hay un tema del Flaco Spinetta que me dejó sin aliento desde que lo escuché por primera vez, cuando era chico y practicaba con mi guitarra encima de los discos que me gustaban. “Quedándote o yéndote” tiene una letra genial, inspirada, que habla sobre la vida y la naturaleza. Es una de esas letras que te llega, y la música es súper dulce. Un punto muy alto en la inspiración de Luis, un tema que es piano y voz nada más, lo que logra un efecto muy intimista.
La canción está en Kamikaze, este disco que ya es bien viejo; no me acuerdo bien del año en que salió, pero sí que llegó en un momento en que pudo marcar un período fundamental de mi vida, ese momento en que empezaba a descubrir a algunos músicos, mientras escuchaba a Sui Generis, a Jethro Tull, a Deep Purple, a Zeppelin. Recuerdo que lo escuché un verano, que estaba de vacaciones, y que intenté sacarlo con la viola –yo ya tocaba un poco–, y que era un tema bastante intrincado del Flaco: se abría un poco de su ramo de composiciones con guitarra, riffs y líneas melódicas. Esto era otra cosa, una perla con una textura sonora notable.
Yo era un pibe, tendría 15 o 16 años, esos años en los que te vas formando, vas adquiriendo un gusto, y por ahí hay un día de tu vida en que un tema te rompe la cabeza. A lo mejor es un tema heavy, por ejemplo, o una letra de Charly, y yo ya había sintonizado un poco en la obra de Luis. En esto tuvo bastante que ver mi hermano Aldo, que tiene cuatro años y pico más que yo, y que hizo lo que hacen siempre los hermanos mayores, internarse en la jungla con el machete y abrirte el camino sin darse cuenta. El fue el primero en obsesionarse con tener un bajo eléctrico y el primero que trajo uno a la casa. Por esa época había estado hinchando todo el tiempo con que quería un bajo, y ya tenía un trabajo y un día se lo compró. Ese día llegué a casa de la escuela, y vi sobre el sillón este instrumento que nunca antes había visto. Sabía que era la viola porque teníamos una guitarra eléctrica, pero creo que por ese entonces ni siquiera sabía que un bajo tiene sólo cuatro cuerdas. Era un Caiola Mobel, que es una porquería, pero todavía lo tenemos. Y me acuerdo que empecé a tocarlo, a tocar sobre los discos de Rush, de Purple, de Led Zeppelin, sin saber que eso que hacía de hobby se iba a transformar en mi trabajo y en mi vida. Que eso que arrancó como un juego –levantarme a la mañana y en lugar de ir a tomar el desayuno lavarme la cara y ya directamente agarrar la viola y ponerme a tocar– iba a ser para siempre. Me automezclaba, practicando sobre los discos de los grandes, y yo creo que eso me hizo mejor que tocar con otros músicos, que fue el mejor entrenamiento posible: porque por ahí cuando uno es chico toca en bandas donde todos somos malos, y llegar a grabar un demo era por lo general terminar con la banda, ya que era el momento en que nos dábamos cuenta de que éramos un desastre y que todavía nos faltaba mucho. Mientras que si tocás sobre estos discos estás tocando con tipos que tocan de puta madre, manteniendo siempre el tempo, sin que nadie se equivoque –o en todo caso equivocándote sólo vos– y así vas aprendiendo a hacer las cosas como deben estar hechas.
Pero volviendo a “Quedándote o yéndote”, creo que lo que más me gustaba era que habla de la vida, de lo que ocurre más allá de tu participación, de lo que va a ser siempre así, de lo que no podés modificar ni torcer ni un poco el rumbo. La canción termina diciendo “y esto será siempre así / quedándote o yéndote”, y también me gusta mucho ese momento en que dice: “y deberás amar amar, amar hasta morir”. Creo que el significado de estar vivo es eso: el pulso de la vida es el amor. Amor romántico, amor por tu familia, por tus amigos, amor por la música que hacés, amor por la naturaleza –incluso preocuparse por no ensuciar la calle–; el amor referido en el sentido más amplio imaginable, así aparece en la canción.
Esta canción está hecha con el piano y no es muy guitarrística, y yo traté de tocarla con guitarra, pero sin llegar a esa magia que tiene el original, eso que lograba el Flaco con Diego Rapoport. Pero fui papá el año pasado y hay un tema, el último de mi nuevo disco, que le dediqué a mi hija: lo compuse yo, que soy bajista, pero lo ejecuta el Mono Fontana con piano solo. Hay algo en eso que para mí empezó y me marcó para siempre con el piano y la voz y las palabras de la canción del Flaco. Algo que se quedó conmigo para siempre desde que el día en que aquel chico que fui empezó, un verano, a tocar la guitarra encima de los grandes.
Guillermo Vadalá estará presentando su segundo disco, Alumbramiento, con músicos invitados, entre ellos: Javier Lozano, Jota Morelli, Claudio Cardone, Mono Fontana. El próximo jueves 3 de septiembre a las 21 en La Trastienda Club, Balcarce 460. Reservas al 4342-7650 / 4342-7650 Localidades desde $ 25. www.myspace.com/guillermovadala
Y deberás plantar
y ver así a la flor nacer
y deberás crear
si quieres ver a tu tierra en paz
el sol empuja con su luz
el cielo brilla renovando la vida
y deberás amar
amar, amar hasta morir
y deberás crecer
sabiendo reír y llorar
la lluvia borra la maldad
y lava todas las heridas de tu alma
de ti saldrá la luz
tan sólo así serás feliz
y deberás luchar
si quieres descubrir la fe
la lluvia borra la maldad
y lava todas las heridas de tu alma
este agua lleva en sí
la fuerza del fuego
la voz que responde por ti
por mí...
y esto será siempre así
quedándote o yéndote.
Editado en el disco Kamikaze,
grabado en febrero de 1982 en
Estudios del Cielito.
Guitarras y voces: Luis Alberto Spinetta
Percusión de “banqueta”: David Lebon
Teclados: Diego Rapoport
Kamikaze es un disco que Spinetta hizo como solista en paralelo a Spinetta Jade, con algunas canciones anteriores (“Barro tal vez”, entre ellas) y otras nuevas que consideraba más apropiadas para ejecutar él solo. En él predomina la voz de Spinetta, un poco como en Artaud, acompañada por las armonías de su guitarra acústica. Además de “Quedándote o yéndote”, se destacan “La aventura de la Abeja Reina”, “Aguila de trueno”, “Ella también” y “Kamikaze”, y uno enteramente instrumental, “Almendra”.
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