TELEVISIóN > THE GOOD WIFE: QUé HAY DEBAJO DE UNA SERIE EN APARIENCIA CONVENCIONAL
› Por Martín Pérez
Así, en inglés. ¿Para qué andar traduciendo? The Good Wife, directamente. Lejos ha quedado el tiempo en que hasta las canciones de Los Beatles tenían un nombre en castellano. Y “Helter Skelter” era, por ejemplo, nada menos que “A troche y moche”. Pero en estos veloces tiempos globales, de Internet y de compartir archivos, los canales de cables continentales están empezando a tener buenos reflejos. No les queda otra opción. Después de todo, si la generosa y ad honorem comunidad online no sólo puede subir a la web una serie a poco de haber salido al aire en cualquier lugar del mundo sino que también es capaz de tener listos los subtítulos en menos de un día, ¿qué no podría hacer un canal de cable hecho y derecho? Bueno, una cosa no puede: traducir el título. Porque no se puede leer ningún La buena esposa en los afiches con los que Universal Channel ha empapelado las calles, anunciando el lanzamiento vernáculo de la serie protagonizada por Julianna Margulis, a menos de un mes de estrenada en Estados Unidos. Tal vez porque la traducción –al igual que el nombre original, hay que decirlo– no le hace justicia a una serie que apenas si se puede imaginar detrás de la ironía de su título. Y que no termina sino que ni siquiera ha comenzado, con la escena que presenta su afiche: la de una “buena” esposa parada al lado de su marido –político, para más datos– cuando éste pide perdón públicamente por sus pecados. Una imagen que parece obsesionar a los norteamericanos, que hace tiempo parecen haberse acostumbrado a las disculpas públicas, y en familia. Pero esta buena esposa, ahora sin comillas, apenas se apagan los focos de la prensa, se despedirá de su esposo, el fiscal del estado –que pasará un buen tiempo en prisión–, con un soberano cachetazo. Y seis meses después, a más de una década de haberse dedicado a criar a sus dos hijos, esa buena esposa que es Alicia Florrick estará reincorporándose al mercado de trabajo como la novata en una firma de abogados. Porque ésa es la historia que cuenta The Good Wife: la de una mujer que debe ganarse su lugar en un mundo de hombres. Pero en el que, como ella, muchas mujeres tratan de hacer lo mismo. Algunas han llegado alto, como una de las jefas de su oficina, que al darle la bienvenida, la invita a superar el mal trago de la vergüenza pública ocasionada por su marido –vinculado con varias prostitutas–, señalándole una foto de Hillary Clinton: “Si ella pudo, ¿quién no?”. Los creadores de The Good Wife, los esposos Michelle y Robert King, han señalado justamente que comenzaron a escribir la serie durante la campaña de Hillary a la presidencia. No sólo eso: que imaginaron al esposo de Alicia como si fuese Bill Clinton en prisión. “Si hay siete pasos de arrepentimiento, probablemente haya siete pasos de rehabilitación política”, declaró Robert King en una entrevista. “Y uno de esos pasos seguro que es recibir el perdón de tu esposa”. Desde el título, la serie producida nada menos que por los hermanos Ridley y Tony Scott juega con la posibilidad –o no– de ese perdón. ¿Qué debería hacer Alicia? ¿Quedarse al lado de su hombre, como dice el estribillo de la canción más famosa del country? ¿O continuar el camino iniciado por esa cachetada? Según afirma la propia Margulis, la idea de la serie es explorar esas posibilidades. Saber qué es lo que puede llegar a hacer esa mujer. Mientras tanto, The Good Wife funciona también como una serie de abogados más, pero en donde la avergonzada esposa del ex fiscal de distrito ayuda –con datos convenientemente aportados por su cónyuge desde la prisión– a desbaratar los casos de la nueva fiscalía. Pero el gran logro de la serie es que ha logrado crear un mundo propio, y por eso es que no sólo los casos judiciales tienen siempre un giro que escapa al molde de lo establecido sino que también lo tiene la vida de esa Alicia que siguió demasiado tiempo a su conejo, pero ahora ha dejado el País de las Maravillas de la “buena” esposa, y se ha reincorporado a un mundo en el que las mujeres de alguna manera están más presentes que nunca. O lo están en The Good Wife, que siempre sabe verlas. Y sin necesidad de anclarlas en un rol. Así es como la suegra no sólo es la malvada de la serie, o la cínica investigadora de la firma de abogados no siempre es su amiga. Y eso es justamente lo que más se disfruta, además de la extraordinaria presencia de Julianna Margulis. En una serie aparentemente tan convencional, nada es sólo lo que parece ser. Como su título. O como esa cachetada bien dada que no deja de sonar como un despertador. Dentro de la vida televisiva, al menos.
The Good Wife se da los lunes por Universal Channel, a las 22. Repite los martes a las 3 y a las 23.
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