CASOS > LA POLéMICA POR LA OBRA QUE ROMPIó MACRI EN ARTEBA
Hace dos meses, en la última edición de arteBA, Mauricio Macri recorría el lugar durante la inauguración cuando, en medio de una nota con CQC, metió la cabeza del notero en una obra de vidrio, lo empujó y la obra se rompió. A pesar de la promesa de arreglarla y comprarla, y el compromiso de la feria, dos meses después el artista Seth Wulsin dio a conocer una carta en la que explica que la obra sigue rota, él sin cobrar un peso y nadie se ha hecho responsable. Radar decidió llamar a cada uno de los involucrados para reconstruir los hechos y el absurdo vodevil de teléfonos descompuestos, torpezas, malos entendidos y sospechas que convirtieron todo en el gran bonete.
› Por Soledad Barruti
Desde hace dos meses, el artista plástico estadounidense Seth Wulsin está denunciando un hecho del que fue protagonista ausente e involuntario cuando Mauricio Macri rompió una de sus esculturas en la inauguración de arteBA. En esa oportunidad, en el marco de una nota para Caiga Quien Caiga, Macri se comprometió con la galería a desembolsar 4 mil dólares y llevarse la obra a su casa. Pero con el paso de los días, el artista no recibió nada y la obra permanece en el departamento de una amiga, en esta ciudad. En las apariciones que tuvo hasta ahora (alguna que otra nota, un video intervenido en YouTube y una carta que está haciendo circular desde hace algunos días), Wulsin no sólo acusa al jefe de Gobierno sino que también involucra al máximo responsable de la feria de arte, Facundo Minujín, y a la propuesta final de arteBA de restaurar la obra. Como actores hay que agregar a CQC y a Miau Miau, una galería incipiente que se encontró de la noche a la mañana con un problema sobredimensionado y terminó oficiando de teléfono descompuesto. A continuación, un racconto de los hechos, los dimes y diretes de sus protagonistas y un vodevil por momentos muy bizarro y, por otros, bastante lamentable en donde la torpeza, la soberbia y el ego se sientan enfrentados y se dan cuenta de que no pueden hablar mientras el arte de deshace lejos de ahí.
Para quien no lo recuerda o no lo vio, todo ocurrió más o menos así. El 25 de junio se inauguró oficialmente arteBA y las cámaras de CQC hacían su típico seguimiento cuerpo a cuerpo del jefe de la Ciudad, Mauricio Macri, que a su vez era seguido por el jefe de la feria de arte, Facundo Minujín. De los aplausos en el palco hasta detenerse en la primera obra de arte que le llamó la atención a Mauricio (veinticuatro segundos), notero (Pablo), entrevistado y séquito jugaron al típico juego del programa del moscardón, rompiendo –hasta ese momento– sólo el hielo.
Cómo pasa Macri de hablar de Martín Palermo a terminar metiendo la cabeza adentro de una escultura de vidrio no se sabe porque el corte de edición mata al gato y toda su curiosidad. Se supone que se tentó. “Está en campaña, Mauricio, le pido que no haga papelones”, le dice el notero entre una risotada general que se va encendiendo mientras Macri se yergue. “Metela vos”, retruca a la burla Macri, presionando al notero hacia abajo desde la nuca. Porque –se sabe– provocado y arengado, Macri pierde las formas de salón y adopta las otras, esas que uno imagina no han cambiado desde el patio del Newman y los vestuarios de rugby. “Es muy riesgoso”, dice Pablo. “Dale, no seas maricón”, insiste el jefe de Gobierno, haciendo más fuerza. “Esta imagen es muy fuerte, Mauricio”, son las últimas palabras de Pablo que, micrófono en mano, cede, se agacha, mete también su cara en la obra, cometiendo un grave error: darle la espalda (y la cola) a Macri, que aprovecha para darle su toque final: el empujoncito de gracia. Y hay un grito y un crac y “rompiste la obra de arte”, concluye una voz de mujer. Macri se muerde el labio, bufa, revolea los ojos (ojo, todo en menos de dos segundos, pero se nota que por ese breve lapso se da cuenta de que su sketch se fue de madre).
“Cuesta 4 mil dólares”, se escucha decir a alguien tímidamente y fuera de plano (que después se sabrá es Mariano López Seoane, encargado de Miau Miau, la galería que estaba exponiendo la escultura dañada). “Sí, va a haber que pagarla”, dice Macri recurriendo a una frase tan ambigua como “va a estar bueno Buenos Aires” o “tenemos un plan”.
El timer no completaba aún el minuto cuando, evidentemente azorado, López Seoane le pregunta: “Bueno, pero, ¿cómo hacemos?”. “Reparamelá y yo te la compro”, le responde Macri, despidiéndolo y cerrando el pacto con un apretón de manos.
Lo que sigue es parte del show y no tanto. Por un lado está la humorada pero, por el otro, se desata la confusión que decanta en esta nota. “¿La va a comprar, Mauricio?”, pregunta el notero. “Y sí, boludo, rompiste la cosa”, le contesta Macri a medias porque, por detrás, interviene ahora Facundo Minujín: “CQC”, acusa. “Ustedes dos me empujaron”, aclara el notero y grita: “Así se va Mauricio Macri que, gracias a Caiga Quien Caiga, acaba de comprar una hermosa obra de arte”, devolviéndole la pelota que Macri se pone a cabecear con Minujín: “La van a tener que pagar”, dice Minujín. “Sí, yo la compro”, asegura Macri. “No, vos no. Yo lo hago”, dice Minujín y, dándose vuelta hacia el notero, dice: “Me va a salir 4 mil pesos este chiste”. “No, pesos no, dólares”, le aclara el notero.
Luego todo se vuelve más predecible, pero no por eso menos lamentable. “Entre nosotros, Mauricio, me parece que les vino bien. Si no se la comprábamos nosotros no se la compraba nadie”, concluye el notero del programa, que supo merodear con cierta agudeza en el humor político. “Mauricio te acaba de comprar una obra”, le dice a la flamante mujer de Macri, que no entiende de qué le hablan. Y así termina la nota con “Mauricio Macri en arteBA, que se acaba de comprar una obra de arte hermosa y vos que lo viste acá, en Caiga Quien Caiga”.
Del otro lado del mundo estaba Seth Wulsin. El artista plástico neoyorquino que vivió en la Argentina desde 2005 hasta este año, había aceptado la invitación de Miau Miau para participar de la gran feria de arte porteña a fin de vender sus esculturas y financiar con lo recaudado un proyecto de otras dimensiones. “Cuando sucedió todo, yo estaba inaugurando otra muestra en Denver. Antes de salir para allá, leí el mail de un amigo contándome lo sucedido, pero ni le contesté porque pensé que me estaba cargando. Al día siguiente me mandó otro mail con una imagen de la obra rota.” La galería, por su parte, también se comunicó con el artista, diciéndole que “estaban haciéndose cargo de la situación”. “Entonces –explica Seth– también me dijeron que ellos atenderían lo que yo quisiera hacer. Pero yo estaba por un lado muy involucrado con la otra muestra y, por el otro, un poco confundido y no estaba seguro de qué sería lo mejor. Fue cuando vi el video de CQC que empecé a darme cuenta de lo que realmente había pasado.”
Y acá es necesario ir a la segunda parte editada para la tele. Porque mientras Seth esperaba respuestas, la gente de CQC visitaba el espacio de Miau Miau un poco para pedir disculpas y otro para dejar su no responsabilidad asentada. “El domingo fuimos a hacerle una nota más tranquilos al dueño de la galería, donde nos explicó quién era el artista y nos aseguró que el Gobierno de la Ciudad iba a hacerse cargo del tema”, dice Ernesto “Cune” Molinero, productor ejecutivo de CQC. Y eso es lo que sale al aire. “Esto no opacó lo que es una gran feria y por ahora la gente de Macri me llamó, muy correctamente me dijo que se iba a ocupar, así que supongo que estará todo bien”, dice López Seoane en esa nota, donde también asegura “que la gente ahora viene a ver la obra porque se transformó en una atracción”.
¿Qué pasó después? ¿Por qué el artista reclama al programa, a la feria y al gobierno ya no un resarcimiento económico sino prácticamente moral? “Al comienzo me quedé esperando, pero nada sucedió. Luego empecé a buscar a los involucrados. Le pedí a CQC que me diera el video sin editar, pero nadie respondió a mis muchísimos mails”, cuenta Seth, que a los pocos días, con su galería como único mediador, se encontró con que lo único que había obtenido era una oferta de arteBA para reparar la obra, una dirección de mail del tipo reclamos@saquenúmeroyespere.com y un 0800-seguí-probando del Gobierno de la Ciudad. Ahora, el artista se está asesorando con abogados para iniciar acciones legales contra los responsables del hecho. Ahora bien, ¿nadie se dio cuenta de que correspondía y de que sería más fácil, rápido y barato pagar y dar por terminado el asunto? ¿O todos creyeron que ya estaba solucionado? ¿Alguien está dispuesto a hacerse cargo ahora? No todo es tan claro como parece. Los testimonios y entredichos son de por sí una aventura. “La verdad, no puedo creer que esto esté pasando. Nosotros no le respondimos el mail no por un acuerdo con Macri de silencio sino porque estuvimos con mil cosas y nos colgamos. Pero de todos modos, a los pocos días de pasar el material al aire tiramos los crudos. Esto fue un accidente y ojalá que lo puedan solucionar”, aseguró Cune Molinero que, luego del llamado de Radar, se hizo un minuto para enviarle un mail al artista.
“Pese a que no era responsabilidad de la Fundación, arteBA ofreció desde un comienzo hacerse cargo de la restauración de la pieza para compensar lo sucedido. Luego de habernos puesto de acuerdo, Mariano López Seoane, el galerista que representó a Seth Wulsin en arteBA ’10 y que fue nuestro interlocutor en toda la comunicación referida a este tema, nos escribió confirmándonos que el artista no quería que la obra sea restaurada porque consideraba que la rotura había pasado a ser parte de la obra, del sentido y de la historia de la misma”, fue la respuesta oficial de arteBA.
“Mauricio se ofreció a comprar la obra, pero los de arteBA nos dijeron que por un lado ellos le habían ofrecido repararla y, por el otro, la obra tenía un valor agregado porque la había roto Mauricio y que el chico que la hizo ya no la quería vender. Ellos nos pidieron que nos abriéramos y así lo hicimos. No sabemos por qué sale ahora a hablar del tema”, esgrimieron desde el PRO.
“Ni bien sucedió todo, como era en el marco de una nota, la gente de Macri me dio un número de teléfono y quedamos en comunicarnos para arreglar la compra. La primera semana me atendieron y me fueron pateando de un día para el otro hasta que en algún momento no me atendieron más. En medio de eso vino la oferta de arteBA de arreglar la obra, pero el artista no estaba de acuerdo. Por otro lado, después en la Ciudad estalló todo lo de las escuchas y me pareció más oportuno esperar para insistir con el reclamo. De todos modos, Seth ya no quiere que Macri la compre”, explicó el responsable de Miau Miau.
Seth, por su parte, asegura que “con todo esto ya corté con la galería. Ahora, como están las cosas, no sé qué solución podría haber. Voy a hacer un proceso legal contra Macri porque no considero que esto haya sido en ningún momento un accidente y debe haber un resarcimiento; pero, claro, no voy a dejar que la escultura quede en sus manos. De todos modos, sí me parece importante decir que para mí esto es un destilado de cómo está actuando el poder en este momento de la historia en todo el mundo. El video muestra cosas muy concretas sobre con qué tipos de personajes estás tratando y cuál es la relación de todos ellos con el arte en sí. Ahí se ve lo que es Macri, un hombre al que sabemos que no le importa nada, y Facundo Minujín, que aparece como su ladero buscando que Macri se despreocupe. En ese sentido, lo que más me molestó fue la actitud de Facundo. No creo que un director de una feria de arte pueda actuar así, y menos en su propia feria. Pero también sabemos que Minujín es el representante financiero de un banco mundial como es el J.P. Morgan y por eso se entiende que arteBA proponga cosas como arreglar la escultura, lo que para mí es realmente muy ridículo. Que sea de vidrio no quiere decir que lo tenga que arreglar un vidriero. En el fondo, esto no se puede reparar de no haber un cambio esencial en los involucrados”.
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