HALLAZGOS > EL CHICAGO NEGRO DE LOS ’70
A mediados de los ’70, en el extremo más sur y negro de Chicago, un fotógrafo blanco descubrió un bar chiquito que rebasaba onda, música y personajes. Con su novia negra, consiguió entrar su cámara y hacerse amigos. Casi cuarenta años después, el sello Numero Group de la ciudad, dedicado a rescatar del olvido joyas culturales y musicales, editó un libro que recopila esas fotos donde confluyeron el pasado y el futuro de la música negra norteamericana. Además, viene con dos vinilos que recopila la música que se escuchaba ahí adentro.
› Por Martín Pérez
“En un bar no suceden muchas cosas. Pero si uno se acerca lo suficiente, las cosas sutiles se convierten en hermosas”, asegura el fotógrafo Michael Abramson, casi cuatro décadas después de capturar las imágenes recopiladas en ese maravilloso volumen titulado Light on The South Side, un particular retrato del mundo de los bares nocturnos del sur más negro de la ciudad de Chicago, a mediados de la década del ’70.
“No recuerdo cómo fue que me enteré de la existencia de un lugar llamado Pepper’s Hideout”, escribe Abramson en el texto incluido en el libro, refiriéndose al bar donde empezó todo. “Una noche pasé por ahí, me quedé apenas cinco o diez minutos, y decidí irme, pensando: ‘Acá no puedo sacar fotos’. Fue entonces cuando escuché la voz de alguien que me dijo: ‘¿Dónde estás yendo? ¡Volvé a entrar!’. Y así fue como empecé”, recuerda el autor de un volumen que –editado junto a un doble álbum de vinilo conteniendo la música que se escuchaba durante aquellas noches– llegó a ser nominado a un Grammy en la categoría mejor box set (injustamente ganado por Under Great White Northern Lights, de White Stripes) y cuya sencilla existencia tal vez sea uno de los mejores argumentos a favor de la edición tradicional de libros y discos ante el avance digital.
Rescatando el resultado de dos años de trabajo –entre 1975 y 1977–, con Abramson saliendo entre cinco o seis noches por semana, y sacando media docena de rollos blanco y negro por noche, Light on The South Side es, junto a su complemento musical, la indudable
joya de la corona de Numero Group, un original y esforzado sello de Chicago dedicado desde mediados de la década pasada a recuperar del olvido artefactos culturales y, especialmente, musicales. Cada uno de sus lanzamientos articula de tal manera presentación y contenido, que resultan casi inseparables uno del otro, algo que sucede tanto en sus indispensables rescates del catálogo de viejos sellos regionales –como Capsoul, Bandit o Deep City, entre tantos otros, todos parte de una colección apropiadamente bautizada Eccentric Soul– como en el resto de los proyectos, ya sea música transplantada de sus orígenes, como la escena soul de Bélice o la de salsa en Chicago (de la serie llamada Cult Cargo) o sus fascinantes Local Customs, donde compilan grabaciones de estudios de barrio, hechas por sus vecinos, amateurs y no comerciales, pero que terminan resultando increíbles fotografías de época, además de estar llenas de muy buena música.
Los últimos proyectos de Numero Group han sido un lujoso relanzamiento de la obra de Syl Johnson, un olvidado intérprete soul (que se presentaba como “más soul que Marvin, más funky que James”), redescubierto gracias al mastodóntico Complete Mythology, candidato puesto al próximo Grammy. Y también la edición de un flamante dvd rescatando del olvido los cortos animados que un artista llamado Al Jarnow realizó para programas como Plaza Sésamo, así como toda su obra más experimental. “Para nosotros es lo mismo compilar cortos que millones de personas han visto en televisión pero nunca supieron quién los hizo, como rescatar del olvido fotografías de los bares de la zona sur de Chicago”, explicó Michael Slavoch, uno de los productores del sello creado en 2003. “Simplemente queremos compartir y preservar cosas que pensamos que son importantes e inspiradoras.” Pero, dentro de ese universo, el revelador Light on The South Side resulta indudablemente un punto de inflexión dentro del sello, poniendo por primera vez la música como nota al pie de las fotografías de Abramson, celebradas por Nick Hornby en un prólogo entusiasta.
“Es verdad que la mayoría de la gente que puebla estas fotos son más Superfly que Chess Records pero, a mediados de los ’70, Muddy Waters y Howlin’ Wolf estaban tan cerca de esta gente como Nevermind lo está ahora de nosotros”, escribe allí el autor de Alta Fidelidad. “Lo sorprendente es que, en cada una de estas fotos, es posible ver no sólo el pasado sino también el presente y el futuro de la música negra norteamericana, toda mezclada. Puede ser un truco de la perspectiva pero, aun así, la mitad de los años ’70 parece el último momento en que al pasado y al futuro se les permitió coexistir tan pacíficamente. Hoy en día, el mundo moderno sabe cómo ceñirse a nuestros gustos, y nadie tiene que lidiar con nadie que no sean exactamente como ellos. Lo que está muy bien, pero las ideas son mucho más difíciles de encontrar si todo el mundo piensa igual. Si uno mira estos clubs como cuartos llenos de ideas, entonces es fácil comprender por qué éste fue un período sorprendentemente fértil para la música negra norteamericana.”
Según cuenta Abramson, llegó a ser un participante de esas noches, no sólo una mosca en la pared. Se acuerda de cómo lo llamaban por teléfono las noches que no estaba ahí para avisarle que había algo que tenía que fotografiar. Y una noche en que lo invitaron a una fiesta, y cuando apareció ahí resultó ser una reunión del Partido Comunista. “Suerte que no llevé conmigo a una chica”, escribe. Y agrega: “Recuerdo haberle dicho a una mujer, que me acababa de invitar a un club que era nuevo, que no quería meterme en ningún problema. Sacando una pistola de su cartera, me respondió que ella tampoco quería eso”. En su texto, Hornby recuerda que el fotógrafo Birney Imes, autor de un libro similar llamado Juke Joint, dijo alguna vez que “la fotografía era una excusa para visitar mundos que han sido prohibidos o resultan inaccesibles”. Y agrega que, tanto para Imes como para Abramson, el trabajo vergonzante e intrusivo de fotografiar personas en medio de una salida nocturna es fruto tanto de coraje como de una extraña sensación de invisibilidad. Pero el resultado es el mismo: hacernos sentir que estamos ahí. Y empujarnos, más allá de las risas y la música, el alcohol, los cigarrillos y las drogas, a la contemplación de la mortalidad de los participantes.
Abramson afirma que Brassai, que fotografió el París nocturno de fines de los ’20, siempre fue uno de sus fotógrafos preferidos. “Sus fotos capturaban el gran mundo de la vida nocturna”, explica Abramson. Por eso, cree que el título de su casi milagroso y apasionante libro, traducible como Luz en el Lado Sur, “se refiere al hecho de estar iluminando sólo una parte de una narrativa global y en sombras, que se continúa esta y cada noche”.
Light on The South Side sólo se consigue en las disquerías de importados o vía numerogroup.com
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux