CASOS > PETA CONTRA JANET JACKSON POR SU CAMPAñA DE PIELES
“Ya sabes que me enloquecen las pieles, querida, son mi único amor, adoro las pieles. Y dime, ¿qué mujer hay en este horrible mundo que las odie?”, pregunta la célebre Cruella de Vil, deseosa por despellejar a los cachorritos de dálmata que acaban de nacer para hacerse un tapado nuevo. La más villana de las villanas que dio la Disney es no sólo un icono de la maldad que sale airoso incluso de sus patéticas remakes, sino la primera campaña que dijo a toda una generación que para que una persona horrible como Cruella luciera un esplendoroso tapado había que pasar a degüello a muchísimos simpáticos bichitos.
Pasaron cincuenta años desde entonces y el activismo dejó la pantalla para volverse tan de carne y hueso como los 384.000 animales que mata por día la lujosa industria de la peletería con técnicas como electrocución anal, asfixia, palazos o desollamiento.
Desde Brigitte Bardot subiéndose al barco de Greenpeace para registrar y frenar la cruenta matanza de focas bebés en los ‘70; los ataques con pintura sobre los mismos tapados en los ‘80; las modelos que en los ‘90 se paseaban desnudas bajo el slogan “mejor desnuda que con pieles”, hasta el envío de animales muertos al despacho de la editora de Vogue, Anne Wintour, unos pocos años atrás, los activistas han demostrado que saben cómo metamorfosearse adoptando el marketing de la época.
“Las personas aman a los animales, el problema es en muchos casos que no tienen idea de qué es lo que hacen con ellos.” Bajo esa consigna, la asociación más activa del mundo, PETA (People for Ethical Treatments of Animals: Personas por el trato ético a los animales) ingresa con cámaras ocultas a peleterías para registrar cómo mediante torturas cruentas los criadores logran hacer gritar a los históricamente mudos conejos, dejan a mapaches sobre los restos de otros mapaches esperando su turno, o –el más truculento y reciente de todos– cómo se usan perros y gatos para completar tapados en las peleterías chinas. Con la realidad como arma poderosa, la mala imagen de esta industria ha logrado que en lugares tan fashion como Londres, París o Manhattan pasearse ataviada en pieles sea algo así como entrar fumando en una maternidad.
PETA cuenta con el apoyo de más de dos millones de asociados y cientos de estrellas de renombre, muchísimos con injerencia en el mundo de la moda como Paul y Stella McCartney, Dita Voon Teese, Vivienne Westwood, Eva Mendes y Natalie Portman, y han logrado que cada vez más marcas prefieran renunciar a las pieles antes que ser escrachados públicamente. Pero claro que, como en todo, hay excepciones. Tal es el caso de Janet Jackson, que por segundo año consecutivo posó para Blackgama, empresa peletera norteamericana especializada en visones.
“Es increíble lo que algunas celebrities pueden hacer cuando su carrera empieza a caer. No creímos que Janet estuviera tan desesperada... teniendo en cuenta que ella sabe muy bien lo que es el sufrimiento y la muerte injusta, podría reconocer que eso es lo que sucede en la producción de pieles”, fue el palito que le tiró la vocera de PETA Amanda Schinke. El siguiente paso de la ONG fue aparecérsele a la cantante en la antesala de un show. Fue en febrero, en Manila: disfrazados como esqueletos inauguraron el tour de la hermana de Michael sosteniendo carteles que decían “Las pieles son muerte”. Del otro lado, desde el departamento de marketing de Blackgama aseguran que la cantante “se involucró en el diseño de la colección de quince prendas a fin de que adoptara su personalidad y sofisticación”. Fueron los fanáticos más fanáticos de Janet los que tomaron la posta y empezaron a darle la espalda. Las redes sociales hablan de cientos de ellos que ya no van a escucharla y la semana pasada Sean Oltersdorf, un joven de Michigan que cuenta con una colección de memorabilia de JJ que reunió durante 25 años decidió ponerla en venta y donar todo lo recaudado a la causa de PETA. Bajo el título “Beter Naked than Nasty” (Mejor desnudo que desagradable), Oltersdorf puso discos, ropa y fotos de la cantante en e-bay junto con la foto de una de sus mascotas: chinchillas recuperadas de un trato infernal.
Mientras tanto, acá, nuestras Cruellas vernáculas (Graciela Alfano, Carmen Barbieri, Moria Casán y Ricardo Fort) devuelven las pieles de canje con las que la peletería Breeders los vistió en sus presentaciones televisivas de este año, y se preparan para descollar en nuevos espectáculos olvidables. Con un poco de suerte, el invierno que viene se encuentren con sus propias campañas de repudio.
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