Entrevista Cantante de soul dueña de una voz extraña, ronca, inconfundible y actriz potente que todavía está por encontrar su techo, Macy Gray se hizo muy famosa en 1999 con una canción fabulosa, “I Try”. Desde entonces fue construyendo una carrera con altibajos y grandes cumbres, especialmente en discos como Covered –donde versionó a Metallica, Radiohead y Eurythmics– o la regrabación completa del clásico Talking Book, de uno de sus héroes, Steve Wonder. Mañana y pasado toca en Niceto, donde presentará canciones de su próximo disco, The Way, y antes del show habló con Radar de sus comienzos, su particular físico, la legalización de la marihuana y el futuro de la música negra.
› Por Sergio Marchi
Macy Gray parece estar genuinamente sorprendida cuando se la felicita por las elogiosas críticas recién recibidas. Por teléfono, da la impresión de que no entiende de qué se le habla y pide precisiones. Es que el día de la entrevista apareció un artículo en el prestigioso y popular diario L. A. Times sobre la película The Grim Sleeper, la historia de una periodista que investiga una serie de crímenes relacionados porque todas las víctimas son jóvenes negras. Y Macy Gray hace de una de ellas, Margette, la única sobreviviente. “La revelación de la película es la actuación de Macy Gray, que conjuga una peculiar mezcla de dureza con humor infantil (en torno de su rol)”, sentencia el artículo. “Really?”, grita ronca e incrédula Macy Gray, que ni siquiera sabía que el L. A. Times había publicado algo sobre el film. Será la única vez que la cantante, conocida por su ronquera melodiosa, tenga tono ronco en toda la conversación. Su voz hablada parece tan diáfana como la mañana que preside la charla, a las nueve, hora de California, con un sol gentil que entibia pero (todavía) no abrasa. Los tiempos de ir de fiesta en fiesta quedaron atrás para Macy, que ahora se encuentra un poco más tranquila porque sus tres hijos ya son todos adolescentes. Pero también por eso encara la mañana desde bien temprano, y ya lleva varios cafés encima.
Se dio a conocer al mundo en 1999 con su primer disco, On How Life Is, un moderno mix de recursos extraídos del soul, y sazonados con técnicas de hip-hop. Se asemejaba a una versión femenina de Tricky mezclada con el toque liviano de Morcheeba. “Una mezcla de Marge Simpson con el Pato Donald”, dictaminaron algunos críticos, que no obstante debieron consignar que se trataba de un sorprendente debut que vendió millones de copias en todo el mundo gracias al éxito de “I Try”, una ardorosa balada romántica en la que condensa el dolor de su separación con un rugido: “Mi mundo se derrumba si no estás aquí”. Lo cual es curioso, porque es el fin de su matrimonio, pero también el comienzo de su carrera.
“Esa es una canción muy especial para el público, y también para mí –explica Macy–; como ahora estamos haciendo la gira a catorce años, para salir de los números redondos, del lanzamiento de On How Life Is, la canto en vivo siempre. Y la siento igual que cuando la grabé en su momento. Aunque sea una canción de desamor, me siento bendecida por el éxito que tuvo originalmente, y me parece que todavía suena bien. Me gusta que todo el mundo la recuerde y que sienta que, en algún punto, tiene que ver con su propia vida.”
La irregularidad ha sido la norma en la carrera y en la vida de Macy Gray, que adoptó ese nombre artístico (el verdadero es Natalie McIntyre) un día en el que se cayó de la bicicleta que solía montar a velocidades imprudentes en su ciudad natal, Canton, Ohio. Chocó contra un cerco y después de comprobar que nada verdaderamente malo le había sucedido, miró hacia el buzón del correo de la casa y leyó el nombre: Macy Gray. Creció mamando el soul de Motown y Stax (“Aretha Franklin es mi cantante favorita, siempre”), y tras varios años de estudios musicales comprendió que, si no salía de Canton, no podría tener una carrera en la música. Sus amigos pensaban que su tono de voz era muy raro y ella de algún modo se hizo cargo. Algo parecido pasó con un compañero de colegio, Brian Warner, después mundialmente conocido como Marilyn Manson. “íbamos a diferentes divisiones, nunca tuvimos contacto dentro de la escuela. Pero sí nos cruzamos dos o tres veces en fiestas y nos saludamos. Cada uno con su propio maquillaje”, explica, divertida, el vínculo.
En Los Angeles participó de bandas informales, y como ocasional suplente grabó en un demo. Pero en las posteriores sobregrabaciones del cantante titular hubo una canción donde por alguna razón dejaron la voz de Macy. El demo comenzó a circular, y muchos hombres de discográficas repararon en su registro distintivo, más que en el del vocalista principal. Simultáneamente, Macy Gray se enamoró locamente de un corredor de Bolsa, con el que tuvo sus tres hijos y del cual se separó en 1998. Y en ese remolino, apareció una compañía interesada en ella. On How Life Is parecía un disco de vida corta, una anomalía para el fin de siglo, pero tras un arranque lento el álbum se convirtió en una tromba, y Macy en una diva. “Yo era muy joven y no sabía nada ni del negocio de la música ni del mundo –reconoce Gray–. Siento que maduré en lo artístico, pero me cuesta un poco verme a mí misma quince años atrás porque era una clase muy diferente de persona. Antes salía todo el tiempo, ahora no tengo ganas de salir y prefiero quedarme en casa. Y también creo que es un tiempo muy diferente, no sólo para mí, sino también para el mundo.”
Lejos de la proyección industrial que le vaticinaba una carrera fulminante, los dos discos subsiguientes, The Id (2001) y The Trouble with Being Myself (2003), fueron tibias réplicas del primero y terminaron por enfriar su carrera. La compañía decidió que era tiempo de un “grandes éxitos”, y la decisión se reveló prematura: las ventas siguieron estancadas. Fue por ese entonces que Macy Gray dio a conocer su diagnóstico de bipolaridad, generando un morboso interés de prensa y una lección: hoy se rehúsa a hablar del tema. Se mantuvo un tiempo retirada, intentó con otros dos discos, y comprobó bien eso de que “la locura es querer obtener distintos resultados con procedimientos idénticos”. Entonces, pateó el tablero con mucha delicadeza y se dedicó a hacer un disco de versiones. “Esa es una idea que yo tenía en la cabeza y que venía queriendo hacer desde hace mucho tiempo, pero costaba mucho convencer a una compañía discográfica de editarlo cuando les decía que no eran nuevas canciones sino interpretaciones de otros autores. No entendí por qué tanta resistencia a la idea. Finalmente, cuando encontré la compañía adecuada pudimos hacer el disco. Yo entendí de movida que no se trataba de hacer uno o dos discos comerciales; era más que nada un proyecto divertido. Pero quería hacerlo.”
Es difícil decirle que no a una mujer que es como una amazona azabache de un metro ochenta de altura y pelo de color naranja. “Cuando hice mi tercer disco, jugaba con que el problema de mi vida era ser alta. Pero en verdad no es un problema ser alta: lo difícil es encontrar buenos zapatos que aguanten bien la estructura, me permitan caminar medianamente cómoda y que se vean lindos.” Su disco Covered (2012) resultó ser un excelente par de zapatos que le permitió salir caminando con elegancia del pantano que encontró en su carrera. “Lo que elegí fueron canciones que me gustaban, a las que yo les pudiera dar mi voz, y para eso necesitaba poder conectarme bien con ellas a través de las letras. En definitiva, canciones que pudiera cantar desde el corazón. A mí me mata la versión que hace Nina Simone de ‘My Way’, pero no quería ser obvia, y por eso elegí canciones que fueran relativamente modernas. Mi favorita del disco es ‘Here Comes The Rain Again’, de Eurythmics, que es una de mis canciones predilectas desde siempre. En cambio, ‘Nothing Else Matters’ de Metallica, me gustó por la letra. No me consideraría un fan de Metallica, me gustan algunas de sus canciones, pero si voy a ser honesta, no soy muy fan del heavy-metal en general. Yo no soy fan de bandas, pero definitivamente soy una fan de canciones. Como ‘Wake up’, de The Arcade Fire, que me gusta mucho, pero como fan total no sirvo; siempre me gusta un poco de cada cosa. Y ése fue el espíritu del disco.” ¿Y le preocupó la opinión de los autores de las canciones? “Ese fue un problema posterior. Por ejemplo, todavía no sé si a Thom Yorke le gustó la versión que hice de ‘Creep’; se lo conté en un aeropuerto cuando me lo crucé, pero no lo volví a ver y no sé si le gusta lo que hice con su canción. ¡Espero que sí!”
Redobló la apuesta en la movida siguiente, y apostó a reproducir todo un disco: Talking Book de Stevie Wonder, quien se sintió halagado por el homenaje, pero le susurró su opinión al oído a Macy, y ella prometió no contar lo que él le dijo. “Lo siento, no te puedo contar nada”, se defiende.
“¿Lo primero que me llamó la atención en Buenos Aires? Ver gente jugando al fútbol en las plazas. Cuando iba del aeropuerto al hotel, me fijé en eso y me encantó porque acá en Estados Unidos todo es básquetbol. Me encantó Buenos Aires; los hombres son hermosos y mis amigas tienen novios en Argentina. También recuerdo lo buena que era la comida y que me encontré con los Duran Duran y cené con ellos. ¿Con quien me voy a encontrar esta vez?” Aparentemente con nadie, pero por unos días de diferencia, lo que le dará una breve exclusividad de artista internacional.
El público porteño tendrá el privilegio de escuchar alguna de las nuevas canciones de Macy (el 14 y 15 de abril toca en Niceto). Su nuevo disco de temas propios se titula The Way. “Vamos a tocar solamente dos o tres, quizás alguna de las versiones que grabé en los dos últimos discos, y el resto serán clásicos.” Lo primero que se conoce de The Way, que se editará llegado el invierno austral, es un video “viral” que hizo un chico de veinte años. “Es fantástico el clip, pero yo no tuve nada que ver, y antes de que preguntes, estoy fumando un cigarrillo, no un porro.” Es que la canción se llama “Stoned’, y en el video se suceden un montón de fotografías de celebridades que arrancan con Bob Marley; el resto son conocidos “fumones” del mundo del espectáculo, algunos sorprendentes: Tom Hanks, Miley Cyrus, Britney Spears, Frank Sinatra, Dean Martin, Robert Downey Jr., Lenny Kravitz, Johnny Depp y siguen las firmas.” Macy no tiene problemas en reconocer que la canción sí la compuso fumada, “una noche en que mi novio no volvió a casa y yo me puse como loca”.
Su opinión acerca de la legalización de la cannabis, contra lo que se podía suponer, es ambigua: “Estoy en el medio de las dos posiciones. No sé muy bien si debería o no apoyar la legalización, soy honesta. Hay países como Holanda, donde había como una legalización de hecho, que están retrocediendo un poco. Entonces, me genera dudas sobre si es bueno que la gente fume tan libremente. No estoy tampoco en contra de la legalización, pero me gusta más el uso ‘sagrado’ de la marihuana. Yo entiendo que eso puede generar dinero para un país, pero la verdad es que no tenemos idea de lo que va a hacerse con ese dinero, dónde va a ir a parar. Me parece también que es algo que puede estar sujeto a lobbies, como el de los cigarrillos, que es algo completamente pernicioso. No estoy segura de que la legalización sea una buena idea. El autocultivo me parece mejor; que cada uno pueda tener lo que quiera, aunque también entiendo que el hecho de que sea ilegal es lo gracioso del asunto. Entiendo más eso que el argumento de que hay que legalizar porque genera dinero para el país. Y al final todo se resume a eso: el dinero que puede generar”.
Macy adelanta que su próximo disco “es realmente crudo. Es más crudo que todos los anteriores. Pero al mismo tiempo es un disco más orquestado y, creo yo, más sólido. Mucho más simple. No es un disco para multitudes de jóvenes sino para gente que ha vivido un poco más. La música está en un período muy extraño en la actualidad, y me cuesta mucho tratar de identificar cómo suena la música soul en estos momentos. No es que yo haga soul, pero si querés ponerme alguna etiqueta ésa sería la más cercana a lo que hago. Es muy difícil darse cuenta de si hay un renacimiento del soul o no, pero lo que sí veo es que mucha gente joven se está volcando a los sonidos de la vieja escuela, buscando hacer discos como Ray Charles. También hay un renacimiento de la música disco, del jazz, del funk y del viejo R&B. Es imposible predecir cómo va a evolucionar la música pero sí que se siente un poco más de alma en ella. Lo que no veo es alguien intentando hacer que el soul vuelva a ser popular en estos momentos. Veremos cómo me va con el próximo disco. Tiene mucho soul y estoy muy orgullosa de él. Hay que esperar a ver cómo lo toma la gente, pero me parece que es un buen momento”.
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