Dom 10.02.2013
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ENTREVISTA > BALTASAR COMOTTO, EL GUITARRISTA DE SPINETTA Y EL INDIO SOLARI

Todo un palo

De Luis Alberto Spinetta al Indio Solari. Así fue el camino musical de Baltasar Comotto, un guitarrista cuyo sonido explosivo llevó a que el ex cantante de los Redondos lo califique como “pornográfico”. Fanático de Miles Davis pero también de John Frusciante, el guitarrista de los Red Hot Chilli Peppers, Comotto le cuenta a Radar cómo diez años atrás un llamado telefónico de Spinetta le cambió la vida, considera que cada momento con el Indio es un clase maestra y celebra haber podido reunir sus dos estilos tan demandantes e intensos en su último disco, Blindado.

› Por Santiago Rial Ungaro

30 de junio del 2003. Baltasar recuerda que fue ese día, el mismo en el que murió María Gabriela Epumer, que, en el contestador del teléfono de esta misma casa en la que cada 15 minutos pasa rugiendo algún auto a toda velocidad jugando picadas, escuchó un mensaje con la inconfundible voz de Luis Alberto Spinetta. Ahí, desde la grabadora del contestador automático lo convocaba a participar como guitarrista de la presentación del disco Para los árboles en el Gran Rex: “No me lo olvido más: me acuerdo de este día y se me pone la piel de gallina”. En esa misma casa, una esquina escondida entre graffiti y enredaderas que antes perteneció a su cuñado, el bajista Fernando Lupano, Baltasar ofrece un mate y comenta que “cuando estaba tocando a fin del año pasado, abriendo para Jack Bruce en el Gran Rex, justo me acordé de eso”, dice y recuerda que el 2002 fue “el peor año de mi vida”, y que el año siguiente venía en la misma sintonía hasta que respondió instantáneamente el llamado spinetteano. Cuando Baltasar recuerda sus comienzos musicales comenta que su familia, sus padres y sus hermanos, cada uno a su manera, fueron decisivos en su destino: “Yo nací en Buenos Aires pero viví un tiempo en España. Ahí escuché mi primer cassette de Almendra. Nosotros nos fuimos del país en el ’77 y regresamos en el ’83. Yo tengo un hermano allá, Agustín, que es dibujante y que hace 12 años que está radicado allá. El me pasaba todas las bandas de post punk como Joy Division, New Order o Nina Hagen”. Pero no es por ese hermano sino por su hermana Natalia que Baltasar entró en el ambiente de la música: “Mi hermana vive con Fernando Lupano en Madrid, con mis dos sobrinos”. Lupano es conocido por ser el bajista de las bandas solistas de Charly García entre fines de los ’80 y comienzos de los ’90, desde Parte de la Religión hasta La hija de la lágrima, pero entre todo lo que hizo después llegó a tocar con Willy Crook. De ahí proviene la conexión de Baltasar con el pianista Patán Vidal –compinche del Crook más cool– y con el ambiente del jazz. “Yo empecé a tocar bastante en bares con Patán, y la verdad es que eso me abrió muchas puertas.” Hijo de un abogado laboralista y una arquitecta, Baltasar también rescata la discoteca familiar como parte de su ADN musical: “Mi viejo tenía vinilos de Band of Gypsys, el trío que armó Jimi Hendrix junto a Billy Cox y Buddy Miles, The Beatles, pero también de Charlie Parker y Miles Davis”. Comotto recuerda “todo un período en el que estaba muy metido en estar incorporando vocabulario y aprendiendo standards, o tocando en jams”. Aunque estudió algo de jazz con Facundo Bergalli, lo suyo fue más bien encerrarse a estudiar “lo que me gustaba, ya sea sacar solos de Hendrix o de Jimmy Page, o algún solo de Charlie Parker o de Miles Davis”.

LA CANCION SIGUE SIENDO LA MISMA

Hoy en día Baltasar está abocado a la presentación de Blindado, su segundo disco. Un excelente y original disco de rock y canciones que de alguna manera redime a la predecible escena rockera. Doce canciones vehementes en las que el rock bombástico se alterna con algunas piezas más sutiles que demuestran que lo suyo no es sólo rock & roll. Y aunque muchos lo conocen como “el guitarrista de” (entre el 2010 y el 2011 tocó simultáneamente con Spinetta y el Indio Solari), Baltasar reconoce que no es su interés ser un virtuoso: su eje está puesto en las canciones: “Para mí virtuosismo puede ser un tipo que toque lento y que capaz que toca dos notas y te arranca la cabeza: eso también es un grado de virtuosismo. Para mi forma de ver las cosas el virtuoso es alguien que te compone una buena canción”. La canción sigue siendo la misma, más allá de de dónde sea: “Desde que llegué de España, hasta 1997 y 1998, durante todo ese tiempo me copaba la música de afuera: Nirvana aún me vuelve loco”. Comotto recuerda haber estado en River cuando la banda de Kurt Cobain amagaba con tocar “Smells like Teen Spirit”, y paraban porque estaban enojados por cómo había tratado el público a su banda soporte, un grupo femenino llamado Calamity Jane. La lista de sus fanatismos fechados en los ‘90 se multiplica: Trent Reznor de NIN, los Red Hot Chilli Peppers, Sonic Youth, Soundgarden. “John Frusciante es uno de mis artistas favoritos, un genio como violero, y un compositor terrible. Me encanta Miles Davis pero a la vez Sigue Sigue Sputnik me parece una banda terrible. Yo siempre estuve abierto a las cosas buenas, pero soy muy puntual para las cosas que me gustan: Kiss, por ejemplo, no me gusta. Con el tiempo te ponés menos totalitario”, comenta y acepta con una sonrisa que supo revolear vinilos de pibe, y más aún: “He roto alguna guitarra en algún momento extremo sentimentalmente. Pero nunca rompí una viola como parte del show: el otro día vi a Green Day rompiendo una guitarra y me pareció un gesto demasiado mediático”.

LAS CLASES MAESTRAS

Lo cierto es que en Rojo (2008), su primer disco, el impacto de ser músico de Spinetta era más evidente. Pero si su música era más “groovera” y funky, influenciada por músicos como D’Angelo y el hip hop, en su segundo disco se hace evidente la importancia de su experiencia junto al Indio Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado: con ellos grabó en sus tres discos solistas y sigue tocando hasta el día de hoy. “El poderoso carácter de su música la hace apropiada para estudiantes de psiquiatría bélica. Su sonido casi pornográfico hace hervir los tragos”, escribió el mismísimo Indio sobre Comotto en la revista Recordplay, que se las ingenió para lograr conciliar dos imaginarios y universos artísticos tan demandantes e intensos como los de Spinetta y Solari. Tocar con los dos al mismo tiempo, algo que sucedió durante varios meses del 2005, podría haber resultado imposible para cualquier otro. No para Comotto. De algún modo, Baltasar se la bancó y su último disco (en el que llegan a cantar ambos como invitados, Spinetta en “Las Penas” y el Indio en “A lo mejor”) es un testimonio de esa experiencia mutante. “Te digo que es impagable ver al Indio cantando un tema tuyo”, dice Comotto sobre el ex cantante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, al que le tuvo que mandar el tema por Internet. “Sí, tiene tiempos raros, pero cada vez que tenés la oportunidad de juntarte con él es una clase maestra de rock. Es un tipo muy profesional y a la vez muy impredecible, un tipo con un compromiso increíble con su música, con su gente y con su arte”. Grabado en los estudios Circo Beat y mezclado en la Diosa Salvaje por gestión del propio Spinetta, las mezclas finales de Blindado contaron con la participación de un maestro pizzero muy especial. “Creo que todo el esfuerzo valió solamente para comer las pizzas que hacía Luis”, recuerda el guitarrista. “Nos sorprendió con un inolvidable almuerzo que nos dejó de siesta: un gran banquete de pizzas caseras que nos dejó anestesiados por la buen onda y la amabilidad absoluta. Spinetta era un erudito en el tema de pizzas. Con la gente con la que estuvimos en la producción del disco no podíamos creer las bandejas que traía.”

Baltasar Comotto toca este viernes en Circus Rock Bar, Florencio Varela 1998 (San Justo), a las 22. Repite el viernes 22 en XLR, Tribulato 449 (San Miguel).

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